Mendilibar reescribe su librillo


El Eibar ha llegado al segundo parón liguero en una situación meridianamente distinta a la del primero. Por aquel entonces, sumaba un punto, no conocía la victoria y emitía sensaciones preocupantes. Poco más de un mes después, los armeros tienen nueve puntos en su casillero y se acercan a la zona media de la tabla.



Dos victorias, dos empates y sólo una derrota en los últimos cinco partidos confirman que el Eibar ha dado un paso adelante desde el primer parón liguero. Una de las claves de esa mejoría está en la pizarra. Dicen que cada maestrillo tiene su librillo y en el José
Luis
Mendilibar resaltaba, en rojo, el 1-4-4-2. Un sistema que en los últimos años era innegociable para iniciar los partidos y que rara vez se veía modificado a lo largo de los mismos.

El de Zaldibar inició la temporada con el mismo plan táctico. El Eibar formó con cuatro centrocampistas y dos delanteros en la derrota en Son Moix y el empate en El Sadar. En el Wanda, Mendilibar reforzó el centro del campo con un efectivo más y los armeros rozaron la campanada (3-2). Tras el parón, ante el Espanyol, Mendilibar volvió a su dibujo y el resultado fue un duro revés (1-2).

Dos derrotas y un empate con el 1-4-4-2. Un bagaje que hizo que Mendilibar se replantease el camino. Tocaba reescribir el librillo y parece que el de Zaldibar lo ha hecho con las palabras adecuadas.

Punto de inflexión

El 1-4-4-2 dejó paso al 1-4-2-3-1 en el campo del Levante, que dejaba espacio para que Orellana, Pedro
León e Inui, los tres jugones de la plantilla, jugasen juntos (0-0). El Eibar repitió esquema contra el Sevilla. Tras un inicio desastroso (0-2, minuto 31) Mendilibar dio otro giro de timón. Inui dejó su sitio a Escalante, lo que componía un centro del campo con Diop de ancla y el argentino y Expósito como interiores.

Una fórmula que el técnico ha repetido ante el Celta, con Sergio
Álvarez en la función de pivote, y en el Benito
Villamarín, de nuevo con Diop por delante de la defensa. Este nuevo esquema ha dado equilibrio al equipo, dotando de estabilidad defensiva a los armeros y permitiendo que algunos jugadores clave brillen.

Los casos más claros son los de Inui y Expósito. El japonés, desapercibido en el inicio liguero, se encuentra cómodo con tres centrocampistas a su espalda. Tiene menos kilómetros que recorrer y, por tanto, queda más liberado para buscar espacios en ataque.

En cuanto al centrocampista catalán, el fichaje más caro de la historia del Eibar, es un jugador con un perfil técnico, más creativo que destructivo. Tener dos obreros a su lado le dan cierto aire para generar juego y acercarse al área rival, algo que el equipo agradece.

Los últimos encuentros parecen indicar, por tanto, que el Eibar se siente cómodo con tres centrocampistas puros y dos extremos. Los próximos encuentros confirmarán si Mendilibar ha dado, una temporada más, con la tecla para sacar el máximo rendimiento del conjunto armero.


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