Hablar de Michael Jordan es hacerlo, seguro, del mejor jugador de baloncesto de la historia y, probablemente, del mejor deportista de todos los tiempos. Larry Bird, el ex jugador de los Boston Celtics, lo definió de la mejor manera posible tras contemplar ‘in situ’ como le endosaba a su equipo 63 puntos en su segunda temporada en la liga: “Hoy he visto a Dios disfrazado de jugador de baloncesto”. Sin duda, Jordan ha sido lo más parecido a un ser divino sobre el parquet.
Michael Jeffrey Jordan nació el 17 de febrero de 1963 en el barrio neoyorquino de Brooklyn, siendo el cuarto hijo del matrimonio James y Deloris Jordan, que siete años después decidió trasladarse a Carolina del Norte.
Sus primeros años
En sus años jóvenes pasó por varios institutos en los que empezó a interesarse por el deporte, inscribiéndose en tres diferentes: baloncesto, beisbol y fútbol americano, y demostrando unas enormes cualidades atléticas. Aunque pronto descubrió que el deporte de la canasta iba a ser el suyo. En 1978, representando al Laney High School, utilizó por primera vez el número 23 que le iba a acompañar durante toda su carrera.
Tras dejar el instituto en 1980, obtuvo una beca para jugar en la Universidad de Carolina del Norte. En la temporada de su debut, entrenado por el prestigioso Dean Smith, ya fue nombrado mejor principiante del año y en 1982 llegó a la final universitaria. Enfrente, Patrick Ewing liderando a Georgetown. Jordan compartía protagonismo con James Worthy, uno de los integrantes de aquellos Lakers del Showtime de los 80. Worthy era el líder, pero el título llegó, a escasos segundos del final, en una suspensión de Air Jordan.
1984 fue uno de los años clave en la trayectoria de Jordan, pues fue drafteado con el número 3 por los Chicago Bulls y elegido para representar a los Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Los Angeles. Junto a jugadores como Pat Ewing, Sam Perkins o Chris Mullin, Jordan se colgó su primera medalla de oro olímpica tras batir en la final a la España de los Epi, Corbalán y Fernando Martín.
Llegada a la NBA con los Bulls
Tras la olimpiada debutó como profesional en la NBA de la mano de los Bulls de Chicago. Su irrupción en la Liga fue brutal, llevando a su equipo a los playoffs tras varios años sin hacerlo, consiguiendo el trofeo de Rookie del año y acudiendo a su primer All-Star en el quinteto titular.
En su segunda temporada, Jordan sufrió una lesión en el pie que le tuvo media temporada en el dique seco. Con todo, volvió para llevar a los Bulls de nuevo a unos playoffs en los que cayeron ante Boston y en donde realizó una de sus primeras exhibiciones anotando 63 puntos ante las narices de los Bird, Parish o McHale en el mítico Boston Garden .
Durante los siguientes años, Michael encadenó grandísimas temporadas, con unos registros anotadores sobresalientes. Es el único, junto a Wilt Chamberlain, en anotar mas de 3.000 puntos en una misma temporada. Además, su equipo cada vez obtenía mejores resultados en la temporada regular, y así en 1988, con un balance de 50-32, consiguieron por fin pasar la primera ronda y eliminar a los Cavaliers en cinco durísimos partidos. Al final de esa temporada, Jordan obtuvo el primero de sus seis MVP. Eran años en los que los Detroit Pistons, aquellos durísimos Bad Boys de los Thomas, Dumars y Laimbeer, cerraron el paso a Michael y los Bulls a empresas mayores.
En la temporada 1988-89, los Bulls de Jordan llegaron por primera vez a la Final de Conferencia, donde fueron batidos nuevamente por los Pistons y sus ‘Jordan Rules’, una táctica que consistía en hacer dobles y triples defensas sobre el astro de Chicago. Pero en la primera ronda de esos playoffs, en el quinto partido ante Cleveland Cavaliers, Jordan consiguió una de las canastas más famosas de toda su trayectoria. El mítico ‘The shoot’ (el tiro) ante Craig Ehlo, en el último segundo del partido y que decidió la serie.
Los Bulls de la temporada 89-90 eran un equipo en crecimiento. Liderados por Jordan y por nuevos y jóvenes jugadores como Scottie Pippen y Horace Grant, se convirtieron en un equipo más peligroso y cohesivo y firmaron un récord de 55-27 bajo la dirección del entrenador Phil Jackson. Llegarían una temporada más a las finales de conferencia y por tercera vez consecutiva los Pistons les apartarían de la gloria. Detroit ganó su segundo anillo seguido y las dudas acerca de si los Bulls podrían batirlos alguna vez estaban presentes en todo Estados Unidos. Chicago entró en la temporada 90-91 preguntándose si podría formar finalmente un equipo capaz de ganar un campeonato.
Primer three-peat
Esa temporada, perfectamente escoltado por Scottie Pippen, Jordan y los Bulls barrerían por fin a los Pistons y conseguirían su primer anillo de la NBA ante los Lakers de Magic Johnson . Michael fue nombrado MVP de la temporada y de las Finales y ese año empezaría una dictadura de dominio que abarcaría las dos siguientes temporadas. En 1992 derrotaron a los Blazers de Clyde Drexler, con un primer partido espectacular de Jordan en el que anotó 6 triples en la primera parte. Al año siguiente, los Phoenix Suns de su amigo Charles Barkley, cayeron por 4-2 con una canasta de Paxon sobre la bocina.
Durante esa época, Jordan acompañado de jugadores como Larry Bird, Magic Johnson, Charles Barkley o Karl Malone, formaron el equipo que bajo el nombre de ‘Dream Team’, ofreció un show único e inigualable en los Juegos de Barcelona 92, donde los norteamericanos lograron la medalla de oro ante la Croacia de Drazen Petrovic .
El asesinato de su padre y su primera retirada
Su padre, James Jordan, confeso adicto al juego, fue asesinado en agosto de 1993 en un caso aún no esclarecido. Eso generó una profunda depresión en Michael quién anunció su retirada del baloncesto ese mismo año, a la edad de 30 años. Sin embargo, Air no abandonó el deporte y anunció su ingreso en la Liga de Beisbol, cumpliendo así un viejo deseo de su padre, jugando, con escaso éxito, para los Birmingham Barons durante unos meses.
I’m back (He vuelto)
Con estas palabras, Jordan anunciaba su regreso al baloncesto el 18 de marzo de 1995. Ahora con el dorsal 45 (su 23 había sido retirado) le endosaba 55 puntos a los Knicks diez días después de su retorno. Jordan no pudo evitar que su equipo fuese eliminado por los Orlando Magic en las finales de Conferencia y se llegó a dudar de que fuese el mismo jugador de antes. Jordan entrenó ese verano como nunca y se preparó para lo que iba a ser la antesala de uno de los mejores años de un equipo en la historia de las ligas profesionales americanas
Segundo three peat
Jordan volvió a su mejor nivel y, nuevamente con el 23 a la espalda, condujo a los Bulls a la conquista de otros tres campeonatos consecutivos ante los Seatle Supersonics de Gary Payton y Shawn Kemp, y ante los Utah Jazz de Karl Malone y John Stockton, en dos ocasiones. Muy recordada es la jugada final del sexto partido ante Utah en 1998, jugada que muchos consideran como el mejor minuto de la historia del baloncesto. Con 86-83 para los Jazz y a falta de 41 segundos para el final, Michael anota en una entrada para poner a Chicago uno abajo. En la siguiente jugada, le roba el balón a Karl Malone y se dispone a iniciar el último ataque del partido ante la defensa de Byron Russell. Michael dejó sentado a su defensor y anotó desde seis metros la canasta del 86-87 que le dio su sexto anillo de la NBA. Esa sería su última canasta con la camiseta de los Chicago Bulls. Con Phil Jackson acabando contrato, las probables bajas de Pippen y Rodman y el cierre patronal de aquel año, Jordan anunció de nuevo, entre lágrimas, su retirada en enero de 1999, a los 36 años.
Washington Wizards y segunda vuelta a las pistas
Jordan regresó a la NBA un año después, pero como accionista y director de operaciones de los Washington Wizards, labor que realizó con más sombras que luces. Michael no había nacido para estar en los despachos y el 25 de septiembre de 2001 anunció su vuelta a las pistas para jugar con los Wizards, donando su sueldo a las víctimas de los atentados del 11-S. Realizó buenos números en Washington liderando a unos jóvenes Wizards. En la temporada 2002-03, la última que disputaría, fue realmente espectacular. Con 40 años, anotó 20 o más puntos en 42 ocasiones, 30 o más en nueve y 40 o más en tres, siendo homenajeado en todas las pistas de la NBA. Tras casi 20 años de carrera en la NBA, Jordan decía adiós definitivamente al baloncesto.
Retirada definitiva
En su último partido en Chicago, el público del United Center le dio una ovación tan grande que el propio Jordan tuvo que interrumpirla, dando un discurso improvisado. Los Miami Heat retiraron el dorsal 23 en honor a él, a pesar de no haber jugado jamás un partido con la camiseta de los de Florida. En su partido final en el MCI Center, recibió un tributo del Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, que le obsequió la bandera izada en el Pentágono el 11 de septiembre de 2002, un año después de los trágicos atentados. En el All-Star Game de 2003, Vince Carter le cedió su plaza en el quinteto titular y la ceremonia del descanso fue dedicada a Jordan, completada con una actuación musical de Mariah Carey en tributo suyo.
Filadelfia fue el escenario de su último encuentro como jugador de la NBA, el 16 de abril de 2003. Jugando pocos minutos debido a la gran ventaja de los locales en el marcador, Jordan anotó 16 puntos. En los minutos finales del partido, Jordan entró de nuevo en juego, después de que el público de Filadelfia cantara “queremos a Michael”. A falta de 1:44 para el final, anotó sus dos últimos tiros libres y se sentó tras una increíble ovación de más de tres minutos de duración.
Michael Jordan, nombrado, entre otras condecoraciones, como mejor deportista del año en 1991 por Sports Illustrated y mejor atleta del s.XX por la ESPN, ingresó en el Salón de la Fama del Baloncesto el 11 de septiembre de 2009. Actualmente es coopropietario de los Charlotte Bobcats.