Más de 40.000 niños invisibles buscan familia

Si la historia de José María te ha hecho pensar y tú también quieres ayudar a esta causa para cambiar el mundo
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Hace unos años, el actor, productor y guionista George Clooney organizó una fiesta muy especial en su mansión de Los Ángeles. Decidió reunir a Los Chicos, la banda de 14 amigos de la infancia y de su etapa anónima en California para recordar viejos tiempos y pasar un buen rato. Al finalizar la juerga, George quiso agradecerles cuánto habían significado para él: “Cuando llegué a Los Ángeles dormí en vuestros sofás. Soy muy afortunado en mi vida por teneros a todos y no podría estar donde estoy hoy sin todos vosotros”, les dijo. Seguidamente sacó 14 maletines con un millón de dólares cada uno (con sus impuestos ya pagados) y se los entregó, uno a uno, a todos los asistentes, algunos con problemas económicos muy graves. Rande Gerber, amigo del alma y millonario como él, le comentó: “Yo no lo puedo aceptar, no lo necesito”, a lo que el actor exclamó: “Si Rande no se lleva su millón de dólares, nadie lo hará”.

Regalar es casi una actitud, una forma de comunicar lo que sientes por el agraciado, pero también es un espejo que nos ayuda a tener consciencia de nosotros mismos

La fuerza de un regalo no reside en su valor sino en la conveniencia y la intención con la que se hace. George no quería hacer una donación para salvar la economía de sus amigos sino hacer un regalo, fruto de una amistad sincera, que no miraba el origen o la clase social. Rande entendió el mensaje y acabó donando su parte a una entidad benéfica. “De nada sirve tener riqueza material si no la compartes con la gente que quieres”, comentó más tarde el protagonista de Gravity o Los descendientes cuando la noticia se filtró a la prensa.

¿Qué valor damos a las cosas?

El ejemplo de George es una manera de entender por qué regalamos y por qué los regalos se hacen siempre más por gusto de quien regala que no por mérito de quien recibe. Regalar es casi una actitud, una forma de comunicar lo que sientes por el agraciado, pero también es un espejo que nos ayuda a tener consciencia de nosotros mismos, de cómo entendemos lo material y de que el valor de las cosas es meramente subjetivo. Por eso regalar es también un instrumento colaborativo que nos puede ayudar a equilibrar y cambiar el mundo.

José María García ha pasado media vida reflexionando sobre esto. Es el creador de Gratix, una app que intenta regular e incentivar esta actitud de vida que permite hacernos sentir mejor mientras compartimos y solucionamos necesidades ajenas. La novedad es que no necesitas conocer al agraciado para sentirte bien, sino que conocer buena gente es un añadido, un regalo de vuelta a tu gesto de generosidad que aporta más valor al intercambio. Si nos sentimos bien simplemente por el hecho de regalar a familiares y amigos, ¿por qué no hacerlo también con desconocidos para mejorar el impacto del gesto?

Respetar nuestros valores

El viaje de José María hasta llegar a esa conclusión está lleno de experiencias personales reveladoras. Formado en el sector tecnológico, ha desarrollado toda su carrera construyendo ideas con perspectiva tecnológica e innovadora: desde sus primeros pasos en McKinsey, fundando portales de éxito cuando Internet era todavía un bebé, hasta los 10 años de experiencia en el desarrollo de productos y negocios digitales para el gigante Google. “He tenido la suerte de trabajar en uno de los mejores sitios en los que se puede trabajar y con un nivel de responsabilidad muy alto, y lo que te das cuenta es de que, al final, tú puedes cambiar el mundo con lo que haces”, explica.

Pero durante todos estos años de esfuerzo por construir un puzle profesional impecable, a José María nunca le ha encajado una pieza clave: “Al final, como sociedad, creo que tenemos unos valores que están muy centrados en ser solidarios con los demás, ayudarnos, ser responsables”.

Estamos muy preocupados por el cambio climático, queremos que el planeta sea el que queremos, pero luego, en el día a día no se atiende a esos valores. El mercado es un gran invento, pero se ha pasado de revoluciones”, sentencia García

Esa frustración personal por alinear valores personales y objetivos como sociedad se convirtió de repente en obsesión durante una mudanza que José María y su familia hizo nada más llegar a California en su etapa de Google. Unos vecinos que apenas conocían y que se marchaban de la vivienda contigua les regalaron sus muebles de la terraza: “Y al final son esas pequeñas anécdotas las que te hacen pensar. ¿Cuántas veces ha habido cosas que no se han podido reutilizar por no saber que ese vecino ya no las necesitaba? ¿Y si pudiéramos cruzar toda esta información?”, se preguntó entonces. Así nació Gratix.

¿Por qué regalar pudiendo vender?

Unos 60.000 usuarios activos después, la app no ha dejado de evolucionar y sorprender incluso a su equipo creador, que va implementando mejoras constantes con las sugerencias que aporta su propio ecosistema. A diferencia de otras aplicaciones de compra-venta, los usuarios de Gratix empatizan más con los intercambios porque tienen que explicar y convencer al dueño para ser regalados con el objeto deseado, y ahí se producen mil historias y anécdotas que ayudan a tejer una comunidad con gran instinto solidario.

Durante la pandemia y el confinamiento ese instinto ha generado cambios espontáneos en la aplicación. Como los encuentros para el intercambio eran más complicados, los usuarios empezaron a regalar acciones solidarias en vez de objetos: ‘Te hago la compra si lo necesitas’; ‘Enfermero responde preguntas sobre el coronavirus’, o ‘Elena te ayuda a entrenar en casa con una tabla de ejercicios’ fueron algunas de las iniciativas que sustituyeron a los regalos. Porque Gratix no solo es un muestrario de regalos que buscan una segunda oportunidad sino que también está lleno de ángeles que se fijan en los deseos de los demás y cuando pueden los cumplen.

El equipo de dirección respondió también a ese instinto contagioso surgido durante la crisis, regalando todos los objetos del Café Gratix, el espacio de encuentro y oficina abierta al intercambio que ha tenido que desmontarse tras hacerse la aplicación 100% virtual por la crisis.

Como decía Mae West, “Un diamante regalado brilla mucho mejor que uno comprado”, y ese brillo de más es parte de la energía positiva que siente y transmite el que te lo regala: “Estamos viendo consistentemente que la gente que recibe un regalo se siente muy bien, pero muchas veces el que regala se siente mejor”, explica José María y confirman varios estudios científicos. “Incluso regalar te puede salir más a cuenta, porque gracias al sistema de karma de Gratix, las personas que regalan muchas veces consiguen regalos cuando los necesitan”, remata su creador, que ya ha hecho más de 98 regalos en su aplicación.

Al final la moneda de Gratix no es el dinero, sino la confianza; y esa siempre es un valor con retorno asegurado. Si tú eres generoso y compartes, lo acabarán siendo contigo, como en nuestro día a día… Quizás porque, como dice el dicho popular, lo más bonito de esta vida sigue siendo gratis.

Contenido adaptado del vídeo de José María

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(José María) Estamos viendo consistentemente que la gente que recibe un regalo se siente muy bien pero muchas veces el que regala se siente incluso mejor.

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(Intro) ¿Y si le damos una segunda vida a todo aquello que no necesitamos? José María García es el fundador de Gratix, una app para regalar lo que ya no usas y pedir lo que necesitas que fomenta la economía circular y el consumo responsable.

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(José María) Yo he tenido mucha suerte. He estado trabajando más de 10 años en Google.

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En Google he tenido una de las fases más increíbles de mi carrera, he hecho un montón de cosas, he tenido un montón de impacto y rodeado de gente fantástica.

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Pero llega un momento en el que, de repente, hay una idea que te parece tan importante como esta y te das cuenta de que tienes que hacer algo.

00:49

Yo he tenido una frustración personal durante muchos años porque veía que no necesitaba muchas cosas que acabas comprando y que la necesitaba por un periodo muy corto de tiempo.

01:00

Cuando llegamos a California tuvimos la suerte de que los muebles de la terraza nos los regalaron unos vecinos que se estaban yendo y cuando nos fuimos se los regalamos a otros.

01:09

Cuando yo creé la app, la primera razón es que yo necesitaba Gratix. Yo decía: “Necesito una app que haga esto”.

01:17

Cuando haces una apuesta como la que estamos haciendo en Gratix es porque tienes una motivación muy fuerte.

01:24

Nuestra motivación es alinear lo que hacemos todos los días con los valores de solidaridad, de responsabilidad, de sostenibilidad y respeto al medio ambiente que queremos para nuestra sociedad.

01:41

Las personas que usan la app dicen que lo mejor son las personas que están conociendo y las experiencias que están teniendo.

01:50

Y espero que consigamos que Gratix sea lo que desde el principio hemos querido: una plataforma global para que todo el mundo pueda cambiar su modelos de consumo.

01:57

Ese consumo consciente que va a ayudarnos a cambiar el mundo.

Este contenido ha sido elaborado por Yoigo.

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