Montaña rusa a ninguna parte


En Cornellà se detuvo el sábado en el noveno puesto la montaña rusa a la que ha estado subida la Real toda la temporada. En el campo perico el conjunto guipuzcoano vio cómo se esfumaban las opciones de meterse en Europa que se abrieron con la posibilidad de alcanzar la séptima plaza, pero finalmente, los txuri urdin terminaron novenos, algo probablemente lógico, teniendo en cuenta que es la posición que más veces han ocupado a lo largo de la campaña (10) e incluso que es el puesto final más repetido en su dilatada trayectoria en Primera División.

No obstante, es inevitable que la temporada deje un poso de decepción y la sensación de oportunidad perdida. En primer lugar porque, a poco que se hubiera acertado con los fichajes –sólo se salva Merino-, que las referencias hubieran estado a la altura y que las lesiones hubieran respetado algo más, la Real habría podido rescatar los escasos tres puntos que le han separado de la séptima plaza.

Pero las cosas no suceden por casualidad y probablemente haya que encontrar la explicación en un cúmulo de decisiones equivocadas tomadas desde el pasado mes de agosto y que han derivado en un equipo que a lo largo de la campaña ha dado más disgustos que alegrías a su parroquia, que apenas ha tenido tiempo para el disfrute en el nuevo Anoeta y que ha visto cómo los tres descendidos arrancaban puntos en Donostia.

La primera decisión errónea fue la elección del entrenador. Asier
Garitano llegó pero no parecía tener la confianza necesaria de quienes le trajeron. De lo contrario, resulta difícil entender que en la jornada 17, sin una sola bronca en Anoeta, saltara por los aires. Antes se había marchado ya el segundo de altos vuelos que le había traído Roberto
Olabe, Rubén
de
la
Barrera. Tras el fracaso de un staff técnico ‘pastiche’, el director de fútbol tuvo que desdecirse y recurrir de nuevo a Imanol
Alguacil.

La jugada le salió bien, puesto que el de Orio aterrizó con un histórico triunfo en el Bernabéu, que fue el inicio de una racha de ocho partidos sin perder que permitió al conjunto txuri urdin viajar a Girona con la opción de meterse sexto en caso de victoria. Empató y precisamente ese encuentro en tierras catalanas fue el inicio de dos meses que dinamitaron cualquier posibilidad europea. Con una sola victoria (ante el Betis) en 10 partidos se fue al garete el objetivo y sólo este repunte final con tres victorias consecutivas permitió al cuadro guipuzcoano viajar a Cornellà de nuevo con la opción de alcanzar el anhelado puesto europeo. Pero allí, como en Girona o como en tantos otros partidos clave en casa ante rivales menores –Valladolid, Rayo, Girona o Huesca-, el conjunto txuri urdin no fue capaz de dar la talla en el momento clave.

Durante el transcurso de estos últimos 21 partidos con Imanol, fueron quedando en evidencia las cesiones de Theo y Sandro y fueron emergiendo hombres como Barrenetxea o Aihen, que han sido la gran noticia de la temporada y dejan clara una enseñanza que se creía aprendida: no es fácil mejorar fuera lo que aporta Zubieta.


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