Los Heat avergüenzan a los Celtics y piden respeto a su cultura

Los Heat avergüenzan a los Celtics y piden respeto a su cultura

Entrar en los Miami Heat es una especie de enriquecedor viaje espiritual. Todo aquel que entra automáticamente queda abducido por la célebre cultura de los Heat que con tanto bombo está promocionando en estos playoffs y se convierte en uno más del sistema: un trabajador de sol a sol con tanta fe en lo ‘imposible’ que hasta parece que delira. Hasta que el que acaba loco son los que no le creían y no él.

Siete jugadores no drafteados tiene Miami, llegados a la ciudad de Florida en el anonimato, al margen del foco y el glamour de la pasarela del draft por mucho que sea Miami. No le gusta a Erik Spoelstra que se lo recuerden, pues lo considera una falta de respeto. Pero ya se lo han ganado sus muchachos a costa de vilipendiar el de unos Boston Celtics que quedaron avergonzados anoche en todos los sentidos en el Kaseya Center por lo que es una filosofía, un modo de vida que les deja casi condenados en estas tan inesperadamente desequilibradas Finales del Este (3-0).

La franquicia de Florida, rodeada de las playas de Miami de postal, es el idílico y bucólico lugar en el que los chicos corrientes se convierten en estrellas. Los ‘no drafteados’ Gabe Vincent (29 puntos), Duncan Robinson (22), Caleb Martin (18) y Max Strus (10) sumaron 79 puntos, unos cuantos más que el quinteto titular de los Celtics: Jayson Tatum (14), Jaylen Brown (12), Derrick White (9), Marcus Smart (8) y Al Horford (8), todos ellos en algún quinteto ideal de la NBA.

Importante el matiz, Miami sólo necesitó de 16 puntos de Jimmy Butler, que pudo estirar tranquilo las piernas en el último cuarto.

Ocurre que en los Heat el concepto de estrella es diferente, a imagen y semejanza de su entrenador, Erik Spoelstra. Debe ser por eso, porque él también empezó desde lo más bajo, que no le gusta que se hable de ellos como los ‘no drafteados’, entrando en Miami en 1995 como coordinador de vídeo y hasta hoy pasando por todos los eslabones. En realidad, sus jugadores son lo que era él cuando veinteañero, un loco soñador emprendedor convertido en el probablemente mejor entrenador de la NBA aunque no haya ganado el galardón.

(Ampliando información)




Source link