El Real Madrid no desaprovechó el pinchazo del Barcelona en Mestalla y salió líder de Pucela tras un partido angustioso resuelto en el tramo final por Nacho, un actor secundario en la plantilla de Zidane que se disfrazó de goleador para darle a su equipo tres puntos vitales en su carrera por la Liga.
El conjunto blanco sufrió más de la cuenta para superar a un Valladolid tan ordenado atrás como inofensivo en ataque. Sergio González construyó un muro alrededor de la portería de Masip y el plan estuvo a punto de salirle bien de no ser por el arreón final blanco. El Madrid logró espabilarse en el segundo tiempo después de acabar el primer acto congelado: ni un chute a puerta completaron los blancos, que vieron como el VAR les anulaba un gol por fuera de juego de Casemiro en el arranque del choque.
Nada se supo de Benzema y Rodrygo mientras Isco, Modric y Kroos buscaban las grietas de la poblada zaga vallisoletana. La preocupante falta de profundidad y de desborde del Madrid planeó siempre en el gélido Zorrilla. La parálisis blanca, además, encontró réplica en Zidane, que solo movió el banquillo para dar entrada a Lucas en lugar de un Isco venido a menos. Ni por esas el Madrid cambió el compás de un partido muy cómodo para los locales, bien sostenidos por su pareja de centrales.
El tanto de Nacho relajó inexplicablemente a los blancos y dio alas al Valladolid, que olió sangre y llegó a empatar con un tanto de Guardiola en el minuto 89’. Para alivio del Madrid, el línea anuló el tanto por un fuera de juego de corroboró el VAR.
El Madrid de Zidane, más funcionarial que nunca, se fue líder de uno de esos campos donde, dicen, se ganan las Ligas.
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