Memoria democrática

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Existe un amplio consenso historiográfico sobre la Guerra Civil, pero como indicó el relator de Naciones Unidas sobre los problemas de la memoria histórica en España, algunos libros de texto siguen refiriéndose a ella en términos genéricos, perpetuando la idea de una responsabilidad simétrica entre las dos partes contendientes. El franquismo no solo impuso un régimen político ilegítimo e injusto, sino un falseamiento de la historia que se proyectó sobre las generaciones posteriores al propio régimen promoviendo una falsa equidistancia y un olvido forzado de la represión. Ese enfoque es el resultado de un intento de justificar el alzamiento antidemocrático de 1936 basándose en un supuesto desorden republicano. Es preciso que los escolares conozcan que el régimen franquista practicó una persecución sistemática y feroz contra los disidentes políticos, muchos de los cuales siguen en las cunetas, y que esa represión comenzó durante el alzamiento y se prolongó durante muchos años después de terminada la contienda. El nuevo proyecto de ley de memoria histórica, que significativamente se llamará de memoria democrática, debe facilitar los mecanismos que permitan completar la necesaria reparación histórica a las víctimas del franquismo. Pero tan importante como esta reparación, de la que debe encargarse el Estado, es asegurar que la represión franquista sea estudiada en los colegios, de manera que los escolares puedan tener conocimiento de lo que representó. Las nuevas generaciones tienen derecho a un conocimiento fidedigno del pasado que ha de servir de antídoto para cualquier tentación antidemocrática. Ocho décadas después de que acabara la Guerra Civil española todavía hay decenas de miles de republicanos enterrados en cunetas cuyos cadáveres no han tenido una sepultura digna. Esta es la prueba de que las heridas de aquella guerra están todavía por cerrar y una de las razones es que España no ha sabido hacer a tiempo la revisión histórica necesaria para resituar el relato de aquellos acontecimientos, como sí han hecho otros países azotados por regímenes totalitarios como Alemania.


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