Por qué tienes que llevar bolsas vacías si haces deporte en el campo

Un grupo de chicas comen durante una ruta de senderismo.
Un grupo de chicas comen durante una ruta de senderismo.

Salir a espacios abiertos para practicar deporte es un alivio en tiempos de la segunda ola de contagios por coronavirus: menos gente que en la ciudad, aire limpio y tranquilidad para desconectar. Pero también es una buena oportunidad para ser ecológicos y reciclar fuera de casa. Porque si bien estas actividades son una diversión barata y sencilla, cuando las practicamos surgen pequeños problemas ambientales que no habíamos previsto: ¿Dónde tiramos el plástico del gel energético? ¿en qué contenedor va una cámara de bici? ¿qué hacer, en general, para no contaminar cuando salgo en busca de un poco de ejercicio y naturaleza?

Deporte: Pesca

Lugar: Río Tajo

Christian Miguel siente que ir a pescar es la única válvula de escape para el estrés de su día a día. Durante el confinamiento contaba los días que quedaban para ir al Tajo para hacer unos lances. Aparte de la captura del black-bass (una especie de perca, su pez favorito), para Miguel lo principal consiste en disfrutar de un día en el río respetando la naturaleza: siempre libera sus capturas, no daña la flora y, sobre todo, recicla todos los residuos que genera. Y son muchos. “Se crea bastante basura. Piensa que, normalmente, voy con amigos a pescar y pasamos todo el día en la orilla o dentro del agua si vamos en barca. Eso son latas de aluminio de conserva y bebidas, mucho papel de aluminio de los bocatas, envases plásticos…”, comenta el pescador, soldador cacereño de 31 años. “Y a eso tienes que sumarle el equipo que siempre se va por el camino: hilo, plomos, señuelos…”.

Miguel tiene dos trucos. Usa varias bolsas para separar cada tipo de envase y luego las arroja cuando llega a casa en los contenedores amarillos (briks, envases de plástico, latas y papel de aluminio) y azul (envases de papel y cartón). Y para los residuos propios del equipo de pesca usa varios botes de cristal donde los mete según tu categoría para su posterior reciclado: uno para el hilo y los plomos y otro para los señuelos, objetos fabricados con varios materiales que el pescador posteriormente separa con un alicate para recuperar las partes metálicas (principalmente anzuelos) para reutilizarlas.

“También depende del tipo de pesca que practiques. Por ejemplo, si quieres capturar siluros, normalmente se rocía el señuelo con un líquido para atraer al pez. Se hace con un aerosol y el bote hay que llevarlo a un punto limpio. Lo suyo es saber bien de antemano qué residuos vas a generar en tu hobby y así ya vas preparado”, explica Miguel.

El problema de este deporte es que hay componentes que, por su tamaño, se pierden con frecuencia, hundidos o enganchados en la vegetación o las rocas del río. Accidentes que Miguel Muñoz, coordinador del proyecto Libera contra la basuraleza (los residuos abandonados en el medioambiente) de SEO Birdlife y Ecoembes, califica de muy dañinos. “El hilo tiene un impacto agresivo, especialmente en la fauna que lo ingiere por equivocación o se enreda con ellos. También hay ríos que aún tienen muchos restos de plomos, un material muy tóxico y peligroso”, explica. Como alternativa para los pescadores, existen marcas que fabrican artículos biodegradables, desde anzuelos hasta lombrices artificiales.

Deporte: Ruta en bicicleta

Lugar: Montaña

La bici es el deporte de moda. Durante los primeros meses de la desescalada, cientos de españoles se han subido a las dos ruedas por primera vez. Y las dudas sobre qué hacer con los desechos se amontonan. José Hidalgo, presidente de la Asociación del Deporte Español (ADESP) y de la Asociación Española de Triatlón, es muy claro: “El ciclista tiene que llegar a casa con todo lo que ha salido”. Eso incluye el envoltorio de plástico del gel energético, las botellas de agua vacías, las pieles de los plátanos, el papel de aluminio del bocadillo… Porque hace unos años, relata Hidalgo, había ciclistas que, mientras pedaleaban, sacaban una barrita energética y arrojaban al suelo el envoltorio de plástico, un desecho que siempre debe ir al cubo amarillo. “Ahora hay más conciencia medioambiental y ya no ocurre”, advierte, e insiste en que los nuevos adeptos deben incorporar estos hábitos como una parte esencial del ciclismo.

El mayor obstáculo a la hora de salir de ruta es que, en la mayoría de ocasiones, se come sin bajarse de la bicicleta y que, al estar en el campo, no hay contenedores cerca. Hidalgo recomienda hacerse con maillots y ropa específica de ciclismo que cuenta con bolsillos muy accesibles para guardar los residuos mientras uno está en la ruta. Aparte de la accesibilidad de la ropa, algunas marcas como la australiana Oorr ya han lanzado una línea sostenible con prendas fabricadas a partir de plástico de botellas recicladas. Y se pueden hacer más cosas. “Yo llevo una bolsita de plástico para guardar el envoltorio del gel cuando me lo tomo. De esta manera no me mancho y cuando llego a casa lo tiro al contenedor amarillo”, explica el presidente de ADESP, asociación que también forma parte del proyecto Libera. Otras cuestiones a tener en cuenta es saber dónde depositar el equipo que se va rompiendo, por ejemplo, las ruedas van a un punto limpio.

Deporte: Senderismo

Lugar: Sierra

Siempre que puede, José Antonio Pérez, ingeniero de 29 años, intenta escaparse al campo para hacer senderismo. Se ha calzado las botas tanto para un fin de semana en la sierra de Madrid como para descubrir nuevas rutas en los Andes (Chile), la Selva Negra (Alemania) o Banff National Park (Canadá). Este verano se ha quedado en casa y sus caminatas se han centrado en Navacerrada.

“Antes del coronavirus lo que hacíamos era organizar conjuntamente una salida gastronómica en los pueblos de la zona, pero con la situación actual preferimos llevarnos nuestra propia comida. Al final tienes que estar más atento de guardar los residuos para no dañar el medio ambiente”, explica. Normalmente, Pérez tira de bocadillos o envases, pero en ocasiones se hace la comida en alguna de las paradas de la ruta con sus amigos. “El problema es que, de esta forma, generas más basura y tienes que ir con más bolsas. Lo suyo es hacer cálculos previos de los envases que vas a tener que separar para no llevarte sorpresas”, dice. Por ejemplo, las latas de bebidas isotónicas o los envases de plástico del jamón van al cubo amarillo. Y los restos de frutos secos, fruta o pan al cubo de residuos orgánicos.

Este senderista y sus amigos intentan descubrir nuevas rutas, lo que les lleva a adentrarse por caminos poco explorados en los que se topan con sorpresas. “Aunque son lugares poco transitados solemos encontrar basura. ¡Latas de refresco de los años 80! Se ve por el diseño y porque el óxido ya ha empezado a consumirla. Es una pena. Siempre las recogemos”, explica Pérez.

En algunas ocasiones la gente actúa al revés que Pérez. Y cuando ven residuos en un punto depositan más allí. “Es un efecto llamada. Donde hay basura la gente tiende a dejar la suya. Un ejemplo es el pantano de San Juan (en el sudoeste de la Comunidad de Madrid), en el que hay zonas donde la gente tira sus bolsas pensando que es un punto de recogida, y no lo es. Muchos vertidos ilegales comienzan así”, revela Muñoz, de SEO Birdlife.

Deporte: Fútbol

Lugar: Playa, campo

No hay mejor remedio para el estrés que una pachanga de fútbol al aire libre. Aunque quizá lo mejor sea el pospartido, ese tercer tiempo en el que comentar las jugadas mientras tomamos una bebida bien fría y un aperitivo. Luego tocará separar todos los residuos generados y depositarlos en sus respectivos cubos: los briks de zumo, las latas de refresco o las bolsas de pipas van al amarillo; la caja de cartón donde vienen las bolsas de patatas fritas o el papel de un perrito del puesto de al lado de la playa al azul; y los restos de comida, como las pieles de fruta o carne sobrante de una barbacoa, al marrón. Si hemos disputado el partidillo en la playa encontraremos estos contenedores sin dificultad. En el campo, lo ideal es guardar los residuos y luego en casa separarlos y echarlos en el cubo correspondiente.

Separar envases no solo es una cuestión ambiental, sino también de seguridad. Estas zonas, especialmente tras la llegada del coronavirus, son transitadas por muchos ciudadanos que practican deporte. Y una lata de refresco rota, por ejemplo, puede causar una herida; un trozo de vidrio, un incendio; y un tapón de una botella de plástico abandonado, la muerte de un animal salvaje si la ingiere.


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