Luca Sangalli: “El 18 de abril salí a cantar el Txuri Urdin”


El ardor guerrero de Luca Sangalli (Donostia, 1995) descansa hasta nueva orden. Son tiempos de prudencia, trabajo en casa y estudios para el canterano de la Real. “El 18 de abril salí al balcón a cantar el Txuri Urdin”, cuenta, porque “vivo a tope la pasión por la Real”.



¿Viendo la luz en esta fase de la desescalada?

Sí, pero bueno, ahora es cuando hay que tener más prudencia que nunca. Lo peor sería que hubiera un rebrote así que nosotros, los deportistas, con ganas pero sin prisas tampoco.

¿Está aprovechando para tomar un poco el aire?

Sí, algún paseo cae para que no todo sea salir a hacer la compra.

¿En qué zona de Donostia vive?

En Txomin Enea. Han abierto un parque aquí para poder pasear, es una zona abierta, hay naturaleza… Así que a gusto. En principio todo está más disperso con las franjas horarias que han puesto, pero ya veremos qué tal funciona.

¿Qué le parecen estas medidas?

Pues, sinceramente, no tengo una opinión muy formada y prefiero respetar a los que se encargan de tomar decisiones con una responsabilidad tan grande.

¿Cree que se está opinando de todo, quizá sin que se tenga demasiado control sobre la situación?

El otro día leía una noticia que hablaba de eso. Decía que todos los que eran entrenadores de fútbol se han pasado ahora a ser virólogos y expertos en sanidad. La verdad es que a mucha gente le gusta opinar sobre todos los temas. Todo el mundo tiene derecho a tener su opinión, claro, pero estos temas son muy complicados de tratar.

¿Usted está en grupo de riesgo por el ictus que tuvo?

No, no.

¿Aquel susto le fortalece para combatir una situación como esta?

Son cosas diferentes, pero lo que sí saco en claro es que no las podemos controlar. Hay que tener claro que no tenemos control sobre ellas y saber llevar con positivismo todo lo que esté en nuestra mano.

Son días en los que es normal tener que reinventarse. ¿Ha cambiado mucho su ritmo personal de vida en el estado de alarma?

El otro día comentaba con mi novia que los días se nos están pasando más rápido ahora. Ella está teletrabajando y yo por las mañana hago los ejercicios que nos manda el club. Luego voy a comer, y por la tarde me pongo con el doctorado que estoy haciendo este año. Así que mis horas están bastante ocupadas.

El debate sobre los privilegios que puedan tener los futbolistas está en la calle. ¿Es justo?

Es un tema muy complicado. Pienso que si hay menos test de los que deberían, tendrían que ser prioridad para la gente que está en primera línea. Yo por lo menos no he pensado mucho más en ello. Sabiendo que hay otras personas que lo pueden necesitar más, nosotros nos los haremos cuando nos lo diga el club para estar bien controlados.

¿Es un primer paso hacia que se pueda terminar la temporada?

Parece que la manera de que se pueda terminar es que no haya positivos o contagios. Los test ayudarán pero es importante que cada jugador sea responsable para cumplir con todos los requisitos y medidas de seguridad para no contagiarnos.

Hay que guardar distancias pero el fútbol es un deporte de contacto. ¿Aumenta el riesgo de contagio?

Bueno, yo creo que para eso están trabajando ahora los clubs. Buscando un plan para solucionar posibles positivos, pero sí, se me hace difícil pensar en un partido con distancias entre los jugadores.

¿Qué le parece la intervención de la UEFA en la final de Copa?

Teníamos una ilusión tremenda por disfrutar de esta final con los aficionados y ha dado la casualidad de que ha pasado esto. Como te he dicho antes con el tema del ictus, no lo podemos controlar, hay que convivir con ello, y tenemos que pensar que, aunque nos gustaría y cueste asumirlo, es complicado que se pueda jugar con público.

¿Qué hizo el 18 de abril?

Salí al balcón con la camiseta puesta y pusimos el Txuri Urdin. Estamos en una zona un poco aislada, sin mucha gente, pero bueno, algo se escuchaba del ambiente que se formó en Loiola.

Usted es parte activa del pase a la final, con sus dos goles en Ceuta.

Sí, se estaba complicando un poco el partido en la primera parte, no era un campo muy cómodo, y por suerte sirvieron para pasar a la siguiente ronda. Parecía fácil, pero hubo equipos que se quedaron ahí.

Los celebró con rabia.

(Se ríe). Sí, es que yo celebro a tope los pocos que meto. No era por ningún motivo en especial. Son momentos en los que sale la pasión que se debe sentir cuando juegas a fútbol. Siempre celebro con rabia los goles, sea cuando sea.

¿La competición le transforma?

Sí, la verdad es que fuera del campo soy un chaval bastante tranquilo que no se altera fácilmente y dentro vivo a tope la pasión por la Real. Siempre quiero dar el máximo.

Ha jugado 14 partidos oficiales esta temporada. ¿Qué lectura hace?

Tenía la esperanza de asentarme un poco más en mi segundo año en el equipo. Pero claro, tenemos un grupo magnífico y la competencia es brutal. Eso hace que no haya podido disfrutar de todos los minutos que hubiera deseado. Es difícil entrar en este equipo, pero me quedo con que he intentado mantener el nivel las veces que he jugado. Yo creo que Imanol va a necesitar a todo el mundo si se termina la competición porque habrá mucha carga de minutos en poco tiempo y quiero estar preparado.

Odegaard seguirá el año que viene. ¿La noticia es buena para usted o no tanto?

(Se ríe). Bueno, de momento prefiero centrarme en lo que queda de esta temporada, que será dura y exigente. Estoy a gusto con el rol que tengo, pero el objetivo de un jugador es tener minutos, sentirse importante. Si de cara al año que viene no disfrutara de esa continuidad podría ponerme a pensar en las diferentes alternativas, pero, de momento, ya te digo que estoy centrado en ayudar al equipo.

Su contrato termina en 2022. ¿Hay alguna novedad al respecto?

No, la verdad es que no se ha planteado nada todavía.

¿Qué piensa del futuro?

Aunque la temporada no ha sido como cabía esperar en cuanto a minutos, de momento no le doy excesivas vueltas. Lo primero es que termine todo esto y luego ya veremos. Yo seguiría en el club muy a gusto. Aunque no fuera jugando tanto, tampoco creo que fuera una situación muy mala y, además, pelearía al máximo por tener minutos.


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