Por qué Twitter quiere que veamos primero los tuits ‘destacados’

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El anuncio de la segunda pestaña para las publicaciones recientes.
El anuncio de la segunda pestaña para las publicaciones recientes.TWITTER OFICIAL (Europa Press)

Empecemos con un poco de contexto. Hay dos formas de seguir Twitter: la tradicional, en la que vemos todos los tuits de las cuentas a las que seguimos a medida que se publican, y la que la plataforma llama “inicio”, en la que su algoritmo nos muestra también tuits populares que se supone que nos van a interesar, al estar relacionados con contenidos que nos gustan y con cuentas a las que seguimos. Para cambiar entre una vista y otra hay que pinchar en la estrella que aparece en la parte superior de la web o de la app.

Twitter prefiere que usemos la versión de “inicio”. Por eso la llama así, para que creamos que lo normal es empezar por ahí. Y por eso cuando pasamos unos días sin abrir la web o la app, cambia a esta versión.

Y ahora, lo nuevo, aunque por suerte quedó en nada: Twitter anunció hace unos días un cambio en su app: los tuits destacados (“inicio”) y los ordenados cronológicamente estarían en dos pestañas diferentes. La de destacados aparecería la primera por defecto.

El cambio no fue bien recibido: entre las respuestas al anuncio de Twitter se colaban desde comentarios que rozaban la desesperación (“otra vez no”) a, directamente, insultos. Este lunes, Twitter publicó que renunciaba a la idea, después de comprobar que muchos de sus usuarios prefieren el orden cronológico, el de toda la vida, el que permite, por ejemplo, seguir eventos y noticias en directo sin que se cuelen tuits de hace 17 horas.

Twitter se ha arrepentido rápido. Podría haber tardado seis años, como Instagram: la plataforma anunció en enero que a lo largo del primer semestre de 2022 permitirá volver al orden cronológico. Pero llevaba desde 2016 negándose a ofrecer esta posibilidad.

Transparencia y control

¿Y por qué quiere Twitter que veamos primero los tuits “destacados”? Por lo mismo que Instagram, Facebook y TikTok muestran por defecto el contenido que decide su algoritmo: porque funciona y ayuda a que pasemos más tiempo en la plataforma.

Estos algoritmos son eficaces, como sabe cualquiera que haya abierto la pestaña “Para ti” en TikTok. Y también peligrosos: siguiendo con TikTok, después de analizar un documento interno de la plataforma, un experto en algoritmos explicaba a The New York Times que “en pocas horas”, la plataforma puede identificar toda clase de información personal, desde los gustos musicales a la depresión, pasando por una posible adicción a las drogas. El objetivo: ofrecer más vídeos en la pestaña “Para ti” y que resulte aún más difícil cerrar la app.

Las plataformas quieren captar nuestra atención sin que parezca importarles que sea a costa de dar presencia a contenido polémico, a noticias falsas y a teorías de la conspiración. Y uso el verbo “parecer” porque uno de los principales problemas de los algoritmos es que son opacos: apenas sabemos nada de cómo deciden qué vamos a ver y qué no, aparte de las cuatro obviedades mencionadas o de los consejos que las redes dan a influencers, empresas y medios para que su contenido no se pierda.

Otro problema es el de la ausencia de control, como explicaba el jefe de producto de Twitter Jay Sullivan en un hilo en el que hablaba de la decisión de echar atrás su nuevo diseño: “La gente quiere —merece— transparencia acerca de por qué ve el contenido que ve, y más control sobre este contenido”. Este control podría pasar por desactivar el algoritmo cuando queramos, pero también por poder decidir de forma expresa si queremos ver más o menos publicaciones de medios o de nuestros amigos, y que estas decisiones no dependan solo de los intereses de la empresa.

Una buena solución, al menos de vez en cuando

Hay que señalar que los algoritmos a veces son útiles. Por ejemplo, en Facebook a lo mejor queremos mantener el contacto con esos amigos del colegio a los que agregamos en un ataque de nostalgia. Pero quizás no queremos leer sus opiniones sobre la guerra de Ucrania. El problema no es tanto que las plataformas seleccionen contenidos como que ni sepamos cómo lo hacen ni podamos controlar este proceso de forma sencilla. Siguiendo con el ejemplo, más de una vez han desaparecido las publicaciones de esos amigos sin que sepamos por qué y sin previo aviso.

Incluso en una red como Twitter el orden algorítmico puede ser útil para muchos. Esta red requiere dedicar tiempo para buscar gente cuyas opiniones, ideas o chistes nos interesan o de cuyo criterio nos fiamos. Una vez hemos logrado cuidar y podar una selección que al menos no nos da sustos, lo último que queremos es que venga la aplicación a mostrarnos tuits absurdos de gente a la que no conocemos. Pero seguro que muchos otros usuarios no quieren dedicarle tanto tiempo y prefieren tener a mano esos tuits populares para pasar el rato de esperar el autobús o de tomarse un café.

En cualquier caso, Twitter ha hecho bien echándose atrás y manteniendo las mismas opciones que había hasta ahora. Aunque no hay que cantar victoria: recordemos que la empresa decía en su tuit que estaba “explorando otras opciones”. Si hacemos caso a lo que escribe Shoshana Zuboff en La era del capitalismo de la vigilancia, las empresas tecnológicas solo cancelan sus planes para volverlos a presentar al cabo de un tiempo con una mínima capa de maquillaje.

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