Los Raptors y Siakam aterrorizan a los Hawks y a su explosiva pareja

Los Raptors y Siakam aterrorizan a los Hawks y a su explosiva pareja

Ganar en Toronto esta temporada va a ser una pesadilla. Y, de hecho, ya lo es. Los Raptors, con Pascal Siakam de ‘coco’, intimidan a cualquiera, aunque no son cualquiera a todos los que han sufrido en su guarida. Primero fueron los Cavaliers, luego los Sixers y, esta pasada madrugada, en la noche de Halloween, los Atlanta Hawks de la pareja de moda Trae Young y Dejounte Murray salieron despavoridos (139-109) en una nueva exhibición ‘raptor’ en casa en la que participó Juancho Hernangómez, con un tapón y una asistencia en los últimos cinco minutos.

“Nos hemos rendido cuando se suponía que teníamos que ser más fuertes”, lamentaba el técnico de los Hawks, un decaído Nate McMillan. La fiesta de disfraces estaba en la grada pero el ganador estaba en la pista aclamado a gritos de MVP, Siakam, el hombre que se disfraza de todo y lo hace todo bien. Mucho más allá de anotador (31 puntos), reboteador (12 capturas) y asistente (6 pases de canasta), porque lo mismo que el pívot te defiende al base luego te sube el balón también como un base. 

El camerunés, ahora mismo a la altura de los Anteto, Jokic y Embiid, es el abanderado de la infinita flexibilidad táctica de los Raptors. La franquicia canadiense es y fue anoche una hipérbole de versatilidad, sin extrañar a su base titular, Fred VanVleet, ausente por lesión. Aunque el baloncesto tiende cada vez más a eso y se evidencia cada vez más tanto en la NBA como en Europa, es fascinante ver cómo todos saben hacer de todo en el equipo de Nick Nurse, todos penetradores, todos triplistas. 

Y eso, hasta desespera a dos tipos tan correosos y astutos como Trae Young, frustrado con un ‘triple-doble’ de 14 puntos tras sus 42 contra los Bucks (3/13 en lanzamientos), 10 asistencias y 10 pérdidas, y Dejounte Murray, 20 tantos (7/15) y 9 asistencias), aunque el ex de los Spurs inició el último cuarto, con todo decidido, con 13 puntos y 7 pases de canasta. Y hasta cautiva a un ‘coach’ con tantas tablas y tan curtido como McMillan. “Tienen muchos tipos de defensa. Te defienden con cambios, te hacen 2×1, cualquiera puede coger el rebote y salir en transición. Es muy difícil encontrar equipos así”, advertía el entrenador de los Hawks.

Recibir la defensa de hombres diferentes sumió al potente ‘backcourt’ de los Hawks en la confusión y las pérdidas -hasta 18-, condenaron a uno de los candidatos a revelación con hasta 20 puntos recibidos en transición al descanso. “¿Murray y Young? Va a ser un gran desafío”, decía Nick Nurse en la previa, tan inocente pero tan pícaro, siempre con el mismo discurso sobre las estrellas para acabar atrapándolas a todos en su defensa. Primero fue Darius Garland, luego James Harden y, los siguientes en ‘pasar por el aro’, Young y Murray. Ni buscando el cambio de marca con los bloqueos lograban hallar salida porque en Toronto no hay defensores mejores ni peores. La joven y explosiva pareja no logró hallar el equilibrio entre la paciencia y la agresividad que les reclamaba McMillan en su ‘game plan’.

Festival de Scottie Barnes

El mozo que sí que se divirtió fue Scottie Barnes, sacando brillo a su título vigente de ‘Rookie del Año’ con 21 puntos, 8 asistencias y 7 rebotes. También se dispararon a los dobles dígitos Gary Trent Jr. (21), O.G. Anunoby (14 y 5 robos) -siempre a la sombra del ruido de Siakam y Barnes pero siempre cumpliendo-, y Chris Boucher (11) y Precious Achiuwa (10), dos hombres de banquillo que nunca fallan. Barnes, con 9 puntos de tres triples en el primer cuarto, insistió en llevarle ‘la contraria’ a Nurse, quien reconoce la mejora en el tiro exterior del alero (5/9 en el partido), capaz de generarlos por sí mismo pero le pide que finalice más en la pintura.

El 34-28 del primer cuarto arreglo tuvo arreglo para Atlanta, que llegó a adelantar a los Raptors a mediados del segundo parcial, con 7 puntos de Murray y generando tiros desde la conexión y el pick and roll con Capela (13 tantos en el total del partido), y Okongwu. Pero un rápido parcial antes del descanso, como lo es el vertiginoso estilo de estos Raptors, ya iba anunciando el ganador al descanso (64-53). Parecía que todavía podía tener solución para los Hawks -68-66 a falta de 8:41 para el final del tercer cuarto-, impulsados los de Georgia por triples de Murray y Hunter. Pero Siakam, apoyado por Boucher, se lo puso ya imposible ya a los de McMillan -95-80-, abatidos en los últimos 12 minutos. Por mucho vídeo a pie de pista del que se empapara antes del partido junto a un técnico, Clint Capela se vio indefenso ante el baile del africano. 

En medio de la jarana de Toronto, hubo algo de sentimental también con un enfrentamiento padre-hijo, el de Adrian Griffin, entrenador asistente de los Raptors, contra su hijo, A. J. Griffin, de 19 años, drafteado por los Hawks en el 16. El componente emocional de otra agradable velada nocturna en Toronto para la tropa de Nurse. La única que no lo fue, una de las de la semana pasada de los Sixers (90-112) después de que, en la anterior, sin pelos en la lengua Doc Rivers, los Raptors “nos patearan el trasero”. Como para no salir corriendo de Toronto.




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