“No me gusta que nos metan a todos en el mismo saco”, dice Aduriz


No le ha ido mal al killer Aduriz en el mundo del fútbol, teniendo en cuenta lo que desvela sobre algún capítulo de su infancia. El delantero rojiblanco camina hacia su retirada, oficial al término de la presente campaña. Mientras, se va despidiendo poco a poco, en sus comparecencias de prensa, en algunos minutos sobre el terreno de juego, hasta que el coronavirus lo ha paralizado, y en algunas entrevistas.



En una de estas últimas, perteneciente al número de marzo de la revista Panenka, Aduriz confiesa que “en mi casa se medio rechazaba el fútbol. Mis padres preferían ir a la montaña”. Eran aficionados, por ejemplo, al esquí. Aunque el ‘20’ rojiblanco aclara que “nunca me prohibieron jugar, ni mucho menos. Simplemente hubo un momento en el que tuve que elegir. Yo hacía esquí de fondo y competía pero, por falta de tiempo y la posibilidad de lesionarme, tuve que elegir entre una cosa u otra”.

De aquellos inicios, a una retirada que va aceptando con entereza. El ariete del Athletic señala que “en la vida, todo tiene un principio y un final. Cuando empezamos a jugar todos sabemos que habrá un momento en el que dejaremos de hacerlo”.

Aunque destaca que, a pesar de que también va cumpliendo año, llegó a los 39 en febrero, el motivo para colgar las botas es, sobre todo, de índole médico. “Mi porqué es el cuerpo. Mi cadera ha dicho basta. Venía con molestias del año pasado, tuve muchísimas dudas en verano y al final entre todos decidimos continuar un curso más. Pero tenía claro que no podía pasar de esta campaña. Mi cadera está muy tocada, y no da más de si”, asume. Por eso lleva un plan de trabajo particular y dosificado.

Aduriz sigue mostrando su amor al fútbol. “Me lo paso muy bien. Me encanta competir y me encanta ir todos los días a entrenar. Al final esa es la clave”. manifiesta. Pero en el día a día también se ‘pelea’ con algunas cosas que rodean a este deporte. Le produce “bastante pereza” el “estereotipo en el que encasillan a los futbolistas”. El donostiarra lanza que “seguramente, yo tendré un montón de defectos, pero no me gusta que nos metan a todos en el mismo saco, no somos todos iguales”.


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