Sturm Graz - Dinamo Kiev, en directo | Previa Champions League

'Més que basket': el impacto del caso Morant

Ja Morant tiene 23 años y es, muy probablemente, la estrella estadounidense con mayor proyección en la NBA. En una época en la que los jugadores internacionales reinan, el ascenso de la siguiente supernova local es una prioridad para la competición, que ve ahora como su elegido lidia con un asunto potencialmente letal para su prometedora trayectoria deportiva. 

El reguero de escándalos que ha protagonizado este último año el base de los Memphis Grizzlies, todos ellos con la peliaguda sombra de las armas de fuego y las malas compañías de trasfondo, daña por supuesto la imagen del jugador. Lo más importante, es que ataca también la reputación de la liga, adalid de algunas de las posturas más progresistas en asuntos sociales, raciales y de violencia dentro del país. Con un problema perenne con el uso de armas y la violencia desenfrenada, con constantes tiroteos que terminan en tragedia protagonizando habitualmente las noticias, la NBA no puede permitirse que su sexto jugador que más ingresos genera presuma de una pistola en directo a través de sus redes sociales.

El vídeo compartido por Morant a sus más de ocho millones de seguidores impacta de lleno en la voluntad de la liga estadounidense de presentarse como una competición amable, caritativa y ejemplar, un sitio donde se puede disfrutar del buen deporte e idolatrar a deportistas intachables. Evidentemente, esta máxima cercana al més que basket es una utopía inalcanzable, si bien hay límites que son intolerables.

Morant ha cruzado la línea roja con sus últimas polémicas, y su suspensión se alarga sine die y sin demasiadas aclaraciones por parte de su franquicia y la liga. La última novedad del caso es que el jugador ha entrado en un programa de terapia en Florida para trabajar en “mejores métodos para lidiar con el estrés y su bienestar general”. A pesar de la voluntad de cambio del jugador, la sanción definitiva se prevé contundente, aunque todavía no se vislumbran noticias al respecto.

El mal ejemplo de Ja Morant

El verdadero impacto del comportamiento del ídolo de los Grizzlies se puede medir con lo que se dice del caso en las barriadas más pobres de Memphis, la ciudad que le idolatra. “Lo que ha hecho Ja hace mi trabajo más difícil. Mucha gente joven con quien trabajo me ven lo de Ja y me dicen: ‘¿Ves, Mike? Él sigue llevando el barrio dentro suyo y ha llegado a profesional de baloncesto. ¿Lo ves? No tengo que cambiar, ¿por qué no puedo quedarme mi pistola?”, relata Mike Cummings, exmiembro de una pandilla reconvertido en trabajador comunitario al ‘The New York Times’. 

“Tienes a los pequeños que dan problemas y le ven con la pistola, y esto no hace otra cosa que convencerles de que eso es algo guay”, afirma Mary Wainwright, otra trabajadora voluntaria de la comunidad de Smokey City, un barrio castigado por la violencia armada de la ciudad.

Este impacto que relatan dos personas muy cercanas al problema es precisamente el que no quiere la NBA. Sus jugadores, la gran mayoría al menos, trabajan en sentido contrario y, el año pasado, el lema End Gun Violence (terminad con la violencia armada) fue muy protagonista durante la temporada, los playoffs y las Finales de la liga. Miembros destacados de la competición como Gregg Popovich, Steve Kerr, Stephen Curry o Jaylen Brown, entre otros, condenaron con firmeza este tipo de violencia, dando el ejemplo que sí quiere dar la NBA. 

El problema es que el caso Ja Morant, incluso siendo una excepción, puede hacer mucho más daño que todo el trabajo realizado a lo largo de los años por la liga y sus representantes.




Source link