Otro derbi huérfano de su esencia

El 2020 se acerca, afortunadamente, a su fin con una lista de daños inmensa. Algunos, desgraciadamente, son irreversibles. Otros tienen vuelta atrás. Mientras en algunos aspectos de la vida las cicatrices permanecerán, en otros, la normalidad terminará abriéndose paso, devolviendo viejas costumbres que ahora nos parecen tesoros. Es el caso de los derbis.

Real y Eibar se citan el domingo en Anoeta. Lo hacen, por segunda vez, sin público. La normalidad regresará con el tiempo a los derbis guipuzcoanos, devolviéndole su ADN festivo, su color, su calor. Hasta que eso suceda, el poteo conjunto, los cánticos entrelazados y el pique sano en las gradas del estadio deberán esperar.

Sucedió el 10 de marzo en Ipurua, en el primer partido disputado a puerta cerrada por culpa de la pandemia. Sucederá esta tarde en Anoeta. Será el segundo derbi entre realistas y armeros en el que los futbolistas y el juego echen de menos a una de sus principales razones de ser: su gente.

Bares abiertos, por fin

Fuera del estadio, las inmediaciones de Anoeta serán un punto de encuentro antes y durante el partido. La ansiada reapertura de los bares permitirá a los aficionados txuri urdin acercarse a las terrazas para disfrutar del duelo, siempre dentro de las medidas establecidas. “Esperamos que venga gente”, apunta Andoni
Garciarena, del Bar ‘Txamarta’, uno de los establecimientos en los que la afición se congrega los días de partido. “La gente puede venir a tomar algo, comer y verlo. Además, parece que hará buen tiempo, así que esperamos que la gente se anime”.

Sin la afluencia de público que, a buen seguro, hubiese abarrotado las gradas de Anoeta durante el choque, la previa perderá algunos grados en la plaza Ferrerías del barrio de Amara. La imposibilidad de consumir de pie también afectará a los bares. “Son inconvenientes importantes, pero en nuestro caso tenemos televisor en la terraza. Esperamos que la gente se vaya acercando durante el día a coger sitio y haya buen ambiente”, señala Garciarena, que ve a la Real llevándose los tres puntos. “Con lo bien que están jugando, creo que van a ganar”.

La afición txuri urdin no será la única añorada dentro y alrededor de Anoeta. Un derbi deja de serlo sin la hinchada visitante. Es parte de la esencia de todo duelo entre vecinos. Hoy, en Anoeta y en las calles de Donostia, se echará de menos a la afición armera.

“Es una verdadera pena no poder disfrutar en la Parte Vieja de Donostia de un buen poteo y del gran ambiente entre ambas aficiones, y luego, ir al campo”, lamenta Joseba
Combarro, presidente de la emblemática peña armera ‘Eskozia la Brava’. “Aunque la hora no es muy buena, hubiésemos ido temprano y luego nos habría os quedado a comer por allí. Es muy triste de que vayan pasando los derbis y tengamos que quedarnos en casa. A veces es hasta mejor ni verlos porque te apena el cuerpo”.

Vacaciones sacrificadas

Combarro lleva más de una década acompañando al Eibar de forma incondicional. “Desde 2009, con el equipo en Segunda B, habré estado en el 80% de los desplazamientos. Yo sacrificaba la mitad de las vacaciones en agosto para después poder ir a ver al Eibar fuera. Y a Anoeta, por supuesto, no fallaba. Es una lástima”.

Espera un derbi abierto. “La Real es un gran equipo, el trabajo de Imanol está siendo brillante y creo que tienen plantilla para estar arriba, pero el Eibar anda muy fuerte fuera de casa, con el portero y la defensa a muy buen nivel y mucho acierto. Los dos equipos tendrán opciones”. No duda en mojarse: “Voy a apostar por un 1-2. Con goles de Burgos, de penalti, y Bryan Gil”.

Con Eibar en zona roja, la afición armera tendrá que ver desde casa un derbi extraño, huérfano. Que sea la última vez.


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