Los Nets también avergüenzan a los Warriors: "Es un momento duro"

Los Nets también avergüenzan a los Warriors: "Es un momento duro"

Steve Kerr, con el grave trastorno bipolar que sufren los Warriors, alegres en casa y depresivos y deprimentes a domicilio (3-16), no puede ir por ahí con sus niños solo. No sin ese Stephen Curry, ese Klay Thompson (descansaba) o ese Andrew Wiggins. No puede. Le avergüenzan a él y al equipo, abochornado de nuevo en la Gran Manzana, hechos unos trapos, unos títeres manejados al antojo de unos Brooklyn Nets (143-113) sin un Kyrie Irving que tan bomba se lo pasaba bailando con su jersey navideño y con un Kevin Durant de lo más ‘corriente’ -23 puntos-, sancionado con una técnica por simular el gesto de las gafas desde el banquillo tras un alley-oop de Ben Simmons pero quizá también porque no se creía lo que veía, 46-17 en el primer cuarto, 91-51 al descanso, récord de anotación de la franquicia en un primer tiempo. 

“¿Si me ha sorprendido? Estos chicos trabajan cada día. No es una posición fácil para ellos, son muy jóvenes, no están listos, es una situación dura para ellos al final y sólo les puedo decir que sigan trabajando. Estamos 15-18 y tenemos que descubrir la manera de revertir esto”, reconocía el técnico de Golden State. 

Los Warriors duelen a los ojos, sobre todo cómo defienden, entregando tantos puntos como jamás lo habían hecho con Kerr en el banquillo. Sin Curry, no se pueden quedar al cargo de alguien tan inestable como Jordan Poole, que lo mismo se marca medias de casi 33 puntos como la de los últimos tres partidos que le da por irse de repente al lado oscuro de su carácter también lunático para deshonrar el honor de ser el ‘tercer’ Splash Brother con un esperpéntico suspenso de 13 puntos con un 4/17 en tiros de campo y un 1/11 en triples y 7 pérdidas de las 14 del equipo para una nota final de -31. “Tiene mucho talento, tiene que seguir desarrollándose”, advertía Kerr. Y cuando hizo de Curry, con uno de esos tiros bombeadísimos, el lanzamiento no valió. Hasta lo que le salió bien le salió mal. 

La gran ironía y paradoja a la vez que sonroja a Golden State es que fue James Wiseman, el chico que Kerr ha decidido ‘castigar’ con la G-League, el mejor con diferencia con 30 tantos (12/14 en lanzamientos). Quizá es que Kerr ha elegido mal los fundamentos sobre los que sustentar una reconstrucción, que, por ahora, se cae a pedazos.

Y todo cambia tanto y tan rápido en la NBA que preguntas que hubieran sido absurdas a principio de temporada cobran ahora todo el sentido y ya se plantean entre los medios estadounidenses: ¿Pueden los Warriors -undécimos en el Oeste con 15-18-, clasificarse para play-offs por vía play-in? ¿Son los Nets legítimos contendientes al título?. 

Porque no todo va del despropósito de los Warriors sino también del inesperado renacimiento de estos Nets tan caóticos no hace tanto, cada uno por su lado, Kyrie Irving propagando propaganda antisemita, Kevin Durant enfadado con todos y Steve Nash despedido. De repente, el conjunto neoyorquino -cuarto en el Este con 20-12-, se ha visto abducido por la doctrina de un desconocido para el gran público como Jacque Vaughn al que Kyrie y Kevin siguen también con los ojos cerrados.

El feo de los Warriors al baloncesto y a sí mismo no quita todo lo que pusieron sobre la mesa unos Nets a prueba sin Irving, con una dolencia en la pantorrilla. Resulta que al final Royce O’Neale (14 puntos) y Nic Claxton (10 tantos y 7 rebotes), ambos los que registraron un más-menos más elevado con un +29 y +31, sí que van a valer a pesar de ser señalados no hace tanto también por Durant. Y, al final Joe Harris -11 puntos con 3 triples de 4 intentos fundamentales para el arranque de Brooklyn-, va a acabar siendo recuperado para la causa. La intensa y metódica defensa, estudiados todos los cortes y cortada la vía de la salida de indirectos, hizo correr y correr a los Nets -23 puntos en los 5 primeros minutos-, beneficiados por la confusa dirección de Poole como base, aunque mejor era lo ‘malo’ conocido que lo ‘bueno’ por conocer, lanzando Ty Jerome más una piedra que un pase que podría haber provocado algún disgusto en el feliz banquillo de Brooklyn.

Tan rápidos iban que podía parecer que los correosos Nets tenían, más que prisa por resolverlo, angustia por, sin Irving, no verse ante la zona de los Warriors en el cinco contra cinco. Pura suposición porque Brooklyn -del 20º mejor ataque al 5º desde la llegada de Vaughn-, se les sabe todas aunque no tengan a Kyrie o Durant no esté o sea vea acorralado, todo tipo de soluciones para demoler esa zona de los de Kerr: inversiones tras bloqueo indirecto para obtener triples liberados, bloqueo directo y balón doblado, cortes por el lado débil con el fuerte pendiente de Durant, cortes por la cabecera aprovechando la atracción en coste bajo o diseñar jugadas para que quedara solo el tirador al que tenía que salir James Wiseman, más lento en la rotación defensiva.

Ben Simmons, otro triunfo de Vaughn su recuperación, impartía lecciones de cortes y asistencias -10 puntos y 8 asistencias-, y mientras los triples eran la consecuencia final de los Nets de su armónico juego -un ¡63%! con un 21/33-, en los Warriors, con un 36% al final pero un 26% al descanso-, eran el síntoma de su falta de creatividad, triple tras triple sin ninguna ventaja. Eso ya ni lo arreglaba ni el coraje de Draymond Green -2 puntos, 4 rebotes y 6 asistencias y sólo puesto 7 minutos en el segundo tiempo-, aunque lo intentaron Moses Moody y Patrick Baldwin, 17 tantos cada uno, hasta el punto de amenazar con fastidiar a todos aquellos periodistas que sólo que tuvieran que dar el ‘clic’ para publicar, quién sabe si entre ellos algunos de los que también ya tenían lista en el minuto 80 la del Francia – Argentina. 

Pero aquello fue puro farol, en parte porque Markieff Morris no se andó con tonterías y lució fuerte y acertado -9 puntos y 3/4 en triples en 13 minutos-, pese a sus llamativos hábitos prepartido, tan a gusto el viernes zampándose unas patatas fritas y un kebab en Toronto antes del encuentro, sin preocupación, toda la que carcome a Steve Kerr.

“Es difícil gestionar los minutos de los jóvenes, porque quieres darles minutos y a la vez protegerlos”, reconocía el día de los Raptors el técnico. Sonaba a eufemismo eso de ‘protegerlos’ visto lo visto. Kerr, arquitecto de los Warriors de los 4 anillos en los últimos 8 años estaba con mirada perdida en ciertos momentos del partido, pensando quizá quién le mandaría meterse en este fregado, reconstruir un equipo que tantas veces ha alcanzado el techo. 132-97 contra los Knicks, 143-113 contra los Nets, en el lujo de Manhattan, se ha deducido que, en estos momentos, la reconstrucción de los Golden State Warriors está en ruinas.




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