Jan Oblak, uno de los mejores porteros del mundo, y clave en esta Supercopa de España para el Atlético de Madrid, volvió a protagonizar una tanda de penaltis sin detener uno solo. Como en Milán, en la final de la Champions, cuando atendiendo a órdenes del banquillo, se quedó en el centro esperando que algún jugador blanco lanzara ahí para asegurar.
En el King Abdullah de Jeddah, Oblak se enfrentó a cuatro penas máximas. Y ya no es que no detuviese ninguna. Es que ni siquiera adivinó la intención de los rivales en su lanzamiento. Como en Milán. Carvajal, Rodrygo, Modric y Ramos marcaron sus penaltis. Trippier también para el Atlético, pero antes Saúl y Thomas habían fallado los suyos, en el caso del ghanés, con una gran parada de Courtois.
Antes de la tanda, Oblak se había mostrado inexpugnable. Abortó todas las ocasiones que tuvo el Real Madrid, al igual que hizo el portero belga y ex del Atlético en el área contraria. También brilló el esloveno en la semifinal del jueves frente al Barcelona. Recibió dos tantos. Y otros dos los anuló el VAR. Pero fue fundamental para que el conjunto colchonero llegara con opciones al tramo final del choque, donde dio la vuelta al marcador.
Lo más curioso de Oblak con los penaltis es que si en las tandas no está nada acertado, en las penas máximas durante el encuentro sí que presenta un gran porcentaje de paradas, alrededor del 50%. En la memoria quedará el que detuvo ante el Bayern de Munich en Alemania en la semifinal de la Champions de 2016, algo clave para que el Atlético alcanzara la final de esta competición.
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