Otra Final Four para no dormir. En Kaunas el Barça perdió mucho más que los dos dientes de Jokubaitis. Después del descalabro de las semifinales, tirando el partido ante un Madrid lastrado por la bajas y volviendo a naufragar ante el gigante Tavares, Mirotic y Jasikevicius hicieron lo que debían. Como líderes del equipo pidieron disculpas y entonaron el “mea culpa” por sus responsabilidades. Pero en este proyecto también Navarro quedó señalado. El 0-7 en triples de Mirotic o el haber anotado su única canasta a dos minutos del final es tan inadmisible como el 4 de 11 en tiros libres del equipo o como haber fichado a jugadores como Paulí, Da Silva y Tobey que no le sirven al entrenador. O insistir en pívots como Sanli o Vesely a quienes en Europa no les alcanza para competir contra armarios mucho más robustos.
Los 14 fracasos del Barça en la Final Four tienen algo de paranormal. Como las mandarinas de Llull, el decisivo madridista que montó el lío ante el Partizán, esquivó la sanción y dio otra Euroliga a Florentino… Y hace más doloroso el papelón del Barça. Jasikevicius tenía renovación automática si ganaba la Euroliga. Ahora, viendo que lejos de sacar el mejor rendimiento de sus jugadores, les saca de quicio, tendrá pocos números de continuar.
Igual que Mirotic. Cuando la junta se cargó a Messi por falta de dinero también quisieron echar al de Podgorica, por el mismo motivo. Reverter frenó su marcha. Ahora ya no tendrá quién le defienda. Antes de la desbandada, Saras, Mirotic y compañía tienen que cerrar los puños y sacar el talento. Ganar la ACB es el objetivo y se la deben a la afición del Palau.