Petro sobre Piedad Córdoba: “Incomprensible que se cometan ese tipo de imprudencias”

Petro sobre Piedad Córdoba: “Incomprensible que se cometan ese tipo de imprudencias”


Gustavo Petro, candidato por el Pacto Histórico, al finalizar el debate presidencial.Gladys Serrano

La mayor traición que ha sufrido Gustavo Petro en los últimos tiempos, a su entender, ha sido la de Piedad Córdoba. El candidato a la Presidencia, en contra de los consejos de sus asesores, incluyó a Córdoba en las listas del Pacto Histórico al Senado como una manera de restaurar su nombre. Entendía, así lo cuenta él, que ella había pagado un precio muy alto por mediar entre las FARC y el Gobierno en algunos secuestros, como el de Ingrid Betancourt. Eso la había dejado a expensas de ser acosada por el uribismo y “otras fuerzas reaccionarias” del país. Tres meses después, Petro está arrepentido de la decisión que ha afectado a su campaña. Los procesos judiciales contra Córdoba se amontonan, el último por su cercanía a Álex Saab, un empresario acusado por la justicia de Estados Unidos de ser testaferro de Nicolás Maduro. Y para colmo, a cuatro días para que los colombianos voten en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, Córdoba fue retenida en un aeropuerto de Honduras por transportar 68.000 dólares que no había justificado a las autoridades aduaneras. “Es incomprensible que en medio de tanto problema se cometan estas imprudencias”, dijo Petro este jueves.

El candidato dio una breve entrevista a este periódico después del debate que organizó Prisa Media entre él y los candidatos del centro y la derecha, Sergio Fajardo y Federico Gutiérrez. El tema de Córdoba estaba presente: “Si la plata es legal todos sabemos que cuando viajamos al exterior no podemos llevar ese tipo de monto. A veces uno se equivoca en eso, pero no tanto. Me parece casi una circunstancia irracional. Obviamente ella tendrá que explicar en Honduras para qué era esa plata, de dónde viene. Entiendo que pagará una multa altísima por eso”, agregó.

Córdoba dijo a la Fiscalía hondureña que ese dinero se lo había dado un empresario colombiano que vive en Tegucigalpa. Las autoridades han citado a este empresario a declarar. La senadora se había visto el día anterior con la presidenta hondureña, Xiomara Castro. La oposición de ese país le ha pedido a Castro que aclare que ese dinero no se lo dio ella. “Gracias Colombia y a nuestra América por tanta solidaridad. La persecución no cesa pero la verdad prevalece. Superado el malentendido en Honduras”, tuiteó Córdoba este jueves. La realidad es que no hubo ningún malentendido: la agarraron cuando llevaba encima una cantidad que superaba los 10.000 dólares, el límite establecido. Este no es el único lío en el que anda metida.

La ministra de Seguridad de Honduras le toma la presión a la senadora electa colombiana Piedad Córdoba en las instalaciones de la fiscalía hondureña en Tegucigalpa. La ministra compartió esta imagen en su cuenta de Twitter.- (AFP)

En un suceso confuso, el año pasado le presentó a Petro en un evento público a dos empresarios mexicanos que eran amigos de su hermano. Los mexicanos resultaron ser agentes de la DEA que le habían tendido una trampa a su hermano, que fue detenido cuando les vendió cocaína. La periodista María Jimena Duzán explicó lo ocurrido en este artículo. El hermano está encarcelado a la espera de ser extraditado a Estados Unidos. Córdoba defiende la inocencia de su familiar. Por episodios como este, hace un mes Petro le pidió en Twitter que dejara de apoyar su campaña. Córdoba se enteró por ese tuit que la apartaban y llamó enfurecida a los asesores del candidato. La decisión no se revirtió. Es más, en el debate organizado el martes entre la revista Semana y el periódico El Tiempo, Fico le preguntó a Petro si extraditaría a Córdoba llegado el momento. “Sí”, dijo sin dudar.

El candidato dio su impresión del momento que vive el país a 72 horas de que se abran las urnas: “Las cosas siguen estables, no hay grandes cambios. Creo que van a seguir estables hasta el domingo. Estamos cerca de ganar en primera vuelta. Y estamos muy por encima del cuarenta (por ciento). Se ha producido un cambio que hay que ver, porque las fuerzas de Fico tienen maquinarias y esas no salen en las encuestas. Por definición es una realidad política que no se puede encuestar y entonces hay que ver que la ventaja en la opinión que le sacaba Rodolfo Hernández a Federico puede no ser suficiente si se ponen marcha todas esas maquinarias. Ese es un interrogante”.

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La aparición del exalcalde de Bucaramanga como una opción real ha dominado la última semana. Solo quedará uno para enfrentarse a Petro: Fico o Hernández. “Me da lo mismo”, dice cuando se le pregunta a cuál de los dos preferiría en una segunda vuelta. Pero está claro que Hernández, un empresario de 77 años con un discurso antisistema y contra la corrupción, le genera más incertidumbre. “Es un señor a conocer. Lo que sale en la prensa de él alrededor de sus simpatías por Hitler, pues a una persona como yo o al país entero, debería preocuparle. No es cualquier cosa. Decir que Pablo Escobar es un emprendedor y decir que es una delicia que un hombrecito, esa es la palabra que usó, tenga que pagarle a él 15 años de hipotecas de crédito por el apartamento que le vendió. Esa es una de las grandes tragedias de Colombia. La clase media trabajadora paga toda su vida por una casa. Para él eso es una delicia porque está en la otra parte, porque hace la casa, pero es trágico”.

Hernández tiene abierto un caso en la Fiscalía por un contrato de basuras que firmó cuando era alcalde. Uno de sus hijos recibió dos millones de dólares de comisión por esa operación. “Es un millonario que habla de corrupción, pero está imputado por corrupción. El único candidato que lo está de los que hemos competido. Yo tendría muchas dudas de una Presidencia de él. Creo que él no tiene una concepción de Estado, y tiene unas adicciones ideológicas que pueden complicar aún más la situación que ya tenemos en lugar de aliviarla”, opinó Petro.

Rodolfo Hernández, el miércoles en Bogotá tras una reunión con empresarios. LUISA GONZALEZ (Reuters)


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