Por Agencias
Ciudad de México, 10 de marzo de 2020.- Su madre y su novio (padrastro del niño) lo quemaban con cigarrillos, lo acusaban de mentiroso cuando muchos sabemos que los niños a esa edad solo tienen inocencia en sus mentes, lo acusaban de ser gay solo por que lo consideraban amanerado, lo hacían vestirse como niña solo para burlarse de él, lo alimentaban con arena para gatos llenos de excremento y orín, lo mantuvieron encerrado en un pequeño armario con los tobillos esposados, día y noche muchas veces sin darle de comer y hacerse sus necesidades en el mismo.
Le dispararon con una pistola de gas en su carita y pies, su madre le golpeó los dientes con un bate de baseball hasta rompérselos.
Lo estrangularon, su cabeza estaba tan golpeada que una de las enfermeras que lo atendió la madrugada que lo internaron en el hospital dijo que se sentía tan blandita, que oía como el crujir de huesos e inclusive sentía el cerebro cuando la tocaba levemente su hueso craneal.
La madre de Gabriel le pide a su hermanita que diga que Gabriel solo se cayó jugando con ella. Le notifica a los bomberos que el niño solo era un mentiroso. Fue golpeado, torturado y cicatrizado de la cabeza a los pies y tuvo ese castigo por ocho meses seguidos.
¿Puedes imaginar tan siquiera lo que pudo sufrir, la agonía de una muerte lenta y dolorosa a causa de quienes el pudo pensar sería los que lo protegerían?
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