Más de 500 empresas se enfrentan a Trump por los aranceles



La América corporativa hace frente común para protestar contra la guerra comercial que abandera Donald Trump con la intención de que el presidente les escuche. Un grupo integrado por 661 entidades (141 asociaciones empresariales y 520 compañías) advierte por carta al presidente de Estados Unidos de que la escalada arancelaria con China afectará al consumidor y a sus negocios, provocando la pérdida de dos millones de empleos y recortaría un punto porcentual el crecimiento económico.

La acción está organizada por el grupo Tariffs Hurt the Heartland (Los aranceles dañan el corazón de América). Las empresas que se han adherido a la iniciativa representan a sectores económicos como el comercio minorista, la industria, la tecnología y la agricultura. Entre los firmantes se encuentran las cadenas Walmart, el mayor empleador privado de EE UU, y sus rivales Target y Costco. También la marca de vaqueros Levi Strauss. 
Nike, Adidas y Under Armour ya alertaron por su parte en mayo que elevar al 25% los aranceles a los productos que importan de China tendrá un efecto “catastrófico” en el consumidor. Actualmente el impuesto en la frontera se aplica a importaciones valoradas en 250.000 millones de dólares (222.500 millones de euros). Trump amenaza con ir a la escalada total de “inmediato” si su homólogo Xi Jinping no se reúne con él a finales de mes en la cumbre del G20 que se celebrará en Osaka (Japón).
La oficina de Comercio Exterior celebra el próximo lunes en Washington una audiencia para abordar la extensión de los aranceles al resto de importaciones que llegan de China, valoradas en 300.000 millones de dólares. Coincide con la reunión de la Reserva Federal, que está vigilando la evolución del litigio para determinar su impacto en la economía y actuar si fuera necesario para sostener la expansión.
“Los aranceles adicionales tendrán un impacto negativo, significativo y a largo plazo para las empresas, los agricultores, las familias y la economía de EE UU”, se puede leer en la carta, por eso urgen a la Administración a “que vuelva a la mesa de negociación” y trabaje a la vez con los aliados “para desarrollar una solución global”. El mensaje es similar al lanzado por el Fondo Monetario Internacional.
Nadie gana
Las empresas insisten en que la escalda arancelaria no beneficia económicamente a EE UU: “Las dos partes pierden”. También recuerdan que el arancel es un impuesto que pagan directamente las compañías importadoras, no China, como argumenta Trump. Al mismo tiempo, señalan que la incertidumbre alimenta la volatilidad en los mercados y amenaza con descarrilar la expansión económica más larga en la historia moderna.
Los impulsores de la iniciativa calculan que una subida adicional de los aranceles, sumada a las ya aplicadas, supondría la pérdida de más de dos millones de puestos de trabajo en EE UU y recortaría el producto interior bruto (PIB) del país en torno a un punto porcentual. Además, costaría una media de 2.000 dólares (1.776 euros) a cada familia estadounidense.
Morgan Stanley, por su parte, señala que las condiciones de negocio están al nivel más bajo desde 2008 en gran medida por la ansiedad que crean los aranceles. La retórica de confrontación no está teniendo tampoco el apoyo del público que podría esperar Trump. En un sondeo publicado este viernes por la cadena CNBC, el 34% de los encuestados se declara contrario a comprar productos chinos y el 57% se muestra indiferente. 
En buena parte se explica porque el impacto de los aranceles en el consumidor es imperceptible, al ser las empresas las que asumen el alza en los costes. La extensión con la que amenaza Trump, sin embargo, podría afectar a productos que consumen directamente, como la ropa o el calzado. Los aranceles que ya están en vigor afectan a artículos como bicicletas, aspiradoras, televisores o aparatos de aire acondicionado.
Wall Street está muy pendiente de este desenlace, porque aunque las compañías están tratando de esquivar los aranceles orientando parte de su producción a otros países, la guerra comercial tendrá inevitablemente consecuencias que afecten a su margen de beneficio. JPMorgan anticipa que si se entra en la nueva fase de la batalla comercial, el S&P 500 podría caer más de un 10% y sería difícil recuperar todo lo perdido.


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