Peineta de Verstappen a Hamilton: “¡Estúpido idiota!”

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El Red Bull de Verstappen, por encima del Mercedes de Lewis Hamilton, hace un mes en Monza.
El Red Bull de Verstappen, por encima del Mercedes de Lewis Hamilton, hace un mes en Monza.MATTEO BAZZI (EFE)

Pocos días después de negarse a protagonizar uno de los episodios de Drive to Survive, la serie de Netflix que ha relanzado la popularidad de la Fórmula 1, por sensacionalista, Max Verstappen validó el interés de la plataforma de contenidos al enmarañarse en un rifirrafe con Lewis Hamilton que añadirá todavía más tensión al ya de por sí caldeado pulso que mantienen por el título. Este viernes, apenas habían transcurrido diez minutos de la segunda sesión de ensayos libres en Austin, cuando el piloto de Mercedes se le coló por el interior de la última curva del trazado al de Red Bull, que no tuvo más remedio que irse fuera.

La entrada de Hamilton fue agresiva, tanto como el deseo de su oponente de no cederle el paso. Ambos bólidos encararon la recta principal del trazado texano y llegaron hasta el punto más alto del circuito, donde el actual campeón enfiló el primer viraje por delante. “¡Ja! ¡Estúpido idiota!”, soltó por la radio Verstappen, al tiempo que dejaba ir la mano derecha del volante para valorar la maniobra de su rival, dedicándole una peineta. Poco importa que Hamilton terminara el entrenamiento el tercero y Verstappen lo hiciera el octavo. La cronometrada de este sábado será otra cosa porque allí empieza a decidirse la suerte que correrá cada cual al día siguiente.

La competencia tan cerrada entre los dos corredores ha subido de voltaje a medida que el calendario ha ido descontando pruebas y el margen entre ellos en la tabla de puntos ha menguado. Con el de este domingo (21.00, Movistar F1 y Dazn) en Estados Unidos quedan seis grandes premios por disputarse, los mismos puntos que separan a Hamilton de Verstappen, el líder. Si tenemos en cuenta que Mercedes ha pasado el rodillo en las últimas siete temporadas sin que nadie pudiera siquiera acercarse, es normal que el nivel de excitación de la tropa del búfalo rojo esté disparado. Pero la atmósfera empieza a estar cargada de una tensión que no se circunscribe únicamente a aquello que ocurre dentro de los márgenes del asfalto, que es mucho. La diferencia entre los dos actores principales de esta película y el resto es tan abismal que eso hace que se encuentren día sí y día también. Ocurrió en Silverstone, donde Verstappen terminó estrellado contra las protecciones, y también en Monza, donde lo hizo encima del bólido de su contrincante.

Antes, en Imola, nada más terminar la sesión cronometrada, los dos se encontraron en el corralito en el que se llevaban a cabo las entrevistas. Al cruzarse, sus hombros chocaron, en un gesto que dio pie a todo tipo de interpretaciones. Incluso Jos Verstappen, padre de Max, puso aquel gesto como ejemplo de la intensidad con la que ambos estaban vaciándose. “No sé cómo irán las cosas, pero si tengo en cuenta el golpe en el hombro que se dieron, creo que se puede esperar que ocurra algo este año”, convino el expiloto y mentor del chico de Hasselt, en abril. “Ninguno de ellos quiere que el otro le supere. Si la lucha por la corona se aprieta cada vez más, tengo la sensación de que va a ser un año interesante”, vaticinó entonces Jos, en una especie de adelanto de lo que iba a venir, y probablemente de lo que vendrá hasta que el curso baje el telón, en Abu Dabi, a 13 días para Navidad.

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