Napoli tiene a tiro el ‘Scudetto’ tras imponerse 2-1 a Roma, encuentro correspondiente a la Fecha 20 de la Liga de Italia, celebrado este domingo en el Estadio Diego Armando Maradona.
Victoria, como se suele decir, de líder. El Nápoles acaricia la gloria, y con motivos. Esta vez fue Giovanni Simeone, que no falla cada vez que Luciano Spalletti le necesita y marca siempre que juega. Pero es que funciona todo en el club ‘azzurro’. Desde la portería a la delantera pasando por el centro del campo. En Nápoles se respira ambiente de campeón.
Inició el choque en el Maradona igualado, a la altura de lo que prometía el cartel, con dos equipos dispuestos a crear, a generar y a atreverse para lograr los tres puntos. Con un ambiente inmejorable, ‘partenopei’ y ‘giallorossi’ empezaron tanteándose, midiéndose, intentando no cometer errores que pudieran costar el partido.
Pero el Nápoles, con menos presión gracias a su colchón de puntos, fue haciéndose paulatinamente con el control, sometiendo poco a poco a su rival, hundiéndolo en su propia área gracias a los desbordes de Lozano por banda derecha, que hizo su mejor partido de la temporada, y de Kvaratskhelia, que volvía tras un proceso gripal a la titularidad, por izquierda.
Y es que si el georgiano es fijo para Spalletti en el día a día, en un partido grande lo es más todavía. No deja de demostrar la nueva estrella napolitana que es un jugador especial, y este domingo hizo lo propio con la asistencia en el primer gol, un centro al segundo palo que Osimhen, el máximo goleador del campeonato, bajó con el pecho y se acomodó con la rodilla para fusilar a Rui Patricio y abrir el marcador.
No se amedrentó el Roma, que pese a ir por debajo en el marcador demostró también su buen momento con buenas combinaciones y con alguna que otra ocasión clara. Pellegrini y Dybala lo intentaron desde la distancia y Spinazzola la tuvo justo antes del descanso, pero Meret se interpuso con una gran parada.
Buscó soluciones Mourinho al descanso y optó por introducir a El Shaarawy en el carril izquierdo, en lugar de Spinazzola, para ganar más presencia ofensiva. Funcionó en un principio el movimiento porque el Roma comenzó con potencia el segundo acto, en el que fue su mejor partido contra uno de sus grandes rivales en lo que va de temporada, con presiones bien coordinadas, robos altos y buena salida de balón.
El problema para Mourinho, como viene siendo habitual, está en la punta de la ofensiva. Abraham trabaja mucho y muy bien, pero le sigue costando conectar con precisión con Dybala y Pellegrini y, por tanto, pese a la constante amenaza que supone para los centrales por su envergadura y su capacidad de jugar de espaldas a la portería, sus ataques son menos efectivos.
Pero esta vez no hizo falta Abraham para desbloquear el marcador romano. Fue, de hecho, el primer cambio de Mou; un El Shaarawy que llegó al segundo palo para cabecear el enésimo centro lateral de Zalewski, poner el empate a uno y sumar su segundo tanto consecutivo en lo que va de temporada.
El empate provocó la reacción inmediata de Spalletti, que retiró a Osimhen y Lozano -antes había quitado a ‘Kvara’– para dar entrada a Raspadori y Simeone en busca de renovar las energías finales para conseguir la victoria en casa. Y si el plan de Mou con El Shaarawy funcionó , el de Simeone a Spalletti también.
A falta de cinco minutos, el ‘Cholito’ recibió en la frontal, se dio la vuelta y fusiló con su pierna izquierda a Rui Patricio para desatar la locura en el Maradona, desequilibrar el imponente duelo ante el Roma y poner a tiro de piedra el ‘Scudetto’.
Se celebró el pitido final casi como un gol. De Laurentiis, el presidente, sonreía en la grada. Son ya 13 puntos al segundo clasificado. Pero, sobre todo, es la sensación de que nadie puede derribar a este Nápoles.
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