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NOFX se retira tras 40 años de punk y su líder, Fat Mike, proclama: “Estados Unidos está lleno de idiotas”

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¿Se puede seguir siendo punk a los cincuenta y tantos años? “Bueno, solo tienes que mirarme”, dice con sorna Fat Mike. Está repantingado en su asiento, con el pelo alborotado de color azul, un vestido de mujer de pronunciado escote, una chupa de cuero modelo Perfecto color rojo oscuro, cara de sueño y sin afeitar. Responde algo desganado, muchas veces monosilábico, aunque amable, por videoconferencia, desde su casa de Las Vegas, donde está creando el Museo del Punk Rock.

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Michael John Burkett (Newton, Massachussets, Estados Unidos, 56 años), conocido en la escena mundial como Fat Mike, es el líder, cantante, letrista y bajista de la ya legendaria banda de punk rock NOFX, que este 2023 cumple 40 años y da una gira de despedida por 40 ciudades, con 40 canciones por concierto, en su Final Tour. En el Poble Espanyol de Barcelona han llenado tres fechas, del 19, 20 y 21 de mayo. “El punk es el mejor estilo musical del mundo, el mejor y el más sincero, con las mejores letras. Y lo toca la gente más molona. No idiotas”, dice el músico en su característico tono de vacile.

Aunque nacieran a comienzos de los 80, y durante muchos años saborearan las hieles del fracaso ante audiencias soberanamente aburridas, NOFX explotó en la escena californiana del punk de los noventa, a raíz del éxito de discos como Dookie, de Green Day, de corte punk pop (que vendió 20 millones de ejemplares), o Smash, de Offspring, y en la que también estuvieron implicados grupos de referencia como Bad Religion o Rancid, estos últimos con un punk clásico y trabajado, mezclado con ritmos caribeños, como alumnos aventajados de los Clash. Algunos años antes, Nirvana había allanado el camino para las bandas guitarreras y asalvajadas, aunque con unos aires mucho más deprimentes y nihilistas.

Fat Mike en una firma de su autobiografía ‘The Hepatitis Bathtub and Other Stories’, en Nueva York, el 29 de abril de 2016.Mike Pont (WireImage/Getty Images)

En ese contexto apareció Punk in Drublic, en 1994, al mismo tiempo que los pelotazos antes citados, el disco que catapultó a NOFX a la primera división global del sector de la cresta y la tachuela. Entre muchos proyectos clónicos, la banda destacó por su sonido agresivo pero luminoso y brillante, su hipervelocidad, sus armonías nada previsibles y el humor agudo de las letras de Mike, además de su voz algo nasal. El éxito de NOFX no fue tan fulgurante, pero puede decirse que ha envejecido mejor y mantiene más sólido y más indomable el estatus en la escena que muchos de sus coetáneos, entre ellos los entonces más celebrados. Ahora dan por finalizada su carrera. ¿El punk sí muere?

“Creo que cuarenta años es un buen momento para parar, ¿no? Estoy cansado de entretener a la gente”, explica, “nuestros últimos conciertos serán más largos de lo normal, y muy emocionales”. La edad, dice, le hace mella. “Duele. No tanto mentalmente como físicamente. El otro día me lesioné el brazo por dormir encima de él, en una mala postura. Estuve tres días sin poder moverlo. ¡Me hice daño durmiendo!”, cuenta divertido. Fat Mike ha sido descrito como una de las personas más odiadas de la escena (a causa de su activismo político y sus frecuentes salidas de tono) y ha hecho públicos sus graves problemas con las drogas así como sus estancias en rehabilitación (lo cuenta, por ejemplo, en su podcast Fat Mike’s Fat Mic). “Lo bueno de la música es que puedes tocar tomando drogas, cosa que no puedes hacer si pilotas una apisonadora. Pero ahora estoy bien con eso, gracias”, dice. También es un abierto defensor de su travestismo y sus gustos sexuales: el sadomasoquismo, que trata de sacar de la invisibilidad. A veces se ha definido como queer.

A pesar de los aires de despedida, NOFX tiene una bala en la recámara, 30 o 40 canciones grabadas a falta de mezclas y arreglos. Después de su último show en Los Ángeles, en 2024, ya no habrá ninguna reunión de la banda en el futuro. “Hemos terminado”, sentencia, aunque en el mundo de la música hemos visto todo tipo de retornos inesperados. Seguirá produciendo discos, explica, pero no volverá a salir de gira. ¿Es tan dura la vida del músico en las giras? “Bueno, diría que tampoco tanto”, bromea, “subimos al escenario y tocamos hora y media. Cuatro o cinco noches a la semana. Es bastante fácil. A veces cansa, pero es mejor que una puta jornada laboral de ocho horas. Debe ser el trabajo más fácil del mundo. ¡He oído que hay actores que trabajan 12 horas!”.

Cuarenta años de punk

“El punk rock no ha cambiado mucho en los últimos cuarenta años, puede que se haya hecho más popular. Nosotros sí que hemos cambiado: éramos malísimos cuando empezamos”, cuenta, “pero la esencia del punk es la misma: chavales que montan bandas, tocan en su garaje, se emborrachan, toman drogas y ven pornografía, eso es igual”. En sus conciertos, sin embargo, la media de edad no es precisamente baja, al menos según se vio en su último concierto en Madrid, en el WiZink Center, 2019, donde se congregó un público en el que abundaban señores talluditos, profusión de calvas y barrigas, y notablemente masculinizado. “Puede ser, pero cuando éramos chavales tampoco había muchos jóvenes en el punk. Es decir, éramos pocos, éramos los raros”, recuerda, “en mi instituto había 3.000 personas y solo 13 punk rockers”.

Todo esto no quiere decir que la actividad de Fat Mike esté terminada. En el Museo del Punk Rock, de 12.000 metros cuadrados, que es ahora el proyecto que le tiene en vilo, se pueden ver instrumentos de grandes estrellas del punk. “Además, los propios músicos serán los guías para el público, entre ellos yo mismo, cosa que no pasa en ningún otro museo del mundo”, cuenta. También continuará en el mundo de la comedia, en el que se está iniciando, volcando el humor que destilan sus letras en forma de monólogo. “Creo que NOFX es una de las bandas más divertidas sobre el escenario. Yo soy gracioso. Pero cuando actúo como cómico debo tenerlo todo muy preparado, no vale tanto la improvisación, me pongo nervioso”.

Fat Mike al frente de NOFX durante su concierto en Madrid el 14 de mayo de 2019.Mariano Regidor (Redferns/Getty Images)

La comedia, según explica, es víctima de la llamada cultura de la cancelación en Estados Unidos. Sobre todo, para alguien que tiene fama de bocazas y gamberro, y que en no pocos de sus conciertos ha acabado generando polémica. “A veces dices algo en un club para 1.000 personas, pero salta a internet y lo escuchan 500.000 para las que no estaba destinado”, explica, “de esa forma hemos perdido toneladas de contratos. Esa es una de las razones por las que quiero dejarlo, porque si no puedo decir lo que quiera sobre un escenario, ya no es divertido. Es una puta mierda”.

Entre sus polémicas se cuentan algunas peleas, bromas en el escenario sobre un tiroteo con víctimas mortales sucedido en un concierto de country, chistes sobre la religión mormona del público o comentarios sexuales considerados inapropiados. En un concierto en Austin, Texas, en 2010, Fat Mike invitó a decenas de espectadores a beber tequila de una botella de Patrón Añejo, y los espectadores se pusieron muy contentos. Al acabar la actuación se proyectó un vídeo en el que el propio Fat Mike orinaba previamente en una botella de tequila Patrón Añejo. La ominosa duda quedaba en el aire y los espectadores ya no estaban tan felices de haber compartido un chupito con su ídolo.

En tiempos de la presidencia de George W. Bush y la guerra de Irak, Fat Mike fue el promotor de la serie de discos y conciertos Rock against Bush (Rock contra Bush), que sucedió en 2004. La situación política en Estados Unidos ahora es complicada, con las derivas autoritarias y conspiranoicas de Donald Trump y una sociedad altamente polarizada. “Qué le vamos a hacer, el mundo es horrible ahora mismo, y Estados Unidos está lleno de putos idiotas”, opina. Algunos expertos especulan la posibilidad de una guerra civil en aquel país, quizás no en el sentido tradicional de guerra, pero sí una escalada de violencia partidista entre la población. “No creo que pase eso, porque hay ciertos estándares de vida. Hay refugio y comida para todos, hasta para las personas sin hogar. Nadie se muere de hambre. Aunque el problema con la gente sin hogar de debe a los graves problemas de salud mental. No hay hospitales para la salud mental, el Gobierno los cerró todos”, dice. ¿El futuro? “Eso sí lo veo mal, es el fin de la sociedad tal y como la conocemos, habrá gente rica con ejércitos y gente pobre, será una sociedad feudal”. Y lo deletrea: “F.E.U.D.A.L.”.

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