Nicolas Sarkozy, condenado a tres años de cárcel por corrupción y tráfico de influencias

El expresidente francés Nicolas Sarkozy en su llegada al tribunal, este lunes en París.
El expresidente francés Nicolas Sarkozy en su llegada al tribunal, este lunes en París.ANNE-CHRISTINE POUJOULAT / AFP

El expresidente francés Nicolas Sarkozy ha sido condenado este lunes a tres años de prisión, uno de ellos firme, por corrupción y tráfico de influencias en el llamado caso Bismuth o caso de las escuchas. Sarkozy, según el tribunal, ofreció contrapartidas en 2014 a un fiscal a cambio de informaciones y ayuda en una causa que le afectaba. El exmandatario podrá cumplir la pena en su domicilio.

La sentencia señala que Sarkozy podrá cumplir la pena “bajo régimen de detención domiciliaria bajo vigilancia electrónica”, como podría ser un brazalete. Sarkozy, quien durante el juicio se declaró víctima de encarnizamiento de la Fiscalía y de los jueces, puede recurrir la condena.

El tribunal reprochó a Sarkozy que “hubiese utilizado su estatuto de antiguo presidente de la República y las relaciones políticas y diplomáticas que tejió cuando estaba en ejercicio para gratificar a un magistrado que había servido a su interés personal”. También es grave, según los jueces, que quien cometió los hechos en cuestión fuese alguien que, cuando ocupó la jefatura del Estado, era “el garante de la independencia de la Justicia”.

Junto a Sarkozy, fueron condenados a las mismas penas su abogado, Thierry Herzog, y el antiguo abogado general (fiscal) de la Corte de Casación, Gilbert Azibert. El tribunal consideró probado, tras el juicio celebrado a finales de 2020, que los tres participaron en un “pacto de corrupción”, desvelado gracias a las escuchas en una línea telefónica secreta que usaban Sarkozy y Herzog, y que estaba registrada bajo el nombre falso de Paul Bismuth.

Más problemas con la Justicia

La decisión del tribunal es un golpe para el político de referencia de la derecha francesa, ya imputado en varios casos penales, pero no condenado en ninguno. Y este no es el fin de sus problemas con la Justicia. El 17 de marzo afronta otro juicio por el llamado caso Bygmalion por los gastos excesivos y las facturas falsas en su campaña para la reelección, en 2012. Y está imputado también por el caso de la supuesta financiación, con dinero de la Libia de Muamar el Gadafi, de la campaña que en 2007 le llevó al palacio del Elíseo.

En 2011, el antecesor y mentor de Sarkozy, el presidente Jacques Chirac, fue sentenciado a dos años de prisión por malversación de fondos públicos y abuso de confianza cuando era alcalde de París, pero no los cumplió debido a su edad y estado de salud. Tanto Chirac, que murió en 2019, como Sarkozy han sido condenados por hechos cometidos antes de llegar a la presidencia o después de abandonarla.

La condena complica los intentos del conservador Sarkozy, de 66 años y presidente de la República entre 2007 y 2012, para influir en la política francesa e incluso regresar a la batalla electoral. El antiguo jefe de Estado coqueteaba con la idea de ser candidato a las presidenciales de 2022 si el actual presidente, Emmanuel Macron, desistía de presentarse, o estallaba una gran crisis en el país.


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