Brooklyn sigue moviéndose con nada más que el anillo en mente. Los Nets anunciaron ayer la firma de LaMarcus Aldridge, recientemente cortado por San Antonio Spurs, en un intento de mejorar aún más su plantilla.
Este movimiento sorprendió a muchos, ya que Aldridge parecía destinado a acabar en Miami Heat y Brooklyn no estaba entre sus destinos prioritarios. Sin embargo, la posibilidad real de un anillo ha terminado de convencer al pívot.
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Aldridge, que hasta hace unos días pertenecía a la disciplina de los Spurs, está lejos de su mejor nivel pero sigue siendo otro All-Star para el plantel de los Nets. San Antonio decidió prescindir de él para seguir desarrollando a jugadores de futuro y el pívot firmó una rescisión, perdonando dinero y saliendo al mercado.
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Después de que los Spurs no fuesen capaces de encontrarle un destino durante el cierre del mercado, Aldridge firmó su rescisión y se reunió con diversos equipos, buscando el que más le convenciese. En Brooklyn se une a otra vieja gloria, Blake Griffin, reciente adquisición de los Nets.
Junto a Griffin, ambos jugarán al lado de uno de los mejores big-threes de siempre, el que forman Kevin Durant, James Harden y Kyrie Irving. La firma de Aldridge será más situacional de cara a playoff pero demuestra la confianza que tienen los jugadores en las posibilidades de Brooklyn.
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