WASHINGTON DC – Organizaciones defensoras del aborto en Estados Unidos alertaron este martes sobre un posible ataque a otro tipo de píldoras abortivas, después de que el acceso a la mifepristona se viera amenazado recientemente.
Tanto la mifepristona como el misoprostol son píldoras abortivas ampliamente utilizadas en EEUU para interrumpir el embarazo. El Tribunal Supremo del país decidió el pasado viernes mantener el acceso a la píldora abortiva mifepristona, suspendiendo de momento las restricciones que un tribunal de apelaciones había ordenado la semana pasada.
Tras los esfuerzos para restringir su uso, ahora las organizaciones alertan de que el misoprostol está en el punto de mira de los detractores del aborto en el país.
Mini Timmaraju, presidenta de la organización NARAL Pro-Choice America, explicó que, después de “ir detrás de la mifepristona sin éxito”, los extremistas tratarán de atacar al misoprostol: “Tenemos que estar preocupados por eso”, añadió.
Por su parte, la presidenta de Planned Parenthood, Alexis McGill Johnson, también avisó de que “una vez que empiezan con un medicamento y declaran que tienen derecho a quitarlo significa que pueden venir por cualquier cosa”.
“Eso es lo que nos tiene que preocupar”, coincidió Mcgill, quien catalogó de “locura” el hecho de “que haya jueces que creen que entienden mejor que la Administración de Alimentos y Fármacos de EEUU (FDA, en inglés) si un medicamento es seguro y eficaz o no”.
A su vez, Mcgill celebró que la posición del Supremo haya mantenido el acceso a la mifepristona durante “el futuro más próximo”, mientras Timmaraju la definió como un “alivio temporal” y recordó que el caso sigue en curso.
Según el Instituto Guttmacher, una organización sin ánimo de lucro que apoya el derecho al aborto, el 54% de las interrupciones de embarazos en Estados Unidos en 2022 fueron con píldoras abortivas como la mifepristona o el misoprostol.
Ambas activistas participaron en un evento en la Universidad Howard en Washington a favor de la libertad reproductiva de las mujeres, en el que también estuvo presente la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris.
La demócrata retó a los “extremistas que se hacen llamar líderes” a abrir su armario de las medicinas “desde la privacidad” de su casa para ver si se sentirían cómodos con ello.
“Hay una agenda nacional en juego por parte de estos supuestos líderes extremistas”, describió Harris, que lamentó que “intenten decir que un abogado y político están en mejor posición que un médico para determinar qué es seguro y eficaz”.
A su juicio, aunque el Tribunal Supremo intervino para permitir que el acceso a los fármacos abortivos continúe por ahora, se trata de una decisión “temporal”, señaló. “Si deciden mantener la decisión de Texas, será una prohibición nacional del aborto”.
Alrededor de 70 activistas latinoamericanas y de EEUU alzan su voz y sus pañuelos verdes en un acto simbólico de apoyo al derecho al aborto.
El juez federal de Texas Matthew Kacsmaryk, postulado por el expresidente Donald Trump (2017-2021), ordenó el 8 de abril retirar la autorización sanitaria a la píldora abortiva en todo el país, una decisión que se encuentra en pausa mientras un tribunal de apelaciones decide sobre su legalidad.
Brittany House, exalumna de la Universidad Howard, como la vicepresidenta, participó en el acto con su historia sobre cómo salió adelante gracias al misoprostol, con el que pudo interrumpir su embarazo.
“Me sentí cómoda y pude pasar por el proceso en mis propios términos. Todos los pacientes deben tener acceso a la opción más segura para ellos”, reivindicó House, que señaló que no tuvo que someterse a una “ecografía innecesaria” ni “conducir durante horas”, como les pasa ahora a algunas mujeres que quieren abortar.
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