Pasaporte renovado para Europa

Sólo han pasado tres años y parecen recuerdos de una época pretérita. El fútbol se parece a un torbellino que arrasa con todo aquello que se encuentra a su paso. La Real que en 2017 se clasificó por última vez para Europa no tiene demasiado en común con la que ahora aspira a reeditar el mismo éxito. El cambio es radical y hay una diferencia de 36 meses.



El pasaporte para viajar por el Viejo Continente la temporada que viene parece estar en regla. La burocracia permitiría la cuarta clasificación a Europa en los últimos 20 años, pero no es suficiente. Habrá que consignar el papeleo en las últimas 11 jornadas de Liga, siempre que la pandemia levante la bandera blanca. Con todas las puertas abiertas, gracias al cuarto puesto que defiende la Real y su billete adquirido para la final de Copa, no parece mal momento para un ejercicio de retrospectiva que pone de relieve la apuesta del club: aire fresco para los nuevos proyectos.

Zaldua, Aritz
Elustondo, Illarramendi, Zurutuza, Oyarzabal y Willian
José son los seis únicos miembros de la actual plantilla que resisten como supervivientes respecto a la última versión de una Real que terminó entre los seis primeros. Elocuente manifiesto de metamorfosis, un cambio de rumbo que surgió la temporada siguiente a ser sextos. Un claro ejemplo de que la alegría en el deporte puede ser efímera.

GRÁFICO CAMBIO RADICAL EN 3 AÑOS.jpg
GRÁFICO CAMBIO RADICAL EN 3 AÑOS.jpg

La Real de 2017 festejó por todo lo alto el pase a Europa con Eusebio en el banquillo y Lorenzo Juarros en la dirección deportiva. Un año más tarde, en marzo de 2018, Aperribay detuvo sin paliativos la crisis que estaba explotando en Anoeta y cesó a los dos. Roberto Olabe e Imanol
Alguacil fueron los elegidos para un renacimiento que no se ha hecho de rogar.

Oyarzabal, Willian y nadie más

El periodo de transición instaurado desde que la Real cayó eliminada de la Europa League, contra el Salzburgo en febrero de 2018, es un manuscrito hecho pedazos por un grupo de virtuosos que, bajo la batuta de Imanol, han devuelto la máxima ilusión a Anoeta. Nada menos que con un principio de acuerdo con la gloria suprema: el alzamiento de un título. Pero ganar la Copa no es el único camino libre para llegar a Europa.

La Real ocupa el cuarto puesto de Champions mientras la Liga espera acontecimientos. Hace tres años era sexta a estas alturas de campeonato. La alineación fetiche de entonces sólo encuentra dos jugadores que todavía hoy son pilares, según los minutos sumados: Mikel
Oyarzabal y Willian
José. Hace tres años con Carlos Vela al lado, ahora con Cristian
Portu.

Cualquier parecido con el resto de la fisonomía es pura coincidencia. Zaldua estaba en la plantilla de la temporada 2016/2017 pero Odriozola se entrometió en el lateral derecho, hasta relegarle. Illarramendi y Zurutuza repartían el juego en el centro del campo y en estos momentos, diezmados por las lesiones, no salen del atolladero físico. El resto de la columna vertebral tampoco se parece en nada.

La Real accedió a Europa por última vez con siete titulares que ya no están: Rulli, Odriozola, Navas, Iñigo
Martínez, Yuri
Berchiche, Xabi
Prieto y Vela. Dando por bueno que prevalece el esquema, Remiro, Zaldua, Llorente, Le
Normand, Zubeldia, Odegaard, Merino y Portu han aceptado la herencia sin fisuras. Aritz
Elustondo, lastrado y de nuevo protagonista ahora, estaba en la plantilla de 2017 pero era suplente.

El cambio de atrezzo también es sintomático. La última Real que se ganó el derecho a viajar por Europa tenía que ser local en aquel Anoeta sin pistas y distante. El paisaje tampoco tiene demasiado que ver con el actual. Hay 10.000 socios más y el campo es otro. El recinto abierto de ayer es hoy una olla a presión, con 30.000 gargantas solicitando su permiso de renovar, como el club, su pasaporte para Europa. La próxima vez no será igual. Eso seguro.


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