Kyle Anderson se metió en un jardín innecesario nada más empezar la eliminatoria de primera ronda de playoffs entre los Denver Nuggets y los Minnesota Timberwolves. El alero de 29 años, sin venir a cuento, se enzarzó con el base Christian Braun cuando la franquicia de Colorado dominaba por 25 puntos en el marcador a falta de medio minuto para la conclusión del tercer período en la derrota de su equipo en campo rival.
El amago de pelea, que incluyó un forcejeo con los brazos entre ambos jugadores, se resolvió con la rápida intervención de sus compañeros, entrenadores y también los árbitros, que decidieron sancionar con falta flagrante de tipo 1 al jugador. Aunque no terminó expulsado, fue su propio entrenador, Chris Finch, quien decidió sentarle en el banquillo para calmar sus ánimos.
Anderson fue la víctima hace unos día del infame puñetazo de Rudy Gobert, su compañero de equipo, durante un tiempo muerto del último partido de temporada regular de la franquicia. Los Wolves suspendieron al francés un partido, aunque ambos firmaron las paces casi de inmediato.
De nuevo, Minnesota parece ser incapaz de gestionar las emociones de sus jugadores en los momentos más tensos y difíciles de la temporada NBA. Por fortuna, todo quedó en anécdota y el pequeño enganchón no fue a más. Gobert, de hecho, fue uno de los jugadores más rápidos y atentos a la hora de separar a los implicados en el amago de pelea.