Muguruza está enchufada

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Muguruza celebra su victoria contra Samsonova, este miércoles en Melbourne.
Muguruza celebra su victoria contra Samsonova, este miércoles en Melbourne.JAMES ROSS / EFE

Será lo que tenga que ser pero, transcurridas las dos primeras rondas del torneo, hay una certeza: Garbiñe Muguruza está enchufada a este Open de Australia. Tan eléctrica estaba, inmejorable señal, que cuando selló su acceso a la tercera ronda (6-3 y 6-1 a Liudmila Samsonova) se dirigió a la red todavía corriendo, como si tuviera la necesidad de seguir haciendo metros y compitiendo, sobre todo ganando. Está de dulce la española, con ganas de sacarse la espinita del curso pasado, cuando Sofia Kenin le arrebató el título sobre la línea de meta. De momento, reclama la reválida con hambre y buen tenis, habiéndose asegurado una cita con la kazaja Zarina Diyas (6-4, 3-6 y 6-3 a Bernarda Pera).

Continuó Muguruza por la misma senda que venía. Es decir, rápido y bien. Mordiendo. Cerró el pase en 1h 04m y reafirmándose con otra intervención notable, sin tacha alguna y sí con otra amalgama de argumentos que invitan a pensar en positivo en este recorrido de Australia. Pies en el suelo y partido a partido, sí; ponen pausa ella y su entrenadora, Conchita Martínez, aunque lo visto hasta ahora promete y el horizonte del cuadro insinúa un choque voltaico en los octavos con Naomi Osaka (6-2 y 6-3 a Caroline Garcia) que podría marcar un punto de inflexión estos días en Melbourne. Compite y disfruta la española, con determinación y voluntad de abreviar, si es posible. Así lo hizo con Samsonova.

A falta de recursos, la rival (130ª de la WTA, 22 años) se sostuvo de forma mínima en el duelo con su servicio; herramienta, dicho sea de paso, que le sirvió en la estación previa para deshacerse de Paula Badosa, que de haber tenido un punto más de oxígeno seguramente hubiera decantado la balanza hacia el lado contrario. En cualquier caso, poco pudo hacer frente a Muguruza, enérgica y afilada, pegándole duro a la bola de principio a fin; ambiciosa en los intercambios y que atinó en cuatro de las siete opciones de break que se procuró. Ninguna concedió a su adversaria, obligada constantemente a arriesgar y que disparó su cifra de errores hasta los 35, por solo 14 al otro lado.

La española le cerró la puerta y al comienzo de la tarde certificó otra victoria contra una jugadora rusa, país que se le da bien en los grandes escenarios; de hecho, hay que rebobinar hasta 2014 (Roland Garros) para dar con la última que la batiera, entonces Maria Sharapova.

“¿Que se me dan bien las rusas? Desconocía el dato… No lo sé, supongo que hay tantas entre las 100 primeras del cuadro, que es normal que me suela tocar algún partido [ocho triunfos desde aquella jornada en París]…”, señaló. “Estoy mi contenta de cómo jugué. Tanto hoy como en la primera ronda [Margarita Gasparyan] he jugado contra rivales agresivas, así que he intentado no cometer muchos errores”, prosiguió, a la vez que predijo un cruce físicamente duro contra Diyas (de 27 años y 83ª del mundo), a la que derrotó en el único precedente entre ambas, el año pasado en Zhenzhen.

“Ya sabéis que no me gusta mirar los cuadros ni ir más allá. Sigo partido a partido, voy día a día…”, cerró.

Open de Australia: resultados (miércoles 10) y orden de juego (jueves 11).


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