Naufragio del Espanyol en Pamplona

Golpe duro, durísimo. El Espanyol sucumbió este domingo en El Sadar y se dejó en Pamplona gran parte de sus aspiraciones de lograr la salvación. Nueva bofetada y de las que hacen daño pues era vital ganar la ‘final’ ante Osasuna. Sigue colista y la permanencia está ahora a 6 puntos. Pinta mal, muy mal.



En un partido esperpéntico, el equipo de Abelardo cayó por 1-0 gracias a un gol de penalti que transformó Roberto
Torres al golpear el balón con el codo Víctor
Sánchez, un penalti tonto pero que sirvió para decantar el encuentro. A perro flaco, todo son pulgas y el Espanyol está más desnutrido que nunca.

Pero el esperpento tuvo un capítulo final más grave. El Espanyol acabó con diez por la expulsión de Diego
López tras tocar el balón fuera de su área. El meta gallego veía su segunda amarilla y Cabrera acabó como circunstancial portero, sofocando el temporal como buenamente pudo. Ya era lo de menos.

Lo preocupante es que el Espanyol no dio nunca sensación de poderse llevar el partido, asemejándose al equipo que naufragó en Valladolid y lejos del que plantó cara al Atlético hace una semana. Urge reaccionar pues el pozo sigue muy cerca.

Quedan menos jornadas y el Espanyol se complica y de qué manera la permanencia.

Abelardo apostó ayer prácticamente por el mismo bloque que jugó ante el Atlético con el único cambio de David
López en lugar de Iturraspe en la medular. Relegó de nuevo a Calleri a la suplencia, pues el tridente que acompañó a De
Tomás estuvo formado por Wu
Lei y Embarba por los extremos y Darder, de media punta.

Osasuna salió en tromba, con una presión muy alta y explotando un juego muy vertical. Consecuencia, el Espanyol se aculó atrás y le costó una vida sacudirse el dominio rojillo.Un dato que explicita el monólogo local: en los primeros 5 minutos, tres córners de Osasuna y los de Abelardo, sin pisar el área contraria.

Kike
Barja (5’) y Rubén
García (6’) avisaron que Osasuna tenía mucha hambre, mientras que el Espanyol se mostró muy espeso, endeble, paseando la triste imagen que ya ofreció en Valladolid.

Poco a poco los blanquiazules se reactivaron, sacudiéndose el acoso local, y miraron a la portería de Rubén. Embarba (12’) y sobretodo Wu Lei, en dos acciones seguidas, pisaron área rojilla, pero como casi siempre, les faltó definir bien.

Darder seguía sin aparecer pero el Espanyol se iba entonando y en el 19’ llegó la primera y única ocasión clara de la primera parte. De Tomás se inventó un obús desde la frontal que se envenenó con parábola pero el portero Rubén repelió con algún problema. El Espanyol daba señales de vida, por fin.

Sobre la media hora del partido Darder se asoció bien con Wu Lei, pero el chino cayó en fuera de juego. Javi López, que sufrió mucho con Barja y Rubén
García, dio una de cal y otra de arena. En el 33’ los rojillos reclamaron una mano del capitán en el área que el colegiado desestimó. Y tres minutos después, Javi salvó in extremis la peligrosa internada de Brazanac.

Antes del descanso, en el 41’, De Tomás volvió a avisar, pero Aridane desbarató el peligro perico.

En la reanudación Abelardo movió ficha y dio entrada a Calleri en lugar de Wu Lei, buscando más garra arriba. Pero no pudo empezar peor la segunda parte. En el 47’ Diego López salvó con una mano providencial el disparo de Brazanac con sello de gol. Pero todavía faltaba por llegar lo peor.

En el 49’, penalti tonto sí, pero claro de Víctor
Sánchez, al que le rebotó el balón en el brazo. A perro flaco, todo son pulgas. Pena máxima que transformó Roberto
Torres a lo Panenka, poniendo el 1-0 en el marcador del Sadar. Tocaba volver a remar para remontar un duelo decisivo.

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El Espanyol no le perdió la cara al partido pese al varapalo y siguió apretando. En el 59’ se reclamó un posible penalti sobre Embarba cuando iba a rematar. El colegiado obvió la jugada y no intervino ni el VAR. Y en la siguiente jugada Diego López salvó un gol cantado a disparo de Rubén García y volvió a ser providencial el meta perico para abortar una contra y disparo de Enric
Gallego (61’).

El partido se enloqueció y la zaga blanquiazul devino un flan, perdonando Osasuna en varias ocasiones la sentencia del duelo. Roto el partido, Darder dio la réplica en el 62’ con un buen disparo desde la frontal pero salvó Rubén.

El Espanyol con más corazón que cabeza, buscó el empate, pero lo que estuvo cerca de llegar fue el segundo rojillo. Enric
Gallego tuvo la puntilla (69’), pero su disparo se fue lamiendo el palo izquierdo.

Abelardo introdujo a Melendo y Víctor
Gómez, oxígeno para buscar la remontada.

Y para colmo de males, nuevo esperpento para acabar de sentenciar al Espanyol. Diego López cogió el balón fuera de su área, muy rigurosa la acción, pero vio la amarilla. Y como era la segunda que veía, el portero acabó expulsado. Acción que no revisó el VAR.

Abelardo ya había hecho los tres cambios por lo que Cabrera se puso como circunstancial portero. A diez del final, el escenario devino dramático para los pericos: jugando con uno menos y sin portero. Peor imposible. El 1-0 no se movió y el Espanyol salió escaldado de Pamplona en otra final perdida, un partido además en el que la desgracia se cebó contra los de Abelardo, tanto en el penalti como en la expulsión de Diego López. Pinta mal.

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