Miletic: “Cuando me dijeron que un equipo de la ACB estaba interesado en mí pensé que era broma”

Miletic: “Cuando me dijeron que un equipo de la ACB estaba interesado en mí pensé que era broma”

Aunque parezca inverosímil, Dusan Miletic (Mitrovica, 1998) no tiene el número de pie más grande del Bàsquet Girona. Otro de los pívots del equipo le supera. Nacido en Kosovo, el jugador serbio relata que tiene todavía algunos recuerdos del sufrimiento que dejó la guerra de Kosovo. Empezó a jugar al baloncesto un poco tarde, con 15 años, y pegó el estirón definitivo a partir de los 18 años, cuando pasó de los 2 a los 2,15 metros. La vida con esa perspectiva tiene sus ventajas, aunque el pívot sostiene que también alguna que otra dificultad. Con tan solo 24 años y tras un año sin apenas jugar en el Partizan, la joven promesa ve en el club catalán un trampolín para dar un paso más como jugador y por ello quiere devolver la confianza que el club ha depositado en él ofreciendo su mejor versión.

Nació en 1998 en la actual Kosovo, ¿tiene algún recuerdo de la guerra?

No recuerdo la guerra, pero tengo recuerdos de situaciones que se vivieron un poco después de explosiones, de edificios destruidos… Sabía que pasaba algo, pero era muy pequeño y no sabía exactamente qué pasaba. Recuerdo ver a gente sufriendo. Aunque donde vivo yo no lo pasamos tan mal como en otros sitios donde había más conflicto entre serbios y albaneses. En Mitrovica hay un puente que separa la gente que vive en el norte y la del sur. En una parte viven albaneses y en la otra, serbios. Y ahí sí que a veces había problemas. Aunque ahora la situación es más tranquila. Mis padres siguen viviendo ahí y todo es mucho mejor.

¿Cuándo empezó a jugar a baloncesto?

Tenía unos 15 años cuando empecé, no era tan joven porque antes había jugado al tenis. Paré un año y luego con 17 volví a jugar y me mudé de mi ciudad y jugué en KK Polet un año y medio, ese fue mi primer equipo profesional. Después jugué para KK Sloga seis meses y luego firmé por el Partizan. De ahí jugué en varios equipos cedido.

¿Hay alguien en su familia que sea tan alto cómo usted?

(ríe). La verdad es que no. Mi padre mide 190 centímetros y mi madre no llega a los 170. Creo que crecí tanto porque siempre estaba practicando algún deporte. De hecho, con 18 años medía dos metros, luego en cuatro años me estiré 15 centímetros más. ¡Pero ahora ya no crezco más!

¿Qué tal es la vida con 215 centímetros de altura?

A veces es difícil encontrar una cama donde me pueda estirar, o me tengo que agachar al entrar en el coche… Pero al final te adaptas. Al principio era más difícil, porque en mis primeros clubs tenía camas estándares. Recuerdo la primera vez que fui a un hotel donde había una cama enorme, no me podía dormir porque estaba acostumbrado a dormirme agachado. La verdad es que la gente con estatura media no se da cuenta. Como con los zapatos o las sudaderas, porque tengo los brazos muy largos y siempre voy corto de mangas.

El año pasado militaba en las filas del Partizan, pero no jugó muchos minutos. ¿Cómo lo sobrellevó?

Jugué cinco partidos. El Partizan jugaba Eurocup y ABA (la liga serbia). Yo entendía que en un club con expectativas tan altas no esperan a nadie. Aun así, esperé mis oportunidades y fue duro porque no las conseguía. Lo complicado era que sabía que no iba a jugar y por eso mantener la mente fija en el objetivo de seguir trabajando fue difícil. Eso fue lo más complicado, ir cada día y entrenar pese a no tener la oportunidad.

¿Cómo fue afrontar esa situación mentalmente?

El año fue difícil. Creo que lo más duro es entrenar mucho y no tener minutos. Al final, por mucho que entrenes necesitas jugar los partidos, solo así mejoras de verdad. Para mí necesitaba encontrar algo que me motivase cada día, y lo encontré. Me autoconvencí de que mi tiempo llegaría. Así que mi motivación fue demostrarme a mi mismo y a los que no creían en mí que podía hacerlo. Al final se trata de ser la mejor versión de mí mismo y aún queda mucho camino. Así que ahora miro atrás y creo que soy más fuerte mentalmente y hay cosas que ahora veo con más perspectiva. También pensé, ya que no voy a jugar, al menos debo aprender todo lo que pueda de Željko Obradović. Al fin y al cabo, es uno de los mejores entrenadores de Europa.

¿De dónde viene esta mentalidad?

Creo que de mis padres. Al final mucho de cómo somos lo debemos a las cosas que hemos vivido de niños y mis padres, cuando quieren conseguir algo, tienen mucha determinación. También creyeron en mí. Pese a ser bueno en los estudios, nunca me desanimaron y me empujaron a seguir probando con el baloncesto. También de mis experiencias, por ejemplo, el año que hice la transición a profesional empecé a esperar más y más de mí mismo, y ahí creo que empecé a madurar más, también en mi baloncesto.

Firmó por Fortius Talent, la agencia del suegro de Nikola Mirotic. ¿Cómo fue eso?

Mi primer agente trabaja allí, así que la transición con ellos fue natural. La gente es muy buena, tengo dos entrenadores con los que trabajo en verano que me facilitan mucho el trabajo para centrarme solo en el baloncesto. El plan de la agencia es tener pocos jugadores, pero trabajan mucho con nosotros para que mejoremos fuera de temporada.

¿Cómo llegó la oportunidad de Girona?

Fue increíble. En verano estaba esperando a que el Partizan me dijera algo. Sabía que no me querían en el equipo y tuvimos algún problema porque prolongaron su silencio pese a que tuve alguna oferta, pero prefería esperar para saber su decisión, así que dejé pasar esas ofertas. Estaba esperando y esperando y empecé a perder un poco la fe porque me quedaba un año de contrato y sabía que con ellos jugando Euroliga no iba a tener minutos. Al final dije: me da igual. Quiero jugar donde sea. Sabía que no quería otro año en blanco… De repente me dijeron que había un equipo de ACB que estaba interesado en mí y yo pensaba que era broma.

¿Cuál fue su reacción?

No me lo creía. Aunque cuando Marc me siguió en Instagram es cuando me dije a mi mismo: esto es de verdad. La ACB es una de las mejores ligas y sabía que Aíto era un gran entrenador. Al día siguiente me llamaron y en unos días ya estaba todo listo. Girona es una ciudad muy bonita y si soy realista, en este momento estoy en el mejor sitio para crecer como jugador. Fue surrealista, el año pasado prácticamente no jugué y de repente estoy en la ACB.

¿Qué quiere conseguir aquí a nivel personal?

Ser mejor jugador. Quiero dar las gracias a la gente de aquí que me ha dado una oportunidad y trabajar para conseguir victorias, esa sería mi forma de darles las gracias. Si consigo ser un buen jugador, ellos serán mejor club. Esa es la forma de mejorar. La clave también es mejorar en los pequeños detalles. Ver los errores, identificarlos y corregirlos para ser mejor.

¿Se considera un tirador?

No me gusta verme a mí mismo así. Creo que puedo anotar, pero no solo tirando. En baloncesto todos pueden ser tiradores, pero no todos son anotadores. Me gusta tirar y creo que puedo ser anotador, pero quiero que mi juego sea mucho más amplio en el poste bajo y defendiendo. No quiero enfocarme en tirar. Aunque para mí es bueno saber que puedo anotar y hoy en día en baloncesto creo que es básico tener un tiro anotador.

¿Cuál diría que es su tiro?

Aún no lo he encontrado. Creo que el runninghook o el skyhook si lo hago bien es difícil de parar. También me gusta el fadeaway pero a muchos entrenadores no les gusta porque rehúyes el contacto.

¿Cómo ve al equipo en estos dos primeros meses de competición?

Creo que necesitamos seguir más lo que nos dice el entrenador. No nos quiere dar un exceso de información, pero si cada día interiorizamos un concepto, en unos meses lo haremos mucho mejor. Creo que este equipo tiene mucho potencial, tenemos juego interior, somos jóvenes, corremos bien. Si mejoramos en defensa podemos ser un equipo sólido, pero tenemos que corregir esa inconsistencia en los partidos.

¿Quiénes considera que son las figuras del equipo?

Definitivamente Marc Gasol. Todos sabemos lo que puede hacer, pero realmente es muy inteligente en la pista y podemos aprovechar mejor sus habilidades si los demás mejoramos en algunos aspectos. Aun así, somos un equipo generoso y creo que si hay jugadores abiertos es fácil que te encuentren. También creo que Quino (Colom) es un gran pasador y es habilidoso para encontrar jugadores liberados.

Recientemente ha recibido su primera convocatoria con la selección Serbia. ¿Qué tal la primera experiencia?

(sonríe) Parece que tenía que irme de Serbia para conseguir jugar para el equipo nacional. Siempre que me llamen voy a decir que sí, porque es lo mejor que te puede pasar. Cuando juegas para el quipo nacional significa que estás en la lista de los mejores y para un serbio jugar en el equipo nacional es lo más importante. Ganamos los dos partidos de la ventana y en febrero hay otra ventana, así que veremos.

Un viejo conocido de Girona es el seleccionador nacional. ¿Qué tal fue entrenar con Svetislav Pešić?

Cuando llegué a Girona me contaron que había sido entrenador aquí y sabía que fue muy bueno con Marc. Todos me hablaban de sus bromas, pero realmente es una suerte haber entrenado con él porque lo ve todo, dentro y fuera de la pista. Tiene 73 años y no para. Ha visto a tantos jugadores que es una leyenda, no solo en Girona, también en Serbia. Además, sabe como crear una buena atmosfera.

¿Qué tal la relación con el Spar Girona?

Es muy buena. Ellas se mantienen en la parte alta y son muy buenas. Cuando podemos venimos a verlas jugar y creo que para la ciudad es muy bueno que haya equipos jugando en la máxima competición. También sé que Sonja Vasić, que también es serbia, jugó aquí. Con el equipo nacional era una jugadora referente y es una lástima no haber coincidido con ella.

¿Ganarías a Marc Gasol en un uno contra uno?

Creo que todavía no (ríe). Es un genio. Pero con el tiempo seguro que lo consigo, lo importante es que soy mucho mejor cada vez que me enfrento contra él.




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