Ha pasado un mes y un día del día más triste y amargo de la vida de Ana Obregón, aquel en el que tuvo que decir adiós a su hijo, Álex Lequio, que falleció a causa del cáncer que sufría desde hacía dos años y contra el que lucharon con ahínco tanto él como todos los que le querían. En el tiempo que ha pasado desde entonces, la polifacética actriz ha permanecido en un discreto segundo plano mientras que sus hermanas, sus mejores apoyos en estos momentos junto a su ex, Alessandro Lequio, han estado en un primer plano.
Han sido unas semanas muy duras para todos, pero este sábado hacían de tripas corazón y se reunían para una cita anual que, esta vez, ha sigo muy agridulce. Los padres de Ana celebraban este 13 de junio su aniversario de boda y sus hijos han estado a su lado para brindar a su lado y acompañarles en esta cita tan especial.
El primero en llegar al domicilio paterno era Javier García Obregón, ex de Paloma Lago, quien conduciendo su propio vehículo y protegido con una mascarilla higiénica aseguraba a los medios que su hermana Ana está «bien» y que todos están a su lado apoyándola en estos momentos. Poco después llegaba Juancho que, al contrario que su hermano, optaba por entrar directamente y no hacer declaraciones.
Justas llegaban al poco rato Amalia y Celia, las hermanas de Ana Obregón, y quienes han estado a su lado desde hace más de un mes. Tras el fallecimiento de Álex, no dudaron en viajar hasta Barcelona para estar con su hermana. Ellas también pararon ante los medios antes de reunirse con su familia para decir que Ana está «triste, pero bien».
Más allá del triunfo y los éxitos, Ana García Obregón siempre ha tenido claro que su familia era lo primero. Siempre atenta de sus padres, que son ya mayores, ha estado a su lado en los momentos más importantes y, cuando su hijo enfermó, no dudó en dejarlo todo, incluida su carrera por estar a su lado. «La Ana Obregón ya no existe. La primera se fue y no creo que vaya volver nunca más», llegó a asegurar en una ocasión.
De momento, la que fuera protagonista de ‘Ana y los siete’ parece no tener ni ganas ni fuerzas de volver al trabajo. «Perder un hijo es morir y tener la obligación de vivir«, aseguró en su reaparición en redes sociales. Una breve frase con la que consiguió condesar el dolor que siente en estos momentos y que seguramente le acompañará el resto de su vida.