Faltan unos flecos para que la Real Sociedad sea el monopolio omnipotente de Roberto
Olabe. El cargo de máximo responsable deportivo lleva el nombre del vitoriano desde la mayor revolución protagonizada por Aperribay en marzo de 2018. Tres años después, el exportero ha estampado su sello hasta el estatuto más profundo de la filosofía del club. Los resultados esclarecen que el éxito es rotundo.
La Real 2021/2022 coge forma con la demoledora seguridad de una infraestructura sólida. Los cimientos principales relucen firmes. Olabe explora en las pinceladas. La que más importancia cobra, desde luego, es fichar un portero. La dirección deportiva se debate entre uno joven que tenga el futuro en sus manos o un recurso más curtido que compita con Remiro desde la perspectiva del rendimiento inmediato. Si puede ser a bajo coste, mejor para el club.
El resto de movimientos de este próximo mercado irán vinculados al lateral izquierdo y a uno de los extremos. El refuerzo en el ataque llegará si Adnan
Januzaj sale traspasado. Un movimiento que cabría meter en la obra de Olabe: el belga es uno de los dos fichajes que sobrevive a la ‘era Loren’. El otro es Willian
José y el actual director deportivo ha declarado transferible al brasileño. Señales de que cada movimiento responde a un paulatino tejido de una plantilla hecha ya a imagen y semejanza de Olabe.
Willian
José por no contar para el club y Januzaj por la posibilidad de que rechace una renovación a la baja y cambie de aires, son candidatos a marcharse de la Real este verano. Seguirían los pasos de todos los refuerzos que cerró Loren y que con Olabe a los mandos han ido cogiendo las de Villadiego: De
la
Bella, Canales, Raúl
Navas, Héctor
Moreno, Juanmi, Rulli o Diego
Llorente son ejemplos significativos.
Los canteranos hacen carrera
En agosto arranca la cuarta temporada de la etapa más duradera de Roberto
Olabe en el cargo. Nunca había ostentado tamaña responsabilidad durante tanto tiempo. La puerta de los despachos se abrieron para Olabe en 2002, hasta que fue cesado en septiembre de 2005 dejando el legado del subcampeonato. Su segunda etapa se limitó a ocho meses de mandato, entre agosto de 2016 y mayo de 2017.
Se diría que a la tercera fue la vencida. Olabe asumió plenos poderes en 2018 y una temporada de transición dio paso al explosivo verano de 2019. La Real agitó el mercado y Olabe transformó el proyecto. Se cumplen dos años de los fichajes de Remiro, Portu, Isak y la cesión de Odegaard. Monreal completó la nómina en el mismo mercado y Modibo
Sagnan quedó como la excepción: fue fichado por un Olabe que 24 meses después ha reconocido el lunar: busca una salida para el central francés.
Olabe funciona presentando todos sus respetos a la razón de ser de la Real: apuntalar la plantilla allá donde los canteranos flaqueen, en las posiciones más necesitadas. El tiempo pasa y hasta valores objetivamente frescos como Zubeldia, Oyarzabal, Guevara o Gorosabel (24 años) van haciendo recorrido en la Real. Franquean ya la frontera entre la juventud y cierta veteranía dentro de la plantilla. Illarramendi (31 años), Zaldua (28) o Aritz Elustondo (27) se postulan, siempre teniendo en cuenta que tienen cuerda para rato, como los mayores de una lista de canteranos aderezada en los últimos tiempos por Zubimendi o Barrenetxea. Las retiradas de Prieto y Zurutuza han sido bien paliadas por Olabe en la sucesión de generaciones.
20 millones de beneficio
La Real se ha gastado 45,25 millones de euros en los mercados de verano e invierno desde que manda Roberto
Olabe (2018). Las ventas desde entonces se traducen en un ingreso financiero de 65,55 millones. 20 de beneficio en cuatro años. A razón de 5 por temporada, al margen del bienestar deportivo que se ha instaurado en Anoeta.
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