Maldito fútbol

El presidente del FC Barcelona, Josep Maria Bartomeu, en una imagen de archivo.
El presidente del FC Barcelona, Josep Maria Bartomeu, en una imagen de archivo.Quique García / EL PAÍS

El FC Barcelona ha suspendido temporalmente de empleo y sueldo a su compliance officer Noelia Romero. Ha sido la propia ejecutiva quien ha especificado en un comunicado remitido a la Agencia Efe el calado de una medida que se interpretaba como un despido más de la directiva que preside Josep Maria Bartomeu. Romero ha explicado también que no comprende ni comparte la decisión al mismo tiempo que le sorprende “por el momento y la forma” en que se ha producido, justamente cuando se aguarda desde hace semanas el resultado de la auditoría encargada por el club a PwC (PriceWaterhouseCoopers) sobre el contrato digital firmado con I3Ventures. Un caso de monitorización de las redes sociales para influir negativamente sobre el prestigio de jugadores y exdirectivos denunciado por Ser Catalunya y conocido como Barçagate.

La función de la compliance officer es “alertar a la junta –órgano del que depende jerárquicamente— de potenciales incumplimientos de las normas por parte de directivos y empleados”, según explica Romero, que ha puesto el caso en manos de sus abogados mientras confía en la transparencia de las actuaciones del FC Barcelona. Romero es la segunda supervisora que ha tenido el club en 15 meses después de la salida de Sabine Paquer en febrero de 2019. No hay que olvidar tampoco la dimisión en abril pasado de Jordi Calsamiglia, directivo, secretario del consejo y miembro del comité de control formado últimamente por Romero, los directivos Marta Plana, David Bellver y Bartomeu.

El resultado de la auditoria se retrasa más de la cuenta, circunstancia que ha aumentado las sospechas sobre el proceder de la directiva, alimentadas ahora por el cese de Romero. Bartomeu anunció que daría explicaciones sobre el Barçagate después de la dimisión en abril de seis directivos, uno de los cuales, el vicepresidente Emili Rousaud, denunció: “Alguien ha metido la mano en la caja”, opinión que después matizó al mismo tiempo que exigía explicaciones sobre el contrato digital firmado con I3 Ventures. Bartomeu, que no se puede presentar a la reelección en 2021, se siente presionado por la expectativa de la auditoria y por los resultados económicos, que pueden obligar a la junta a avalar el 15% del presupuesto si son negativos –el presente ejercicio se saldará con déficit y el saldo positivo es hoy de unos 190 millones.

Los constantes cambios en el área económica expresan el nerviosismo de Bartomeu. El presidente ha acabado por confiar la cartera a uno de sus directivos más fieles, el vicepresidente Jordi Moix, después de la salida de Enrique Tombas, una figura clave a la hora de negociar créditos y marcar la línea de financiación del Espai Barça, un proyecto ahora congelado, al igual que el patrocinio del Camp Nou después de que el club anunciara que donaría los ingresos a la lucha contra el coronavirus durante la temporada 2020-2021. Algunos analistas sitúan ahora mismo la deuda neta del club por encima de los 500 millones.


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