El negocio de la inversión colectiva está en auge en España y, al igual que otras actividades, está bajo el control de los bancos impidiendo la entrada de pequeños competidores independientes dispuestos a implantar modelos con más ventajas para los clientes. El patrimonio de las sociedades y los fondos de inversión comercializados en España alcanzó los 483.000 millones hasta septiembre de 2019, lo que equivale al 39% del PIB, el doble del peso que tenía en 2012. “En los últimos años, más del 80% del patrimonio de los fondos de inversión mobiliaria registrados en España ha sido administrado por gestoras filiales de bancos españoles”, frente a “más del 50% de las gestoras” que son filiales bancarias en Europa, afirma un artículo del Boletín Económico del Banco de España hecho público este martes.
El beneficio que reporta el control de este negocio es doble: por un lado, “este vínculo puede influir en la actividad”, en decir en la compra de acciones y de deuda privada bancarias por parte de estos fondos, y también “se benefician a través de las comisiones de comercialización, gestión y custodia que perciben”. De los 10 grandes gestores de patrimonio y sociedades, siete son relevantes bancos españoles, según Inverco.
El análisis, titulado Evolución de la industria de la inversión colectiva en España entre 2008 y 2012, escrito por Laura Álvarez y Sergio Mayordomo, indica que la concentración bancaria ha aumentado de manera “muy significativa entre 2012 y 2015 por las fusiones de bancos”.
“Una interconexión particularmente relevante”
El supervisor habla de una “interconexión particularmente relevante entre las gestoras filiales de bancos. Así, en junio de 2019, las acciones de bancos españoles en manos de fondos de inversión con vocación de inversión en renta variable gestionados por grupos bancarios representaban el 9% del patrimonio de estos fondos, frente al 4,7% del patrimonio del resto de los fondos de inversión con la misma vocación registrados en España”. Es decir, los bancos tienen una clara tendencia a comprar sus propias acciones con el dinero de sus clientes, pese a ser de las que peor rentabilidad ofrecen en la Bolsa en los últimos años- Esta estrategia implica bajas rentabilidades en estos productos. Entre los 10 mejores fondos de 2019 solo dos estaban gestionados por grandes bancos.
No hay que olvidar que, según este estudio, la ratio entre la inversión en instrumentos de inversión colectiva y los depósitos de los hogares y las empresas se redujo al 20% en 2012″, pero ahora ya representa “más del 40 %”. Los hogares son los partícipes mayoritarios de las instituciones de inversión colectiva (IIC) con un 78% de su patrimonio en 2019. “Desde 2013 se ha observado un crecimiento del patrimonio de los fondos de inversión” por “el descenso de la remuneración de los depósitos bancarios, así como por unas condiciones más favorables de los mercados financieros”, apunta el documento.
El Banco de España advierte de la situación y dice: “El incremento del patrimonio de la industria de la inversión colectiva en España, el elevado grado de concentración, su interconexión con el sector bancario y la mayor asunción de riesgos durante los últimos años sugieren la necesidad de un análisis profundo y continuado de esta industria para valorar tanto su resiliencia como la del sector financiero en su conjunto”.
Bancos y fondos unen su destino
El informe indica el riesgo de esta situación al decir que “las valoraciones de mercado” de las acciones de los bancos tendrán “una influencia relevante en la rentabilidad, pero también cambios bruscos en las tenencias de estos activos puedan afectar a las condiciones de financiación del sector bancario”. Y añade que las gestoras “también invierten en activos líquidos, como depósitos bancarios y repos, cuya contrapartida generalmente son bancos españoles, con lo que por esta vía se produce otro canal de conexión directa. En junio de 2019, el peso de estos activos en el balance de los fondos de inversión mobiliarios se situaba en torno al 6,9%”.
El artículo refleja un tercer riesgo. Las gestoras también invierten, un 11%, en bonos soberanos españoles, que representan el 7% del total de los activos de la banca española. El informe advierte de que “ventas aceleradas de estos activos por cualquiera de los dos grupos de entidades podrían afectar a la valoración de las carteras de inversión del otro grupo”.
Hasta mediados de 2019, la cuarta parte del total del volumen de los activos gestionados tenían vocación de renta variable. Otra tendencia que ha caracterizado la evolución de las carteras de las gestoras españolas durante los últimos años ha sido el aumento del porcentaje del patrimonio invertido en otros fondos, “que pasó del 9% de 2009 al 30% en 2019”. ¿Por qué? El supervisor entiendo que podría obedecer a la búsqueda de una mayor eficiencia en la gestión de las inversiones, pero también por ganar más dinero en comisiones. “Esta práctica podría conllevar un aumento de los gastos soportados por los partícipes, debido a los mayores costes repercutidos a través de las comisiones (de suscripción y reembolso y de gestión) asociadas a las inversiones en otros fondos. Hay que tener en cuenta, además, que estas comisiones repercutidas indirectamente no se computan a efectos de los límites máximos legales”, un aviso muy claro.
Por último, el Banco de España constata el éxito de los países con mejores legislaciones fiscales dentro de la Unión Europea, lo que les permite hacer competencia en la zona euro. “Los países de la UEM que acumulaban el mayor porcentaje de patrimonio a finales de 2019 son Luxemburgo (34% del total de la UEM) e Irlanda (21%), seguidos de Alemania (18%) y Francia (11%), mientras que España se sitúa en séptimo lugar (2%)”.
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