Por qué Mackenzie Scott se ha convertido en la mujer más rica (y más solidaria) del mundo


MacKenzie Bezos es una mujer de palabra y está dispuesta a demostrarlo. Hace algo más de un año, la empresaria, filántropa y exmujer de Jeff Bezos, fundador de Amazon, hizo una promesa: que donaría en vida la mayor parte de su fortuna. Ahora está cumpliendo con ello y acaba de anunciar una gran donación de más de 1.400 millones de euros a nueve causas diferentes.

La cantidad no es nada despreciable, pero no deja de ser una migaja de su inmenso patrimonio. Según explicaba a finales de junio la revista especializada Forbes, la fortuna de MacKenzie Bezos había aumentado considerablemente en los últimos meses: ha pasado de tener 31.300 millones de euros a 46.500 millones. El motivo es que, al ser propietaria de una buena parte de Amazon, se ha visto beneficiada por el aumento de pedidos y por tanto de ingresos que ha generado la pandemia en la plataforma online.

Bezos, de 50 años, ha anunciado su donación a través de Twitter donde también ha dado otra noticia: que ha dejado atrás su apellido de casada y ha tomado el de Scott. Tampoco se ha quedado con el Tuttle que tenía de soltera, sino que ha optado por este otro, que era su segundo nombre. Se lo pusieron en honor a su abuelo y ha decidido ser conocida por él a partir de ahora.

“El año pasado me comprometí a devolver la mayor parte de mi riqueza a la sociedad que ayudó a generarla, a hacerlo de un modo cuidadoso, a empezar pronto y a mantener la promesa hasta vaciar la caja fuerte”, ha escrito la filántropa en su perfil en la plataforma Medium. “No tengo dudas de que la riqueza personal de cualquiera es el producto de un esfuerzo colectivo y de estructuras sociales que dan oportunidades a ciertas personas y obstáculos a innumerables otras”, reflexiona.

La también novelista ha explicado que la pandemia le ha afectado, y que eso ha supuesto un revulsivo para esta donación: “Como muchos, he visto la primera mitad de 2020 con una mezcla de desamor y horror. La vida nunca dejará de encontrar nuevas formas de exponer las inequidades en nuestros sistemas; o de hacernos ver el hecho de que una civilización tan desequilibrada no solo es injusta, sino también inestable. Lo que me llena de esperanza es la idea de lo que vendrá si cada uno de nosotros reflexiona sobre lo que podemos ofrecer”. Según afirma Scott, “quienes estén preocupados por los eventos recientes pueden establecer conexiones entre los privilegios de los que han disfrutado y los beneficios que han dado por sentado. A partir de ahí, muchos elegirán compartir algo de lo que tienen con personas cuya participación equitativa es esencial para la construcción de un mundo mejor”.

Quien fue esposa del fundador de la plataforma Amazon entre 1993 y 2019 se quedó con 31.000 millones de euros en acciones —alrededor del 4%— del gran sitio de compras online tras su divorcio, en abril del año pasado. Poco después se acogía a una iniciativa llamada Giving Pledge, liderada desde hace más de una década por el gurú tecnológico Bill Gates y el inversor Warren Buffett —segunda y cuarta fortunas del planeta, respectivamente—, donde todos los firmantes se comprometen a donar en vida la mayor parte de sus fortunas. Jeff Bezos no forma parte de ella.

“Comencé esta tarea para completar mi promesa con la creencia de que mi vida había producido dos activos que podrían ser de valor particular para otros: el dinero que estos sistemas me ayudaron a obtener y la convicción de que las personas que han experimentado la desigualdad son las mejor equipadas para crear soluciones”, explica la donante, que también cuenta los motivos por los que ha dado su dinero a unas organizaciones u otras. “El pasado otoño le pedí a un equipo de asesores sin ánimo de lucro y que tienen representación clave en grupos históricamente marginados de identidad sexual, de raza y género que me ayudaran a encontrar y a evaluar organizaciones con un gran impacto en causas diversas. Aunque este trabajo está en curso y durará años, hoy publico una actualización porque mi propia reflexión después de los eventos recientes ha provocado un privilegio que había estado pasando por alto: la atención que puedo lograr hacia las organizaciones y líderes que impulsan el cambio”.

MacKenzie Scott detalla después a quién ha donado este dinero, que ha dividido en nueve causas: de las dedicadas a la igualdad racial y de la comunidad LGTBI a las que luchan contra el cambio climático, por la salud pública, la democracia o el desarrollo global. En total, 1.675,5 millones de dólares, es decir, algo más de 1.425 millones de euros. Como ella misma destaca, “de esta lista, el 91% de organizaciones de igualdad racial están lideradas por personas de color, el 100 de las LGTBI están lideradas por personas LGTBI y el 83% de las que buscan igualdad de género están gobernadas por mujeres”.

Entre las 116 organizaciones a las que ha donado dinero están desde el movimiento Black Lives Matter hasta la fundación de Barack Obama o el centro de investigación de George W. Bush, pasando por universidades como Howard (considerada “la Harvard negra”), la World Central Kitchen fundada por el chef José Andrés, un centro para el desarrollo de una ley transgénero, fundaciones contra la covid, de ayuda a pequeños agricultores, en pos de la justicia para los latinos, para que las niñas negras aprendan códigos informáticos o para ayudar a la próxima generación de hombres a buscar la igualdad.




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