El VAR tendría que ser una herramienta muy poderosa y útil para el fútbol, pero está sirviendo para desvirtuarlo. Lo que más molesta es la diferencia en el criterio de su utilización y lo que más hiere en el seno de la Real y entre sus aficionados es que no está interviniendo para desacreditar las erróneas decisiones que están tomando los árbitros en los partidos de los txuri urdin, todas ellas perjudiciales.
Los casos más flagrantes sucedieron ante el Getafe y el Real Madrid. En el Coliseum, la imagen del pisotón previo de Hugo
Duro a Le
Normand no deja lugar a las dudas. La falta previa es clamorosa y se ve desde distintos ángulos. Todas las jugadas de penalti se deben revisar y Álvarez
Izquierdo, el colegiado retirado que estaba en el VAR, o no lo quiso hacer o prefirió echar tierra. Fue muy sangrante.
Contra el Real Madrid, sucedió algo similar, con un agravante. En la jugada del gol anulado a Januzaj, la recomendación del árbitro del VAR, Martínez
Munuera, a Estrada
Fernández fue que no anulara el tanto. El árbitro, a instancias de su asistente, lo invalidó desde el inicio por un fuera de juego posicional de Merino, que supuestamente interfería en la visión de Courtois. El colegiado lo debió ver tan claro que ni siquiera consultó al monitor de campo para asegurarse de una decisión muy sujeta a la interpretación del colegiado.
Tampoco fue a revisar la jugada de la mano de Karim
Benzema, ni la del codazo de Casemiro a Merino, ni la del penalti de Llorente a Vinicius que supuso el 0-1. ¿Para qué esta el VAR?
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