Meghan Markle, obligada a pagar 75.000 euros por perder la primera batalla contra la prensa británica


Los duques de Sussex están haciendo todo lo posible para desvincularse de la familia real británica. El último paso ha sido disolver la fundación Sussex Royal, que crearon el año pasado para marcar las distancias con los duques de Cambridge, con los que compartían hasta entonces la Fundación Real, una forma de preservar el legado de Diana de Gales. Poco a poco se confirma que la relación entre hermanos y cuñadas es complicada y que ese fue uno de los motivos por los que los Sussex decidieron emprender su labor altruista con una organización propia a su nombre. Pero desde que el pasado enero anunciaron que dejaban de ser miembros sénior de la casa real, el nombre de la fundación supuso un quebradero de cabeza para el matrimonio.

El término royal (real, en inglés) dentro de su Sussex Royal Foundation les seguía vinculando a la monarquía británica. Según el Daily Mail, fue la propia reina Isabel quien prohibió a la pareja emplear dicha palabra ya fuera para actividades solidarias como comerciales, lo que afectaba también a sus redes sociales y su página web. Ahora varios medios anglosajones han publicado que el príncipe y su esposa presentaron a principios de este mes los documentos para disolver de manera definitiva dicha fundación.

A partir de este momento sus labores altruistas se centrarán principalmente en la fundación Archewell. El nombre parte del término griego arché, que significa fuente de acción, principio del universo, fuerza motora, y que les inspiró también para el nombre de su hijo, Archie, de un año. Su objetivo es “hacer algo de significado, algo que cuente” mediante un servicio de voluntariado y “compartir materiales educativos y de aprendizaje a través de material audiovisual, podcasts, libros…”.

Los duques todavía no han iniciado las labores de la fundación debido a la crisis del coronavirus, pero han querido ayudar durante la pandemia repartiendo comida en Los Ángeles (California, EE UU). “Como para vosotros, para nosotros lo principal es apoyar todos los esfuerzos posibles para enfrentar la pandemia global del covid-19, pero con toda esta información a punto de salir a la luz, nos sentimos obligados a compartir la historia de cómo surgió todo ello”, contó la pareja para justificar las noticias del lanzamiento de la fundación en un momento tan delicado y poco propicio para ello, donde también explicaron: “Ya antes de Sussex Royal estaba la idea de arché”.

En la meca del cine Meghan Markle ha empezado a buscar trabajo como actriz y por el momento ha participado en la cumbre del liderazgo global de The Girl Up, una iniciativa de Naciones Unidas con programas en 120 países y que trabaja con más de 65.000 chicas en todo el mundo. Allí ha hablado sobre igualdad de género y feminismo, dentro de su nueva faceta como conferenciante, y ha coincidido con Michelle Obama y su amiga, la también actriz Priyanka Chopra. Los duques de Sussex también han aprovechado su estancia en Los Ángeles para contratar a Elizabeth St. Laurent para dirigir su fundación. Esta profesional con más de 15 años de experiencia ha trabajado en la Fundación Gates y después para la propia Melinda Gates en su organización Pivotal Ventures.

Durante los últimos días se habla de la biografía Finding freedom (Encontrando la libertad, en inglés), de la que están publicando extractos The Times y The Sunday Times. El libro desvela la que dicen es la versión de los duques de Sussex sobre la intrahistoria de lo que se ha bautizado como Megxit y lo que en él se cuenta amenaza con estallar en la Corte británica con tanta intensidad como lo hizo la fría reacción de la familia real durante los primeros días tras la muerte de la princesa Diana.

Sus autores, Omid Scobie y Carolyn Durand, también cuentan detalles de los inicios de la relación entre el príncipe Enrique y Markle. “Casi de inmediato estuvieron obsesionados el uno con el otro. Era como si Harry estuviera en trance”, explicó un amigo de la pareja, cuya primera cita fue en el restaurante Dean Street Townhouse de Soho House en Londres. A los pocos días, la actriz siguió la cuenta privada de Instagram de su futuro marido. El nombre era @SpikeyMau5, combinación de su apodo “Spike” y uno de sus DJs favoritos, Deadmau5, y que tenía de imagen de perfil un casco en forma de ratón.


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