“No sé si el mundo que va a venir va a ser mejor… o peor”: Mujica en la Ibero (Crónica)

“Conocí ayer a López Obrador”, revela y pide al pueblo mexicano “el mayor entendimiento posible y la mayor tolerancia para la etapa de la historia que está enfrentando”.

Por Gustavo Sánchez B./ Aristegui Noticias

Camina lento. Parece que ni siquiera reparó en los calcetines que se puso hoy. A diferencia del resto en la sala, él no necesita presentación, pero si necesitara un gafete, éste diría: José Alberto Mujica Cordano. Aunque ya todo mundo lo conoce como Pepe Mujica.

Con la sencillez que lo caracteriza, el hombre -al que algunos llaman político- se presentó el lunes en la Universidad Iberoamericana, donde por los pasillos los alumnos y algunos maestros caminan con el último iPhone en la mano.

Minutos antes de que Mujica llegara, entró en la sala, de traje azul, el embajador de Uruguay y se sentó en primera fila.

En cuanto irrumpió Mujica en la sala de prensa, todas las miradas se volcaron hacia él. Las cámaras no apuntaban hacia otro lado. Los reporteros lo veían fijamente -a pesar de lo distraídos que solemos ser- y empezaron a escucharlo con atención luego de que se sentó.

Foto: Luis Cortes/ Reuters

De repente cruza la pierna. Se le nota cómodo. Cuando obviamente se le pregunta por Andrés Manuel López Obrador, él ataja: “Tengo que respetar la casa donde estoy”. Pero claro que tiene una opinión, aunque sólo le desea al pueblo mexicano “el mayor entendimiento posible y la mayor tolerancia para la etapa de la historia que está enfrentando” en esta nueva etapa que comenzó a vivir el país con la llegada del político tabasqueño a Palacio Nacional.

Mujica estuvo el domingo 1 de diciembre escuchando el mensaje del presidente. Estuvo -como cualquier otro- soportando el Sol y atendiendo un discurso de más de una hora en la plancha del Zócalo capitalino, que decidió dar el presidente de México a un año de su asunción al poder, luego de dos intentos fallidos.

Foto: Graciela López/ Cuartoscuro

Y ahora está acá. Al poniente de la Ciudad de México. Santa Fe. Una zona muy difícil para los peatones. De congestionamientos. De autos por todos lados.

Una de las preguntas a José Mujica fue: ¿Qué consejo le dio al presidente López Obrador a un año de su gobierno?

Y él sólo reveló: Yo no lo conocía. A López Obrador lo conocí ayer. Me resultó afable y simpático… He intentado luchar por un mundo donde los seres humanos tengan un punto de partida igual, tal vez eso me identifique con su manera de sentir, hay una vieja utopía pendiente de la Revolución francesa: queremos la igualdad, decían, igualdad bajo los techos en los que vivimos. 

Así fue soltando más frases para anotar. Que algunos escuchan. Que otros reflexionan. Que algunos dejan pasar:

“No sé si el mundo que va a venir va a ser mejor o peor”.

“El mundo se está reorganizando”.

“La solución está en las generaciones que vienen”.

“No sabemos hacia dónde va la humanidad”.

“Sé de la tragedia del pueblo mexicano”.

“Nunca se acaban los males… van poco a poco creciendo”.

“El fanatismo es la negación permanente… el fanatismo es siempre la entronización de ese germen de egoísmo que llevamos adentro… a veces puede ser racismo o desprecio a los pobres”.

“No hay una solución mágica para todos los problemas”.

Y advierte que podría haber un triunfo final del egoísmo. Porque el germen egoísta está en todas partes. “Somos egoístas pero necesitamos cooperación”.

Se le insistió después sobre López Obrador, pero Mujica en algún momento se sincera: “estúpido sería de mi parte si no fuera dueño de mi silencio“.

Pasó una hora con nosotros: más de 30 periodistas y decenas de fotógrafos. Y después recibió el título que  la Universidad Iberoamericana concedió: el Doctorado Honoris Causa.

Un premio más en la vida de este hombre, que seguramente estará en los libros de historia.

Ante una América Latina efervescente, Mujica apunta: “La solución está en las generaciones que vienen“. Y concluye que él, a sus 84 años, ya no lo verá.




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