Nuevas revelaciones sobre la complicada relación entre Guillermo y Enrique de Inglaterra: una discusión en el funeral de su abuelo

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El próximo 1 de julio, Diana de Gales habría cumplido sesenta años. El aniversario será conmemorado con una celebración y la inauguración de una estatua en los jardines del palacio de Kensington, un acto que volverá a reunir a sus hijos, Guillermo y Enrique de Inglaterra. Los hermanos no se ven desde el pasado mes de abril cuando coincidieron en el funeral de su abuelo, el duque de Edimburgo, tras más de un año de mediático distanciamiento. Su reunión este jueves para honrar a su madre parecía ser la ocasión idónea para que se produjera un acercamiento entre ambos.

No parece que vaya a ser ese el caso a tenor de las recientes declaraciones del periodista Robert Lacey, autor de Battle Of Brothers (La batalla de los hermanos), al diario británico Daily Mail. Tal y como ha contado el historiador, conocido por sus biografías del empresario Henry Ford y la reina Isabel II, la relación entre ambos no solo no mejoró al reencontrarse un año después en el funeral de su abuelo, sino que acabaron discutiendo con la “misma fiereza de siempre”. “La rabia y la ira entre los dos se ha vuelto increíblemente profunda. Se han dicho demasiadas cosas duras e hirientes”, le contó a Lacey una fuente allí presente.

Aunque Guillermo y Enrique compartieron una breve charla pública fuera de la capilla de San Jorge, en Windsor, comenzaron a discutir “pocos minutos después de entrar en el interior del castillo quedando fuera del alcance de las cámaras”. Según el periodista, no se produjo la conversación de dos horas entre los hermanos y su padre, Carlos de Inglaterra, como se ha publicado, y “no hubo reconciliación, ni reunión fraternal ni minicumbre”. Y añadió: “El conflicto entre los dos hijos de Diana profundamente divididos no parece que vaya a terminar pronto”.

Aquel día, los hermanos no caminaron hombro con hombro detrás del ataúd de su abuelo, sino que lo hicieron con su primo Peter Phillips, el hijo de Ana de Inglaterra, en medio. Luego en la capilla se sentaron uno enfrente del otro; Guillermo acompañado por Kate Middleton y, Enrique, solo, ya que Meghan Markle no viajó a Londres al encontrarse muy avanzado su embarazo. En esta ocasión, todo apunta a que volverán a verse a solas. Enrique ya se encuentra en Reino Unido para asistir al homenaje a su madre, pero la duquesa de Sussex no ha volado junto a su marido y permanece en California con los dos hijos del matrimonio, Archie y la pequeña Lilibet, que aún no conoce a su familia paterna. Al parecer, la drástica reducción de la lista de invitados al acto por cuestiones de aforo vinculadas a la crisis sanitaria podría provocar también la ausencia de Kate Middleton.

El cisma entre los hermanos comenzó cuando varios empleados del palacio de Kensington, donde residían entonces los duques de Sussex, se quejaron oficialmente de que sufrían un presunto acoso laboral por parte de Markle, según explicó recientemente el propio Robert Lacey a The Times. La tensión entre ambos llegó a un punto de no retorno cuando Guillermo llamó por teléfono a Enrique para pedirle explicaciones sobre las denuncias contra Meghan Markle que había recibido. Enrique estalló en defensa de su esposa, y cuando Guillermo insistió, le colgó el teléfono. Los kilómetros que separan a los hermanos desde que Enrique se mudara a Estados Unidos y las restricciones de movilidad derivadas de la pandemia tampoco han favorecido el acercamiento entre ambos.


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