Misión: Salvar a Buffy de su propio creador, Joss Whedon

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Al exitoso director, productor y guionista Joss Whedon (Los Vengadores, La Liga de la Justicia) se le conoce sobre todo por haber creado una de las primeras series protagonizada por una heroína feminista en la historia de la televisión: Buffy, Cazavampiros, emitida entre 1997 y 2003. Desde hace años rondan rumores en torno a su supuesta misógina, una queja que estos días ha estallado en la voz de varias actrices de la serie, la cual todavía goza de un seguimiento de culto. A Whedon lo acusan de abuso de poder psicológico y verbal. La intérprete Charisma Carpenter aseguró la semana pasada que cuando se quedó embarazada, Whedon le preguntó “si se lo iba a quedar”, se burló de su peso, de su fe y, una vez que dio a luz, la despidió del spin off, Angel.

Varias actrices se le sumaron de inmediato y esta semana son los actores los que han salido a apoyar a sus compañeras. Mientras el cineasta guarda absoluto silencio, la legión de fanáticos se debate en redes sociales si esta vez se podrá separar al autor de su icónica obra.

Carpenter, la primera del elenco en alzar la voz contra el poderoso de Hollywood, achacó su testimonio a lo aprendido del movimiento Me Too, que intenta combatir el silencio y la impunidad ante los abusos que padecen las mujeres principalmente en el ámbito laboral. “A pesar del acoso, una parte de mí buscaba validarlo. Le puse excusas a su comportamiento y reprimí mi propio dolor”, recordaba la actriz en una declaración difundida la semana pasada en Instagram. Michelle Trachtenberg, quien se unió a la serie cuando tenía 15 años, en el papel de la hermana menor de Buffy, también cargó contra el comportamiento “muy inadecuado” de Whedon cuando ella era adolescente. Afirmó que había una cláusula que le prohibía al creador estar a solas con ella.

La estrella de la serie, Sarah Michelle Gellar, hizo un breve comentario de apoyo a sus compañeras. “Si bien me enorgullece que mi nombre esté asociado con Buffy Summers, no quiero estar vinculada para siempre con el nombre de Joss Whedon”, escribió. Otros miembros del equipo ha ido saliendo, uno por uno, en defensa de las víctimas: las actrices Amber Benson, Eliza Dushku, y más recientemente, los actores David Boreanaz y James Marsters, así como la guionista Marti Noxon, que heredó de Whedon las riendas de Buffy antes de escribir para Mad Men han salido a apoyar a las presuntas víctimas. “Se hizo mucho daño durante aquel tiempo y algunos de nosotros lo seguimos procesando 20 años después”, sostuvo Benson, quien dio vida a una de las primeras lesbianas de la historia de la televisión, otro factor por el que los seguidores de la serie la celebran.

El detonante para la revelación de Carpenter fue el caso de Ray Fisher, actor en las películas de superhéroes de DC. El intérprete de Cyborg trabajó con Whedon en La Liga de la Justicia en 2017. A mediados del año pasado acusó al cineasta de un supuesto comportamiento “abusivo, poco profesional e inaceptable” amparado, según él, por dos productores. La empresa matriz WarnerMedia inició una investigación sobre las acusaciones, que concluyeron en diciembre. El conglomerado mediático informó, sin entrar en detalles, de que se habían tomado “medidas correctivas”.

El mes pasado se supo que el personaje de Fisher no aparecería en la próxima película de DC. WarnerMedia aseguró que le habían ofrecido el papel, pero que dado que este había declarado que no participará en ninguna cinta asociada a Walter Hamada -presidente de DC Films a quien el actor ha acusado de socavar la investigación y no tomarse en serio sus afirmaciones-, la producción “siguió adelante” sin él. Carpenter reconoció en su reciente publicación que siente una “abrumadora responsabilidad” por lo que supuestamente padeció Fisher. “Es evidente que Joss ha persistido en sus acciones perversas”, escribió.

Como suele ocurrir cuando se destapan acusaciones de abuso en la industria del entretenimiento, los seguidores de los presuntos perpetradores entran en la tesitura sobre qué postura adoptar respecto a su obra. En el caso de Whedon el escrito también sopesa que ha levantado la bandera del feminismo en su trabajo, pero que, según algunos de sus cercanos, como su exesposa Kai Cole, es solo una pantalla para ocultar sus conductas inapropiadas. La Asociación de Estudios Whedon, una sociedad de académicos dedicada a estudiar las obras de Joss Whedon, está debatiendo si cambiar su nombre, según informa The New York Times.

El ejército de seguidores de Buffy parece comulgar en Twitter con la idea de apoyar a las presuntas víctimas de Whedon, pero que la icónica serie noventera va más allá de su creador y no deja de ser rupturista por las acusaciones. Existe una inmensa cantidad de grupos en internet que durante casi dos décadas se ha dedicado a analizar las tramas y los personajes de la serie. En declaraciones al Times, Alyson Buckman, profesora de la Universidad Estatal de California en Sacramento y miembro de la Asociación de Estudios Whedon que trabaja en un libro sobre el programa para el que ha entrevistado a varios de sus seguidores, sostuvo que muchos de ellos decían que Buffy les había enseñado a defenderse por sí mismos, a salir adelante. “¿Está todo arruinado por un hombre?”, se pregunta.


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