EL PAÍS

Los republicanos ultras frustran por cuarta vez la elección de McCarthy para presidir la Cámara de Representantes de EE UU

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Segundo acto del drama que vive el Partido Republicano por la rebelión de sus representantes más extremistas. Tras el histórico fracaso de este martes al no lograr los votos suficientes para que su líder, Kevin McCarthy, fuera elegido como presidente de la Cámara de Representantes tras tres votaciones, la sesión se ha reanudado este miércoles. Y el fracaso se ha repetido en la cuarta votación, en la que de nuevo una veintena de sus diputados le han dado la espalda. Es una situación inédita en un siglo que paraliza el funcionamiento de la Cámara y la sume en una situación caótica.

En los momentos previos al inicio de la sesión, medios estadounidenses han señalado que los partidarios de McCarthy, congresista por California de 57 años, se estaban planteando pedir un aplazamiento para no repetir el espectáculo del martes de tres derrotas consecutivas. Pero no contaban con los votos suficientes por la deserción de sus filas, de nuevo, de un grupo de diputados radicales del ala dura del partido. Esa veintena de representantes ultras aprovechan la posición de fuerza que les da la precaria mayoría republicana salida de las urnas el pasado 8 de noviembre.

La sesión de este miércoles se ha puesto en marcha con la nominación de los candidatos. A la propuesta de McCarthy y la del líder demócrata, Hakeem Jeffries, se ha unido esta vez un tercer candidato, Byron Donalds, presentado por el autodenominado Freedom Caucus (Grupo de la Libertad), que lidera a los representantes republicanos que se oponen a la elección de McCarthy. Donalds ha agrupado los votos del ala ultra y ha frustrado por cuarta vez la elección del speaker. El ala dura ha ido cambiando de candidato: lo que quieren es simplemente que no gane McCarthy.

No está claro cuántas votaciones más habrá este miércoles antes de que la sesión vuelva a suspenderse. Cada votación dura en torno a una hora, pues se llama nominalmente a los representantes. McCarthy necesita lograr la mayoría de quienes tomen parte en la votación. En el supuesto de que los 434 representantes participen, eso son 218 votos, pero los republicanos cuentan con solo 222 escaños. McCarthy solo puede permitirse la deserción, por tanto, de cuatro miembros de su grupo, pero 20 han votado por Donalds y uno ha dicho “presente”, que es una forma de abstenerse. McCarthy, por tanto, ha perdido otro voto. Los demócratas no quieren sacarle las castañas del fuego a sus rivales.

Desde muy pronto se ha visto que McCarthy iba a salir derrotado de nuevo, pero hasta el último momento los representantes tienen la posibilidad de modificar su voto, así que la derrota no es oficial hasta que el llamamiento de todos los diputados concluye y ninguno ejerce su derecho a cambiar su elección.

La votación debe repetirse una y otra vez hasta que McCarthy o cualquier otro alcance esa mayoría, pero de momento ni el candidato republicano quiere retirarse ni los ultras ceden en el boicoteo a su elección. Con las votaciones en marcha no hay, además, apenas margen para la negociación, de modo que no se ve cerca la opción de desbloqueo. El récord es de 133 rondas en 1855, lo que supuso un bloqueo de dos meses en la actividad parlamentaria. La última vez que la mayoría no eligió al presidente de la Cámara en primera votación fue en 1923, hace justo un siglo.

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De nada ha servido la llamada del expresidente Donald Trump a apoyar a McCarthy. En un mensaje difundido en la mañana de este mismo miércoles en Truth, su red social, Trump ha escrito: “Anoche tuvieron lugar algunas conversaciones realmente buenas, y ahora es momento de que todos nuestros grandes miembros republicanos de la Cámara de Representantes voten a favor de Kevin [McCarthy]”. “Republicanos, no convirtáis un gran triunfo en una gigantesca y vergonzosa derrota. Es hora de celebrar. Os lo merecéis. Kevin McCarthy hará un buen trabajo, y tal vez incluso un gran trabajo. ¡Solo observadlo!”, ha añadido el expresidente.

Mientras el caos se apodera de la Cámara de Representantes, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, participa este miércoles en un acto en Kentucky con el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, enemigo declarado de Trump, para dar el pistoletazo de salida a las inversiones de este año derivadas del plan de infraestructuras que se aprobó en 2022 con el apoyo de congresistas de ambos partidos. Al salir de la Casa Blanca para dirigirse a Kentucky, a Biden le han preguntado por la situación de la Cámara de Representantes. “No es mi problema”, ha dicho primero. Ha añadido que es “vergonzoso” que el proceso esté tardando tanto y que “el resto del mundo está mirando”.

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