Los unionistas bloquean la formación de gobierno en Irlanda del Norte y abocan a nuevas elecciones

Los unionistas bloquean la formación de gobierno en Irlanda del Norte y abocan a nuevas elecciones

El primer problema de los muchos que ha heredado el nuevo primer ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, está a punto de estallarle en las manos. A partir de las 00:00 de este viernes (una de la madrugada, horario peninsular español), el ministro británico para Irlanda del Norte, Chris Heaton-Harris, deberá convocar nuevas elecciones en este territorio británico en un plazo de 12 semanas. Así lo establece la Ley de Irlanda del Norte de 2022: hay un límite de 24 semanas (seis meses, aproximadamente) desde la convocatoria de las urnas para formar un Gobierno, que a la fuerza debe incluir representantes de las comunidades republicana y unionista. El pasado 5 de mayo, el Sinn Féin obtuvo una victoria histórica. Correspondía a su candidata, Michelle O´Neill, convertirse en la ministra principal del Gobierno autónomo. El puesto de vice ministro principal era para el Partido Democrático Unionista (DUP, en sus siglas en inglés), y las dos formaciones debían repartirse las carteras ministeriales, en base al principio de “consentimiento mutuo” que establece el Acuerdo de Viernes Santo.

Tres intentos ha habido ya de convocar la Asamblea Legislativa autónoma de Stormont, para que echaran a andar las instituciones de Gobierno norirlandesas, y las tres han sido boicoteadas por el DUP. Este partido reclama la eliminación completa del Protocolo de Irlanda del Norte, el acuerdo internacional que Londres y Bruselas negociaron -la parte más delicada de ese duelo de fuerza- para encajar la singularidad norirlandesa en el nuevo entorno creado por el Brexit.

“No creemos que se haya avanzado lo suficiente para abordar el asunto que más preocupa a nuestros votantes”, ha dicho el líder del DUP, Jeffrey Donaldson, rodeado por sus diputados, en el Gran Vestíbulo del Palacio de Stormont. “Nuestro mandato electoral era muy claro. No designaremos ministros [equivalentes a los consejeros autonómicos españoles] para un nuevo Gobierno hasta que se tome una decisión efectiva sobre el protocolo, para eliminar las barreras comerciales dentro de nuestro propio país, y restablecer el lugar que nos corresponde dentro del mercado interior del Reino Unido”, decía Donaldson.

Justo 24 horas antes, Sunak había mantenido su primer contacto telefónico, ya como jefe del Gobierno británico, con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, a la que transmitió, según Downing Street, “su preferencia por explorar una solución negociada para los problemas actuales referentes a Irlanda del Norte”.

La crisis abierta en la región incrementará la presión del ala euroescéptica de los conservadores, que ya advirtió a Sunak, antes incluso de ser elegido nuevo líder del partido, que no iba a permitir una marcha atrás o rebaja de la presión respecto al Protocolo de Irlanda del Norte. El Gobierno de Boris Johnson impulsó en la Cámara de los Comunes una ley que anulaba las partes fundamentales del acuerdo internacional, y que aumentó la tensión entre Londres y Bruselas. La Cámara de los Lores ha rebajado considerablemente las disposiciones del texto, pero basta con que vuelva a la Cámara baja para una última lectura para que la mayoría conservadora elimine todas las correcciones y enmiendas. Será una prueba de fuego para Sunak, que deberá decidir si prosigue el desafío a la UE, a cambio de calmar los ánimos de los unionistas norirlandeses.

El primer ministro había lanzado en las últimas horas una petición expresa al DUP para que no boicoteara el Gobierno autónomo, sin éxito: “Los ciudadanos de Irlanda del Norte merecen un Ejecutivo [autónomo] elegido de modo local y que sea completamente operativo, para hacer frente a los problemas que sufre esa comunidad”, reclamaba Sunak a través de sus portavoces.

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Los unionistas han optado por mantener el órdago, y este viernes, a punto de culminar el plazo para intentar evitar nuevas elecciones, se han negado a participar en la elección de un nuevo presidente de la Asamblea Legislativa. Sin esa primera decisión procedimental, el resto de los pasos para constituir un Gobierno han quedado cegados.

“Esto es un insulto para todos los trabajadores y para las familias que luchan por mantener calientes sus hogares. Mucha más presión para el personal sanitario, que necesita ayuda. Los que niegan la democracia deben dejar de castigar a la gente y trabajar con nosotros para que haya un cambio”, ha dicho Michelle O´Neill, después de acusar a su rival político, Donaldson, de representar “un liderazgo fracasado”, y de abocar al funcionariado de la comunidad a asumir coyunturalmente unas tareas de gobierno para las que no tienen mandato ni poder.

“En la situación actual, me veo obligado a convocar elecciones, y confío en que esa decisión ayude a traer algo de certidumbre y a poner fin a este proceso”, ha dicho a la BBC el ministro Heaton-Harris, a pesar de la convicción mayoritaria de partidos políticos, ciudadanos y empresarios norirlandeses de que una nueva convocatoria a las urnas no ayudará a solucionar una situación profundamente enquistada.

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