Paco Clavel: “No necesitamos el poder, ¡fuera! Cada uno tiene que ser el rey de su casa. O la reina”

Ex Pegamoide, ex Dinarama y actual mitad de Fangoria, para las nuevas generaciones Nacho Canut (Valencia, 1957) es conocido como el tipo silencioso que está en el escenario detrás de Alaska y que da muchas menos entrevistas que ella. Una pena: es el conversador más apasionado del pop español, un auténtico generador de sentencias corrosivas y aforismos sobre cualquier cosa. Pero, tras algunos palos en los medios y en las redes sociales, le ha podido la autocensura y ha decidido medirse. Confiesa que en las promociones lo que más le aburre es hablar de su disco, así que solventemos eso rápido: en Extrapolaciones y dos preguntas, Fangoria versiona a OBK, Los Planetas, Family o McNamara y además incluye dos canciones nuevas que, muy en su línea, hablan de culpa y paranoia a 128 BPM.

¡Es tan fácil ser rebelde cuando estás diciendo cosas sabiendo que todos te van a aplaudir! ¡Di algo que no sea lo que la gente espera oír de ti, a ver si tienes cojones!

Me han dicho que le ha cogido miedo a las entrevistas. Como todos los ciudadanos: cada vez que dices algo estás en peligro. Y como me encanta hablar, tengo que controlarme. Mi lema ahora es lo que siempre han dicho las Nancys Rubias [el grupo de Mario Vaquerizo]: “Callada y misteriosa”. Como ahora vivimos en la dictadura del clic y cualquier frase puede hacer que miles de personas se metan en un artículo para insultarte (o para lo contrario), hay que medir lo que vas a decir. ¡Por otra parte está bien! Así todos vamos a empezar a pensar realmente y a hacernos responsables de lo que decimos.

Es una pena porque usted era nuestro Morrissey, alguien que expresaba sin ambages su opinión sobre los demás. ¡Era! Porque la gente se tomaba lo que yo decía como algo personal. ¡Pero si ya no puedes ni decir “feliz Navidad” sin que alguien te corrija por “feliz solsticio de invierno”! Y yo soy ateo, ¿eh?

Hay gente que cree que el primer sencillo del nuevo disco, ¿De qué me culpas?, es una respuesta a las críticas que han recibido. ¿Es cierto? No y sí. Con todo lo que hay actualmente en las redes o en la prensa estamos culpando a todo el mundo de todo tipo de cosas. Y no hablo de Sálvame, sino de la cultura de culpabilizar y acusar. Me da rabia que sea actual porque no me gusta nada hacer temas de actualidad. Pero cuando hicimos ¿A quién le importa? también nos pasó.

Vídeo de ‘¿De qué me culpas?’, el primer sencillo de ‘Extrapolaciones y dos preguntas’, último disco de Fangoria.

Entre sus seguidores pasa mucho que hay alguien que dice: “Están hablando de mí”. Criticar por criticar es el ejemplo paradigmático: en 2006 todo Madrid creía que le habían dedicado ustedes la canción. Claro, pero a mí me pasa lo mismo con los Pet Shop Boys. Cuando sacaron So hard pensé que hablaba de mí. Y Please please please let me get what I want, de Morrissey, también. Son cosas que me podrían pasar a mí, pero luego también comprendo que tanto Neil Tennant como Morrissey son caballeros de mi edad y por lo tanto es normal que tengamos las mismas vivencias. Lo que pasa es que ellos escriben mucho mejor. Además, siempre hemos intentado… bueno, parece que uso el plural mayestático, pero estoy tan acostumbrado a hablar de mí y de Carlos, de “nosotros”, que… [Nacho habla de Carlos Berlanga, amigo de la infancia y compañero en todos sus grupos antes de Fangoria y fallecido en 2002]

Eso es muy bonito 17 años después de su muerte. No sé cuántos años han pasado. Para mí una vez que una persona se ha muerto ha desaparecido y ya no pasa el tiempo más.

Pero sigue hablando de él en presente. Porque estoy acostumbrado a trabajar con él. Y siempre hemos utilizado el neutro también, o sea, ni hombre ni mujer.

Kim y sus hermanas, todas las Kardashian, son señoras. Esas sí que siguen un poco la estela de la Dúrcal o la Jurado. Las Kardashian podrían ser perfectamente de Marbella. Si estuviesen las Kardashian en su casa, sonase el timbre y apareciese Rocío Jurado, ellas le dirían: “Pasa, Rocío”. Y no desentonaría

¿Cómo los chiques o los niñes, términos tan reivindicados ahora? ¡No! ¡Eso no! Yo estoy a favor de que todo el mundo hable como le dé la gana, pero yo nací en 1957 y no se me puede exigir que me comporte como una persona del siglo XXI. Cuando sea robot, que espero que ocurra de aquí a diez años, me podrán poner una especie de cosa y hacerme un reboot. Y entonces diré chiques y amigues. Pero apoyo a todo el mundo que utiliza eso y me parece fenomenal que surjan palabras nuevas. Pero hay muchas palabras en el castellano que se pueden utilizar que son neutras sin decir chiques, ¿eh?

A eso íbamos: que Carlos Berlanga y usted utilizaban un lenguaje neutro. O el femenino. Siempre nos hemos referido entre nosotros y hacia los demás así: “Ay, amiga, qué tarde llegas”. Yo estoy acostumbrado desde 1978 a que todos hablásemos en femenino sobre hombres y mujeres. Por eso a mí lo de amigues… yo prefiero llamar a todo el mundo en femenino.

Es usted uno de los pocos gais visibles en España que nunca ha salido del armario porque nunca ha estado dentro. Carlos y yo nos conocemos desde que teníamos poquísimos años. Cuando te crías con un amiguito que es… ¡es que ni había la palabra gay, no hacía falta decirlo! Luego conocimos a Alaska que, como ella está harta de decir, es otro maricón. Y a otros mariquitas amigas de Alaska. Llegó un momento a finales de los setenta en que estábamos metidos en la casa de las Costus [Enrique Naya y Juan José Carrero, pareja de artistas cuyo apartamento en Malasaña se convirtió en epicentro de la llamada Movida] y nos preguntamos: “Oye, ¿conocemos a algún heterosexual?”. A mí nunca se me ha ocurrido decir lo que no soy. El insulto que más nos dedicaban por aquel entonces cuando salíamos de Casa Costus, que estaba al lado de la sede de Fuerza Nueva, era “rojo maricón”. “¡Rojos! ¡Maricones!”. Así todos los días. Y yo pensaba: el problema no es mío, sino de esta persona. Si alguien ve raro que me gusten los hombres, el problema es suyo. Carlos y yo íbamos a México y nos preguntaban: “¿A ustedes les gustan las chicas rubias o morenas?”. Y nosotros respondíamos: “Pues mire, usted perdone, pero a nosotros nos gustan los hombres y personalmente a mí me da igual que sean rubios o morenos. ¿Y a ti, Carlos?”. Y él: “Pues yo prefiero rubios”.

“Yo estoy acostumbrado desde 1978 a que todos hablásemos en femenino sobre hombres y mujeres. Por eso a mí lo de ‘amigues’… yo prefiero llamar a todo el mundo en femenino”, asegura el músico.

¿Y cómo reaccionaban? Si tú te comportas con naturalidad la gente te va a tratar con total respeto. Por eso yo jamás he comprendido a artistas que son gais y no lo quieren decir. ¡Te metes en un callejón sin salida! Y cuanto más lo ocultes peor vas a quedar, porque en algún momento lo vas a tener que decir.

Es triste en 2019 ver a cantantes jóvenes en televisión, no voy a dar nombres pero los podemos imaginar, hablando de novias o diciendo cómo les gustan las chicas, ¿no cree? Es muy triste porque… ¿qué está pensando esa persona de sí misma si para presentarse decide mentir sobre el aspecto más importante de tu vida? Yo sería incapaz, porque además no soy buen actor, ¡y es que me niego! ¡Desde el primer momento me he negado!

¿No cree que hay algo monetario? Ricky Martin solo salió del armario cuando tenía todas su mansiones pagadas. Sí, puede ser. Pero también tiene un manager, habrá firmado un contrato… Cuando nosotros empezábamos no ganábamos un duro, por dinero no lo íbamos a hacer. Además si yo digo en la tele que soy heterosexual y luego llego esa noche a Casa Costus, me tiran por el balcón. Cuando estás rodeado de mucha gente como tú te viene la sensación de estar traicionando a tu mundo, a tu gente.

A C. Tangana es de los pocos famosos con los que yo he coincidido en un backstage y me atreví a pedirle un selfi. Y me dijo: “¿Tú quién eres?”. ¡Fue perfecto!

Una frase suya que me encanta es… …¡Cuidado, que esas frases son anteriores a…!

Esta es inofensiva: dijo usted que la vejez es la nueva homosexualidad. Si hay algo que ahora hay que disimular y que da vergüenza o que hay que intentar evitar es la vejez. Te perdonan ser todo lo que quieras ser, pero viejo no.

¿Usted se considera viejo? No, yo me considero adulto. Pero tengo que explicarlo: yo me considero adulto desde los 21 años. Una vez me vi con treinta años vistiendo chaqueta de cuero, vaqueros y zapatillas y me dije: “A ver, no. Parezco Disco Sally”. Y Genís Segarra, de Hidrogenesse, me dijo: ”Nacho, a partir de cierta edad, como un traje nada”. Cuando no te pueden atacar por ningún lado te acaban atacando por edad. Y si no que se lo digan a los que le llaman ese insulto nuevo que yo no entiendo: pollavieja.

Eso es lo que llaman algunos jóvenes a Pérez Reverte o a Javier Marías, por ejemplo. Claro, ¿pero qué les están diciendo? ¡”Vieja”! No te perdonan ser viejo. Y además a Reverte o Marías, que son personas súper interesantes. Me alegro de que ellos tengan esa libertad de ser y de decir. Es absolutamente necesario que haya gente como ellos que sigan diciendo lo que piensan. ¿Qué quieren que hagan? ¿Que se suiciden? ¡Hay que aprender a ser viejo, no pasa nada! Nosotros, cuando éramos pequeños, cuando tenía yo 20 y Olvido 15, íbamos con gente mucho mayor. Habían vivido más y tenían mucho que contar. Yo con los viejos no tengo ningún problema.

Nacho Canut, Alaska y el fallecido Carlos Berlanga, componentes de Alaska y Dinarama, en una imagen tomada a mediados de los ochenta.
Nacho Canut, Alaska y el fallecido Carlos Berlanga, componentes de Alaska y Dinarama, en una imagen tomada a mediados de los ochenta.

Pero las radios sí. Ustedes suenan en Los 40, pero Madonna, Kylie o Pet Shop Boys ya no. A mí me parece bien que Madonna y Kylie no suenen en la radio porque lo que hacen musicalmente ya no interesa. Pero lo que no puede ser es que no suenen porque son viejas. Perdone usted, pero Leonard Cohen, Picasso, Dalí, Bob Dylan… a ellos se les permite todo porque son hombres. Nadie se burlaba de Leonard Cohen en un escenario con 80 años. Y de Madonna, sin embargo, dicen: “¡Mira la vieja!”. Me temo que en ese sentido las mujeres lo tienen peor. A una mujer mayor no se le perdona nada. Mira, existe el concepto Disco Sally [como se apoda a quien sigue bailando en las discotecas con más de 50 años] pero no el concepto Disco Tom.

A Alaska la han llamado de todo, pero vieja aún no. Es cuestión de tiempo. Ya la han llamado gorda y le ha dado igual. Lo de vieja también le va a dar igual, pero acabarán llamándoselo.

Cuando cumplió 50 años se hizo el propósito de dejar de estar con gente tóxica. ¿Quién es la gente tóxica? Gente con la que yo he viajado y convivido y, de repente, hablan mal de Olvido y Mario [Vaquerizo] y al día siguiente los llaman para saludar. ¡Eso existe! Hay una edad en la que hay que decir: “Se acabó, señoras. Gótica, en su casa”. En todos nuestros seguidores, por ejemplo, cada vez que hay un intercambio generacional los que acaban de dejar de seguirnos nos empiezan a poner verdes y a insultarnos. Y los nuevos, en cambio, nos defienden a muerte.

Mi madre era muy amiga de la madre de los Cano, fuimos al colegio juntos. Y ella me decía: “A ver, ¿por qué cuando yo voy a Nueva York me dice la madre de José y Nacho que puedo quedarme en su apartamento? ¿Dónde está tu apartamento en Nueva York?”

Es que ustedes tienen algunos fans que es para darles de comer aparte. Nosotros somos un grupo que, por nuestra manera de ser, atraemos a gente muy… apasionada. Que se lo toma todo de manera muy personal. Yo nunca he sido ese tipo de fan, pero como seguidor de Morrissey, Marc Bolan, Marc Almond, Madonna… ¡toda esa gente no es normal! Ni Olvido ni yo, no somos el chico de la puerta de al lado. Somos marcianas, decimos cosas que molestan, no somos cómodos, no nos llevamos bien con nadie…

Versionan en el nuevo disco Gritando amor, de McNamara. Como usted lo conoce: ¿lo suyo con la bandera del aguilucho en el Valle de los Caídos y su defensa de Franco es una performance? McNamara, desde que yo lo conozco, es una persona de otro mundo y está loca. Está loca de verdad. Es muy especial y con él yo actúo siempre como público. Cuando le veo hacer esas cosas me digo: “Ay, Dios mío”. No tengo que defenderlo, no soy quién. Alucino con él, pero siempre he alucinado con él. Cuando no eran estas cosas, eran otras. Siempre extremas. Y esto es lo más extremo que se puede hacer ahora. No es una performance como tal. Todo lo que hace, lo cree. Es lo que él siente. Yo le quiero muchísimo porque es mi amigo, bueno, conocido, desde Casa Costus. Y asisto sorprendido a las cosas que dice, como la mayoría del público.

De toda su carrera musical, ¿qué etapa recuerda con menos cariño? La de Alaska y Dinarama cuando tuvimos el éxito masivo. Era un rollo. De repente no sabíamos qué hacer, con quién hablar… estábamos rodeados de grupos que no nos interesaban nada. Cuando íbamos a una entrega de premios nos preguntábamos: “¿Pero quiénes son estas personas?”. Ya luego llegaron Astrud o Los Planetas y nos sentimos acompañados.

¿Ningún grupo contemporáneo de los ochenta les gustaba? No. No es tanto que no me gustasen como que no teníamos relación. Ahora, cuando tocamos en festivales, la mayoría de los grupos no me gustan, porque a mí me gusta el tecno y el rollo Britney [Spears], pero al menos me caen bien. En aquel momento todos los grupos eran como robots aburridos. Además, Carlos [Berlanga] tenía muchos problemas de drogas y era un rollo tener que tratar con alguien con esos problemas.

Nacho Canut (a la izquierda de la imagen) con Alaska en la cabina de la discoteca madrileña Morocco a comienzos de los años noventa.
Nacho Canut (a la izquierda de la imagen) con Alaska en la cabina de la discoteca madrileña Morocco a comienzos de los años noventa.

¿Recuerda el momento en que se hizo rico? Cuando publicamos Deseo carnal me dieron la Visa Oro, que al día siguiente la perdí. Al pedir otra en el banco me dijeron: “Mire, señor, no se la volvemos a dar”. Ese fue el momento en que realmente empecé a ganar dinero, pero por los conciertos. Yo nunca he ganado dinero por los discos. Cuando veo el dineral que ganaban otros grupos alucinaba: nunca he ganado tanto. Siempre he necesitado hacer conciertos. Al disolver Dinarama en 1989, Carlos se fue a vivir con sus padres y Olvido y yo nos quedamos en la calle. Carlos ganó mucho dinero gracias a hacer la música para una serie de su padre [Villarriba y Villabajo, en TVE], pero Olvido y yo teníamos que ser pinchadiscos. No ganábamos nada de dinero. Poco a poco, nos fuimos recuperando con Fangoria y gracias a los directos. Mi madre era muy amiga de la madre de los Cano [José María y Nacho, de Mecano], fuimos al colegio juntos. Y ella me decía: “A ver, ¿por qué cuando yo voy a Nueva York me dice la madre de José y Nacho que puedo quedarme en su apartamento? ¿Dónde está tu apartamento en Nueva York?”. ¿En qué me he gastado yo el dinero? ¡Pues no lo sé! No tengo coche, mi casa tiene 65 metros cuadrados, nunca he sido drogadicto, no me gustan las joyas… Lo del dinero a mí no se me da muy bien.

Por favor, cuénteme alguna anécdota divertida con los Cano. Yo iba más con Jose; Nacho era más pequeño e iba con mi hermano Johnny. Dejémoslo. Tengo muchas anécdotas, pero no te las voy a contar.

¿Cuál es la celebridad que más le ha impresionado conocer? Todos los famosos me impresionan, ¡todos! Olvido, Carlos y yo siempre hemos tenido famositis. Lo que pasa es que Olvido y yo no nos atrevemos a nada y Carlos siempre iba a pedir un autógrafo. ¿Que está ahí Billy Idol? Pues aunque a Carlos no le gustase, iba. Así me consiguió un autógrafo suyo. ¿Pero la persona que más me ha impresionado? A ver, ¡yo he visto a Neil Tennant [el cantante de Pet Shop Boys]! De lejos. No me acerqué.

Nacho Canut y Alaska en una foto promocional de Fangoria, el dúo que formaron en 1989 y sigue cosechando éxitos 30 años después.
Nacho Canut y Alaska en una foto promocional de Fangoria, el dúo que formaron en 1989 y sigue cosechando éxitos 30 años después.

¿Es simpático? No, no, no. No son simpáticos. [La asistente de Nacho entra a preguntar cómo vamos de tiempo]. Pues mira, me está diciendo que parecen simpáticos los Pet Shop Boys, así que necesito diez minutos más para explicárselo. [Vuelve a mí] A ver, es posible que alguien diga de mí que tampoco lo soy. Porque uno está con sus amigos y lo último que quieres es que venga un desconocido a decirte nada. Además, yo pienso: “¿Y qué le digo?”. “¡Neil, Neil!”. ¿Qué le digo yo a Neil o a Chris Lowe? Que, por cierto, recuerdo que una vez coincidieron en el [gimnasio] Holiday Gym aquí en Madrid Chris Lowe y Victor Sandoval [hoy colaborador televisivo de Telecinco, por aquel entonces amigo de Fangoria y cantante]. Y llega Victor a casa y me dice: “¿Sabes con quién he estado entrenando y quién me ha invitado a cenar?”. También he visto a Kraftwerk en persona, y a Damon Albarn [líder de Blur], a Siouxsie, pero a no ser que ellos me hablen a mí, ¿qué les digo? Solamente una vez por la calle Arenal paré a Sylvain Sylvain, una de las New York Dolls, y le dije: “¿Tú eres Sylvain Sylvan? ¡Viva tú!”. Y le hice una reverencia, ni una foto ni nada.

Los Pet Shop Boys tomaban a menudo a una musa en decadencia tipo Liza Minnelli o Dusty Springfield y le producían un disco. ¿Con cuál lo haría usted? Recuerdo estar un fin de año en Galicia, en la gala de la televisión autonómica, y te encontrabas por allí a Boney M, a Sara Montiel, Massiel, Samantha Fox… era impresionante, una mesa muy grande donde estaban sentadas todas estas personas. Y de repente le dice Sara a Carlos: “¡Carlitos! ¿Cuándo me hacéis unas canciones?”. “Sara, cuando tú quieras”. Y lo hicimos, porque había algún contacto entre la familia de Carlos y Sara Montiel. Si no, no se nos hubiese ocurrido. Pero no lo hicimos para salvar la carrera de nadie. En el caso de los Pet Shop Boys sí podían hacerlo, pero nosotros… También escribimos una para Rafaella Carrá, No pensar en ti. Que eso también fue impresionante. Porque Sara Montiel vale, pero yo crecí viendo los playbacks de Rafaella en televisión. A mí Sara Montiel… yo no era ese tipo de maricón. Esas divas me vienen un poco más de segunda mano, que las aprecio, pero mis divas eran Iggy Pop, David Bowie… más ese rollo que Sara.

‘Supersara’, una de las dos canciones que Carlos Berlanga y Nacho Canut compusieron para Sara Montiel. La otra fue ‘Atrévete otra vez’.

Y pudiese elegir una cantante ahora mismo para hacerle una canción, ¿quién sería? Me encantaría hacer algo con la Pantoja porque es un personaje muy fuerte. También es por el hecho de ir a su casa, entrar en Cantora… Eso me impresiona. Con otros artistas que me impresionan ya hemos trabajado, como Raphael o Camilo Sesto. Me encanta Rosalía, pero ella se hace sus canciones. La Pantoja es la única que queda. Te puede gustar o no, puedes pensar lo que quieras de ella, pero es la última, cuando ella no esté ya no van a quedar más. Porque Alaska es la única que podría seguir esa estela, tiene un marido famoso y una vida complicada… bueno, qué tontería, complicada no, se la hacen complicada.

Desarrolle eso, ¿le hacen la vida complicada a su compañera? No, a ver, siempre están diciendo cosas de ella que son mentira.

Y a veces le cae a ella el chorreo por cosas que en realidad dijo usted, como cuando dijeron que los discos estan muy caros y varias tiendas retiraron sus álbumes. ¡Yo lo dije, efectivamente! ¡Y nos retiraron los discos! Vamos a ver, entonces todos estos artistas tan solidarios, que hay tantos, tan a favor de público… ¿y nos retiran los discos a nosotros y a todos estos que van de rebeldes no les pasa nada? ¡Es porque van de rebeldes pero no dicen na-da! ¡Es tan fácil ser rebelde cuando estás diciendo cosas sabiendo que todos te van a aplaudir! ¡Di algo que no sea lo que la gente espera oír de ti, a ver si tienes cojones!

Carlos y yo íbamos a México y nos preguntaban: “¿A ustedes les gustan las chicas rubias o morenas?”. Y nosotros respondíamos: “Pues mire, usted perdone, pero a nosotros nos gustan los hombres y personalmente a mí me da igual que sean rubios o morenos”

¿Ve cómo no debería autocensurarse? No. No puede ser. Decir lo que piensas es una fuente inagotable de disgustos. Alaska es una diva antigua que trata con todo tipo de gente y no le pregunta a nadie cómo piensa y qué ideas políticas tiene. Antes eso se daba. Ahora ya no, ahora solo te puedes juntar con gente con tus mismas ideas. Pero cada persona es diferente. Como dijo ese sabio del que hemos hablado antes, Fabio [McNamara]: “Cada maricón es un mundo”. Y volviendo a la pregunta de antes: a mí me encantaría trabajar con Britney, que es una persona muy interesante.

Pero se ha convertido ya en señora, allí asentada en Las Vegas. Siempre lo ha sido. Yo la vi cuando era una niña chiquitita y ya era una señora americana. Toda esa generación es así. Kim y sus hermanas, todas las Kardashian, son señoras. Esas sí que siguen un poco la estela de la Dúrcal o la Jurado. Las Kardashian podrían ser perfectamente de Marbella. Si estuviesen las Kardashian en su casa, sonase el timbre y apareciese Rocío Jurado, ellas le dirían: “Pasa, Rocío”. Y no desentonaría. El mundo de Rocío Dúrcal, Rocío Jurado o Isabel Panroja siempre lo he visto muy unido al mundo del rap. Les pega todo, tendrían que tener novios raperos brutos, reguetoneros. A mí el reaggeton es una cosa que me fascina, lo que más me gusta de lo que se hace ahora. Los cantautores, la folktrónica… ¡ay, qué pereza! Pero de repente apareció el reaggeton con esas tetas, esos tangas… ¡Eso es el pop!

¿Qué opina de C. Tangana? Es de los pocos famosos con los que yo he coincidido en un backstage y me atreví a pedirle un selfi. Me dijo: “¿Y tú quién eres?”. ¡Fue perfecto!

Puedes seguir ICON en Facebook, Twitter, Instagram,o suscribirte aquí a la Newsletter.




Source link