“No tenía en mente ser titular, pero el objetivo es jugar y ayudar al equipo”

“No tenía en mente ser titular, pero el objetivo es jugar y ayudar al equipo”

Santi Aldama (Las Palmas de Gran Canaria, 2001) atiende a Mundo Deportivo a las puertas del inicio de la temporada regular de la NBA, la segunda de su corta trayectoria profesional como miembro de los Memphis Grizzlies. El ala-pívot de 2,11 metros y 97 kilos ha trabajado muy duro este verano después de rechazar una oportunidad de oro con la selección española, a la postre campeona del Eurobasket 2022. El joven jugador, que no abandonó la isla hasta su desembarco universitario en Estados Unidos hace cuatro años, es el español que presenta una mayor proyección en la competición tras levantar muchas pesas y hacer trabajo específico de tiro y defensa en esta larga pretemporada. La lesión de Jaren Jackson Jr., cuatro titular de su equipo, le ha abierto las puertas a una titularidad impensable hace apenas unos meses, cuando terminó su primer año en la liga con 32 partidos disputados y un promedio de 11 minutos en cancha.

¿Qué balance hace de este verano tan importante para usted?

Estoy contento. Ha sido una muy buena pretemporada para mí y el equipo. Hemos probado muchas cosas y estamos construyendo los cimientos de la nueva temporada. Tenemos a muchos jugadores del año pasado, y eso ayuda. Día a día hemos ido mejorado, y eso es lo más importante. Estamos en una muy buena situación para empezar.

¿Le dolió no poder estar con la selección?

Claro. Jugar con España es uno de mis objetivos, lo que llevo deseando hacer desde muy pequeño. Espero que el próximo verano pueda debutar, pero la decisión tomada este año ha sido la correcta. He mejorado mucho y se ha notado en las primeras semanas de entrenamientos del grupo. El objetivo es seguir en esta línea y seguir progresando partido a partido.

¿Se ve titular en el arranque contra los New York Knicks?

No me mojo, pero, obviamente, el objetivo es competir por el puesto. No sé nada todavía, porque no hemos hablado de ello específicamente con el entrenador, pero es evidente que con la baja de Jaren Jackson Jr. hay un hueco abierto en esa posición, así que ya veremos.

En julio indicó a MD que su objetivo este año era entrar en la rotación, pero ahora ya se habla de la titularidad. ¿Qué le pide el entrenador?

Lo que él me pide, principalmente, son tres cosas. Si estoy abierto, tirar triples. También coger el máximo de rebotes posibles y ser muy físico en defensa. Creo que he mejorado en cada partido haciendo estas cosas, que igual no hacía tanto antes. Por eso me siento muy cómodo, y pase lo que pase el primer día me sentiré preparado.

Si logra el objetivo de consolidarse en el quinteto en este arranque, es probable que sea el español con más minutos en la liga, ¿se lo hubiera imaginado hace un año?

No era algo que tuviese en mente, pero el objetivo sigue siendo jugar, consolidarme en la rotación y ayudar al equipo. Todos los españoles que estamos aquí hemos logrado grandes cosas en nuestra carrera, y cuando nos dan una oportunidad se nota con nuestro rendimiento. Para mí es un honor formar parte de este pequeño grupo de españoles que estamos en la NBA.

Jaren Jackson Jr. estará varios meses fuera, y si le cubre luego tocará gestionar también la vuelta al banquillo, un cambio en la rotación y los minutos, ¿cómo se mentaliza para ello?

El entrenador siempre nos dice que debemos estar preparados para todo. Tanto para estar dentro de la rotación, como para ser titulares, pero también para quedarnos fuera y seguir estando listos por si nos vuelven a llamar. Es uno de los lemas de nuestro equipo. Siempre hay que estar preparado. La temporada es muy larga y pueden pasar muchas cosas, pero cada uno debe controlar lo que puede, y en este caso se trata de trabajar y estar preparado siempre para jugar.

¿Cuál cree que es el techo del equipo este año?

No tenemos techo. Eso dependerá de nosotros y de nuestro trabajo diario. El futuro está en nuestras manos y tenemos potencial para ser campeones. Eso se consigue con el trabajo diario y confiando, así que vamos a por ello.

Ha abierto un camino distinto para los españoles que desean alcanzar la NBA, ¿qué beneficios tuvo para usted vivir la etapa universitaria en Estados Unidos?

Muchos. Cada vez se ven más jugadores yéndose a la NCAA. No creo que sea una mejor o peor opción, simplemente otra que está disponible. Todas son válidas y depende de cada uno. Para mí, en particular, era importante seguir estudiando y poder estar en un lugar donde el desarrollo de jugadores era muy bueno. Tuve la mala suerte de pillar los años de la covid-19, y obviamente eso puso muchas restricciones. Aún así fue una experiencia brutal, aunque es cierto que tampoco es para todo el mundo. Me alegra ver, eso sí, que cada vez es una opción más elegida desde España.

Santi Aldama defiende a Nikola Jovic durante un Grizzlies-Heat

Brandon Dill / AP

Tuvo en su momento ofertas formativas con clubes ACB, pero prefirió quedarse en casa en la Canterbury Academy. ¿Por qué eligió ese camino?

Estuve en el colegio Canterbury desde bien pequeño y hasta que me fui en Estados Unidos. Las figuras de mi padre y mi tío, ambos exjugadores, me ayudaron a la hora de tomar decisiones. Me resolvían las dudas que tenía y trabajábamos muy bien allí. No teníamos ninguna prisa ni necesidad de salir de la isla por entonces. La opción del college llevaba un tiempo disponible y la tomamos cuando tocaba. A día de hoy sigo creyendo que fue una decisión acertada.

Después de toda una vida en Canarias, lleva ya cuatro en Estados Unidos. ¿Cuesta estar tan lejos de casa?

Siempre echas de menos estar en casa, al final veo a mis padres una o dos veces al año. Además, los canarios somos muy nuestros. Echo de menos a la familia, la tierra, los amigos y la comida. ¡Suerte de las videollamadas! Por fortuna me adapté muy rápido a este país y me ayudó conocer en Loyola a Ivo Simovic, el entrenador, y a un compañero de selección como Golden Dike. Eso me facilitó la adaptación y soy muy feliz aquí.

Hay franquicias que parecen confiar mucho en el talento español. Memphis es una de ellas, Toronto otra. ¿Cree que la presencia de los Gasol, Navarro y demás leyendas ha allanado el camino para los que llegan después a estos lugares?

Sin duda, y en todos los sentidos. Ayuda cuando la gente dentro y fuera de la organización ve que ha habido españoles de su calibre, y es que hablamos de los mejores de la historia. También, a mí, haberles visto de pequeño, soñar con que algún día yo podría seguir sus pasos y luego poder hablar con ellos, como jugador joven, me ha ayudado muchísimo. No se puede pedir más, y ver que las leyendas del baloncesto español se implican y te ayudan en tu camino, en tu historia, es muy importante para cualquier jugador joven.

Su familia tiene un buen palmarés, ¿eso le ha ayudado en el desarrollo de su carrera?

Mi padre y mi tío han resultado esenciales, pero siempre han sido de dejarme aprender a mí. Me daban consejos dentro y fuera de la pista. Jugar a baloncesto puede ser algo que sale natural, pero a veces las cosas que pasan fuera no las vemos, cosas como decidir cuál es el siguiente paso o en la toma de decisiones en el día a día. A veces no les necesitas, pero tan solo con saber que hay alguien allí con ese tipo de experiencia te ayuda mucho. Para mí son fundamentales, y me suelen dejar bastante espacio, pero a la misma vez no se callan cuando creen que deben comentarme algo.

¿Fuera del baloncesto, cuál es su plan favorito?

Un hobby que he descubierto este año ha sido el golf. No soy muy bueno, no voy a mentir. Poco a poco le voy pillando el truco y, como es algo muy distinto, quizás por eso me gusta tanto. Es un deporte complicado, diferente. Ver que me cuesta y tener que concentrarme tanto en movimientos a los que no estoy acostumbrado es lo que más me gusta.

Jordan, Barkley y otras grandes leyendas se engancharon en su día…

Sí, y muchos compañeros de equipo juegan. Hasta los entrenadores. Por eso era fácil tomar la decisión de apuntarme con ellos. Siempre hay alguien dispuesto a jugar, así que mandas un mensaje por el grupo y se suman tres o cuatro para hacer una ronda. Es una buena manera de hacer piña y además te da una oportunidad de hablar más con gente del vestuario con quien quizás no habías compartido tantos ratos.




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