La afición de la Real se apresta a otra última jornada de infarto en la que hay mucho en juego. Es la cuarta vez en los últimos siete años que la Real se juega sus opciones europeas en la última cita liguera, pero con una particularidad en esta ocasión, que le hace única en lo negativo: lejos de tener atada ya su presencia en Europa, la escuadra txuri urdin tiene que ganársela. Y las matemáticas sostienen que sólo tiene un 11,2% de opciones. El hecho de llegar en racha, en su mejor momento del curso, debería elevar ese porcentaje de posibilidades, pero la aritmética no sabe de estados de ánimo.
La exigencia es máxima si la Real quiere despedir el año logrando la clasificación para las rondas previas de la Europa League. Debe ganar al Espanyol en Cornellà y esperar que el Athletic pierda ante el Sevilla en el Sánchez Pizjuán.
Dos de los precedentes que se registraron desde el retorno a Primera son estimulantes y el otro invita a apostar por el cine el sábado a la hora del partido, a la que están previstas lluvias y bajas temperaturas por estos pagos. Tanto en 2013 como en 2017 la Real no iba de mano, como ahora, para lograr su objetivo principal. Dependía de lo suyo y de un resultado ajeno y al final celebró el premio mayor.
Los txuri urdin llegaron a la jornada 38 de la campaña 2012/13, que fue fabulosa, en la quinta plaza, con la partipación para la Europa League garantizada. Necesitaba ganar en Riazor ante un Depor que se jugaba la vida y que el Valencia empatara o perdiera en el Pizjuán para alcanzar la Champions. El final fue pura poesía. Los de Montanier ganaron sufriendo lo indecible (0-1) con gol de Griezmann y el Sevilla, con póquer de goles de un Negredo desde entonces ídolo en Gipuzkoa, derrotó a los ché (4-3). La doble victoria en la eliminatoria ulterior ante el Lyon permitió a la Real disputar la Champions.
Un año después, la historia fue muy distinta e infinitamente más triste. La Real llegó sexta a la última jornada, con opciones de ser quinta. Debía vencer para ganar una plaza y le valía con empatar en casa con su enemigo, el Villarreal, para sujetar el sexto puesto y no caer al séptimo. El desenlace fue difícil de digerir. Los donostiarras, en un calurosísimo mediodía de mayo, perdieron 1-2 y quedaron abocados a unas rondas previas que fueron demoledoras. Superaron la primera ante el Aberdeen (2-0 y 2-3) y cayeron en la segunda y última ante el Krasnodar (1-0 y 3-0).
El gol de Juanmi
El otro precedente edificante es el más cercano en el tiempo, el de hace dos años. Para muchos realistas jóvenes, hasta el sábado pasado y la Copa de Granada, el día más feliz como hincha fue el 21 de mayo de 2017, con el inolvidable gol de Juanmi. La Real se plantó en la última cita siendo séptima, con la necesidad de mejorar el resultado del Athletic, que, una vez más, era su rival. Tenían los mismos 63 puntos, pero el ‘goalaverage’ era favorable a los vizcaínos. Los donostiarras jugaban en Balaídos ante el Celta y los rojiblancos, en el Calderón contra el Atlético. Ni vigueses ni colchoneros tenían nada en juego. El equipo de Bilbao fue perdiendo desde el inicio con claridad, por lo que a los de Eusebio les valía el empate. El tanto de un desconocido llamado Hjulsager en el 89’ ponía el 2-1 y parecía frustrar las esperanzas, pero el milagroso cabezazo de Juanmi en el 92’ cambió la película.
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