PNV y PSE se proponen formar cuanto antes un Gobierno “fuerte y estable” en Euskadi

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El PNV sigue extendiendo su poder por Euskadi como una mancha de aceite. El candidato a lehendakari Iñigo Urkullu ha logrado una clara victoria al conseguir tres escaños más, con el 100% escrutado, que le permitirá reeditar la coalición con los socialistas vascos y gobernar con una amplia mayoría absoluta. El PNV rentabiliza la gestión de la pandemia y sube en las tres provincias, en un contexto de incertidumbres sanitarias y laborales. El PSE obtiene un asiento más, menos de lo que auguraban las encuestas, pero se convierte en la tercera fuerza, tras una EH Bildu que aumenta su perímetro en cuatro escaños. Elkarrekin Podemos cae de once escaños a seis por sus luchas internas y el PP se estrella con su candidato, Carlos Iturgaiz, la apuesta de Pablo Casado, y baja de nueve a cinco asientos en la Cámara vasca.Urkullu mandará en el Gobierno vasco y junto al PSE dispondrá de 41 de los 75 escaños. Una mayoría suficiente para contar con la iniciativa legislativa que le ha faltado esta legislatura al estar en minoría y, sobre todo, para sacar adelante unos presupuestos cruciales para 2021 que se centrarán en afrontar la crisis sanitaria derivada del impacto de la covid-19, y en reforzar el sistema de protección social para hacer frente a los elevados niveles de paro que se esperan. En la anterior legislatura, el PNV y el PSE tuvieron que pactar unas cuentas con el PP, y las últimas con Elkarrekin Podemos.Los nacionalistas vascos han sacado provecho a su discurso de estabilidad y de seguridad en el que se han afanado durante toda la gestión de la pandemia, no solo en relación con Euskadi, sino también cuando se han referido a la mayoría de la moción de censura contra Mariano Rajoy y a su propuesta de apoyar unos Presupuestos para 2021 en el Congreso de los Diputados, que consideran cruciales.EH Bildu se consolida como la segunda fuerza en la Cámara de Vitoria con un importante ascenso de cuatro escaños. Los 22 escaños obtenidos son los mejores de su historia y, aunque le dejan a mucha distancia del PNV como para pensar en convertirse en una alternativa inminente, le acercan a la posibilidad de, si cambiaran las ahora difíciles relaciones con el PSE-EE, poder liderar a medio plazo una coalición en la que también estaría Elkarrekin Podemos. La negativa de la izquierda abertzale a rendir cuentas por su pasado de apoyo a ETA por un lado y, por otro, las acusaciones del sector crítico de ser blandos en la defensa de los presos de la banda no les ha pasado factura.La candidata a lehendakari por el PSE-EE, Idoia Mendia, valora los resultados obtenidos por su formación.FOTO: I. ALCOBA / EUROPA PRESS | VÍDEO: EPVEl PSE se ha convertido en la tercera fuerza de la Cámara. Ha obtenido un escaño más, hasta los 10 asientos, que en los pasados comicios, a pesar de que las encuestas les otorgaban entre dos y tres más. Según estos datos, no rentabiliza demasiado haber ido de la mano de Pedro Sánchez y tampoco la gestión que han coprotagonizado en las Administraciones central y vasca.Sin embargo sí le ha ganado la partida a Miren Gorrotxategi (Elkarrekin Podemos) que se ha estrellado al caer de los 11 escaños a seis. Las batallas internas, que han llevado a la formación de Pablo Iglesias a cambiar cuatro secretarios generales en cinco años y a dar bandazos en el Parlamento de Vitoria, les han privado de la confianza de los electores.Otro de los peores resultados, que preveían prácticamente todas las encuestas y que se ha confirmado, es para la coalición PP+Ciudadanos y su candidato Carlos Iturgaiz, una apuesta personal del líder nacional, Pablo Casado, que se estrella al caer de los nueve escaños de 2016 hasta los cinco de estos comicios. Un resultado que es más doloroso si cabe para el Partido Popular, porque uno de esos escaños va a ser para Ciudadanos, que en su segundo intento logra entrar en el Parlamento de Vitoria. El experimento impulsado por Génova es un fracaso porque además el PP pierde peso en Álava el principal feudo conservador, después de la operación para desbancar al discrepante con el giro a la derecha del PP, el exministro de Sanidad Alfonso Alonso, y sustituirlo por Iturgaiz.La especial configuración de Euskadi en la que cada provincia aporta 25 escaños al Parlamento independientemente de su población, un pacto político que se mantiene, de momento, incuestionable, hace que Álava, la provincia menos poblada, sea la más propicia para dar cabida a los partidos minoritarios. Con menos votos pueden lograr representación. Sucedió con Unidad Alavesa, con UPyD después, y esa era la baza de Vox. La victoria en Álava del PNV y el buen resultado de EH Bildu no han logrado impedir que Vox entre al Parlamento.La duodécima legislatura contará con la presencia de Amaya Martínez, una licenciada en Ciencias de la Información que ha pasado de regentar una armería en Vitoria a engrosar las listas de Vox, de la mano del alavés Santiago Abascal. Se ha definido como una mujer de “fieles convicciones morales” que decidió dar el paso y encabezar la lista por Álava para hacer frente a “la barbarie nacionalista ante la pasividad” del resto de partidos.


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