Los partidos constatan su falta de acuerdos transversales

De izquierda a derecha, Edmundo Bal, Iván Espinosa de los Monteros, Rafael Simancas, Cuca Gamarra, Sofía Fernández Castañón, y Carlos García Adanero participan en una mesa redonda de portavoces parlamentarios en la Universidad Rey Juan Carlos, Madrid.
De izquierda a derecha, Edmundo Bal, Iván Espinosa de los Monteros, Rafael Simancas, Cuca Gamarra, Sofía Fernández Castañón, y Carlos García Adanero participan en una mesa redonda de portavoces parlamentarios en la Universidad Rey Juan Carlos, Madrid.Europa Press / Europa Press

El curso de verano estaba previsto sobre Gobernabilidad y Estado Autonómico, montado este lunes por la Asociación de Periodistas Parlamentarios en la Universidad Rey Juan Carlos, pero al final derivó en un reproche bastante generalizado a la falta de grandes acuerdos y pactos transversales. A ese consenso sí llegaron desde la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, a los portavoces de seis partidos parlamentarios participantes. Pero desde el público, además, se endureció mucho la crítica generalizada a todos los políticos y sus “espectáculos vergonzosos” y se les culpó del clima “de desafección brutal” de la ciudadanía. Los políticos ahí sí reaccionaron casi al unísono para defender con orgullo sus muchas horas de trabajo.

Un debate tan abierto corría el riesgo de mezclar demasiados objetivos. Batet, a primera hora en la inauguración, fijó el marco de la discusión sobre la carencia en España de la “cultura del pacto” y apostó porque los acuerdos tengan “premio electoral y mediático” y no sean denigrados como “cesiones, insuficientes o ilegítimas”. El portavoz del PSOE, Rafael Simancas, aceptó esa carencia y los problemas que ocasiona ahora la fragmentación de la representación política tras el fin del bipartidismo: “Se plasman menos leyes y se tarda más tiempo en negociarlas”. Y se abusa más de los reales decretos, concedió. Pero resaltó, sobre su coalición actual “de mayoría parlamentaria en reconstrucción constante” con Unidas Podemos, ventajas como “la suma de voluntades diferentes”. Y ofreció su receta para que esas operaciones inusuales en la política nacional prosperen mejor: “Dialogar y negociar”.

Cuca Gamarra, por el PP, teorizó sobre la relevancia de la “legitimidad para la gobernabilidad” como algo más que una suma aritmética de diputados para ganar una votación en el BOE como si se estuviera en un “bazar”. Y constató que ahora el Congreso funciona como un reparto inamovible de bloques al 50%.

Otro de los ponentes fue Iván Espinosa de los Monteros, de Vox, quien diferenció entre cuestionar la ilegitimidad del actual Ejecutivo, por las promesas incumplidas de la campaña, y su legalidad. Y arremetió contra el deterioro de todas las instituciones del Estado y de toda la prensa. Espinosa vaticinó que tras las siguientes elecciones gobernarán PSOE y PP y solo Vox será la oposición.

Sofía Castañón, de Podemos, defendió la intención de los nuevos partidos de dejar de ser “intrusos intermitentes” para lograr un paisaje del país y las instituciones más representativo de la realidad. Edmundo Bal, de Ciudadanos, incidió en el fin del bipartidismo y lamentó que los partidos nacionalistas sigan determinando lo que duran las legislaturas. Y ante las críticas del público, los políticos hasta acabaron llamándose por su nombre de pila y reafirmando que todos trabajan mucho.


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