Porzingis: "Doncic está pasando por un mal momento, quiero ayudarle"

Porzingis: "Doncic está pasando por un mal momento, quiero ayudarle"

Kristaps Porzingis tira, postea, penetra, protege más que nunca. KP vuela, fluye. Como los planes improvisados son los mejores, el letón, que fue a parar a Washington hace un año tras su dolorosa pero amistosa separación de Luka Doncic, ha encontrado su sitio, su punto álgido como jugador y persona en los Wizards, expresándose en el parqué como nunca como advierten sus cifras, alabado por todo, también por esa defensa que a veces tantas veces se la ha reprochado.

“Me siento como en casa”, reconoce el pívot, 23,2 puntos, 8,4 rebotes y 2,7 asistencias con un 50% en lanzamientos y un 38,5% en triples con 5,5 intentos por encuentro, máximos de carrera en anotación y eficiencia de tiro, además de registrar su tope de puntos en un encuentro con 41 tantos ante los Timberwolves en noviembre.

Tras el quizá anticipado final de una convulsa etapa en los New York Knicks por las agobiantes expectativas y las inmisericordes lesiones, ese forzado adiós a Doncic, Porzingis, sin tanto ruido también a su alrededor, es feliz en Washington. Pero más aún cuando, aun tras una dura derrota en Toronto, se le dibuja esa  media sonrisa tímida pero sincera que a veces dice más que una carcajada cuando oye hablar español.

“¿Unas preguntas en castellano? Sí, claro”, contesta a MD el letón con su claro acento andaluz. “Sí, lo conservo. A veces intento hablar más ‘limpio’. Pero me sale así”, reconoce entre risas. Y, con ese balanceo de cabeza para un lado y para el otro cuando uno se pierde en el placer de la nostalgia, la mirada perdida, Porzingis se retrae a aquellos grandes años en Sevilla -entre 2011 y 2015-, donde creció en las categorías inferiores y se hizo hombre en el baloncesto profesional debutando en ACB con el Betis.



“Mis recuerdos en Sevilla son los mejores de mi vida. Estuve ahí 5 años, conocí un montón de gente. El primer medio año fue más duro porque no sabía el idioma y no conocía a nadie pero, a partir de ahí, lo pasé genial. Me encantó todo, la cultura, cómo es la gente de alegre, me enamoré de la ciudad. Echo bastante de menos Sevilla, espero este verano volver”, se explaya el pívot dejándose llevar por la emoción, apasionado aficionado de corazón de los dos Betis, el de baloncesto pero también el de fútbol.

Reconoce no tener mucho tiempo de seguirlos, pero el sentimiento sigue ahí. “No estoy muy informado de cómo va la cosa pero hace poco firmaron a un compañero de la selección, Pasecniks (refiriéndose al equipo de basket). Ya lo hizo bien en Sevilla y tengo ganas de verle jugar”, subraya Porzingis, que más de una vez se ha mostrado también con la elástica del Betis de fútbol. “Ganar la Copa del Rey el año pasado fue brutal”, reconoce con una sonrisa de oreja a oreja.



Mantiene el contacto con gente del club pero también tiene ahí a Willy Hernangómez para que su pulido y fluido castellano no se ‘oxide’, tan lejos de él pero tan cerca como amigos íntimos que son, una amistad que nació también en el Betis y estrechó lazos en su época juntos en los Knicks, coincidiendo en la Gran Manzana con el español entre 2016 y 2018.

En él se puede apoyar el mayor de los Hernangómez como amigo y como testigo directo de la cierta e incomprensible inclemencia de la NBA que azota a Willy, pasando hambre de minutos cuando quiere y está para comerse el mundo, especialmente tras haber sido el mejor jugador de Europa en verano.

Porzingis y Willy coincidieron en los Knicks tras hacerlo en el Betis

Getty Images

“Él está en una situación un poco dura porque él puede jugar en la NBA y la mayor parte del tiempo pone números, hace cosas, da al equipo y aporta. Está en un buen equipo y no le dan tantas oportunidades, pero espero que él siga como siempre positivo y ya tendrá su oportunidad. Esté donde esté, lo va a hacer bien porque conozco a Willy”, destaca, sin ninguna duda sobre la capacidad de superación de su amigo, Porzingis.

También confiesa acordarse mucho el letón de Luka Doncic, otro amigo por el que siente gran aprecio. Desde que saliera de Dallas, KP reconocido la falta de química que hubo con el esloveno en los tres años que compartieron cancha, aunque esa dificultad para congeniar con él se queda ahí, en la misma pista.

Doncic y Porzingis estaban condenados a entenderse

Doncic y Porzingis en su etapa en Dallas

Getty Images / Ronald Martínez

“Está en una situación un poco dura. Vi su entrevista y se ve que está pasando por un mal momento, puede ser que también en su vida privada. Lo siento por él y quiero ayudarle, yo con Luka siempre ha tenido una buena relación y con toda la gente de Dallas, que me trató increíble cuando estuve allí. Le deseo lo mejor, en el basket se solucionará, lo importante es que esté bien y que en la vida estemos todos bien”, destacó un Porzingis muy sensible con la situación de Doncic.

Lo que justo parece estar conociendo el esloveno, la tan invisible y la intransigente letra pequeña de la NBA de lesiones y traspasos, la conoce en profundidad el pívot, hasta el punto de haber llegado a convivir con ella prácticamente a diario. Entenderla ayudó a ese Porzingis roto por fuera pero también por dentro a esculpir el sólido y entero Kristaps de hoy. “No ha sido el camino más fácil. Pero me ha ayudado a madurar, a tener mucha más paciencia y estar mucho más preparado”, reconoce el ‘center’.

“Lo importante es que Doncic esté bien y que en la vida estemos todos bien”

De vuelta a 2015, bajo el recurrente envoltorio de ‘niño’ prodigio a sus 20 años, se presentaba Kristaps Porzingis en el grandioso Madison Square Garden con la siempre responsabilidad más que privilegio de haber sido seleccionado en un número muy alto de draft, el 4, viendo en él sólo que más esperanza para ese reencuentro de los Knicks consigo mismos que todavía no ha llegado. Al lado del letón, Carmelo Anthony y José Manuel Calderón.

Pero el mundo ideal que los más exigentes podían pedirle, siempre estuvo lejos. Expectativas de equipo incumplidas -sin acudir a playoffs en la estancia de Porzingis en la Gran Manzana-, la turbulenta salida de Carmelo Anthony, el descenso abrupto del propio Kristaps, All-Star en febrero de 2017, rotura del ligamento cruzado anterior en febrero de 2018. Del todo a la nada y adiós a Manhattan en 2019 para poner rumbo a Dallas.



Se especuló con lo mal que le sentó al letón la manera de finiquitar a Anthony, su descontento con la falta de competitividad de un proyecto que llegó a tener cuatro entrenadores en ese periodo y que le habría llevado a pedir el traspaso: Derek Fisher, Kurt Rambis, Jeff Hornacek y David Fizdale. En una entrevista con Mark Medina para la web de la NBA, el ex del Betis dejó una reflexión interesante sobre su tiempo en Nueva York:

“No fue perfecto para ninguno de los dos lados. ¿Podría haber ido atrás y haber hecho las cosas diferentes? Seguro. Estaba lesionado, y si hubiera seguido jugando las cosas habrían sido completamente diferentes. ¿Qué cosas podría haber hecho diferente? No quiero entrar mucho en detalle, pero cómo fueron las cosas con la comunicación no fue mi estilo, habría sido diferente. Me equivoqué”, admitió KP.



No puede volver ya al pasado, pero de él ha heredado una perpetua enseñanza como reconoce a MD: “Claramente fue un proceso de aprendizaje. Cuando más crecí como persona fue cuando estuve fuera con las lesiones y no lo cambiaría, aunque me hubiera gustado que todo fuera perfecto e ir cogiendo ritmo y experiencia. No fue así mi camino, pero eso me ayudó a crecer un montón como persona y creo que me hizo madurar”, asegura el pívot de 27 años, que, también en el bullicio de Nueva York, abrazó la meditación como otra de sus rutinas indispensables para construir el mejor Kristaps.

Conectada al 100% su mente con su cuerpo, el perfeccionamiento mental de Porzingis ha ido acompañado por supuesto del físico, alcanzando el estatus de buen defensor que nunca le fue otorgado en Dallas y hasta exaltado por su entrenador, Wes Unseld Jr, que también halaga esta faceta a parte de su abanico de virtudes ofensivas.

“No cambiaría nada del pasado”

“Una de las claves es su disponibilidad, la disponibilidad que ha mostrado esta temporada. Nos impulsa con su fuerza, la gente habla de lo que nos aporta ofensivamente y defensivamente también tiene impacto, su estatura nos ayuda a proteger el aro y es inteligente. Nos ayuda a mantener el equilibrio defendiendo el aro y tiradores en spacing. Una de las grandes cosas es su liderazgo, la presencia de veterano que da al vestuario. Es aún joven pero veterano a la vez, ha vivido mucho en otros equipos”, destaca Unseld Jr, encantado con el letón.

En la citada entrevista con la NBA, el interior formado en el CB Sevilla, muy aplicado en el trabajo físico, contaba que ha mejorado los movimientos laterales defensivos, limitados en los ,Mavericks por los problemas físicos, algo a lo que ha ayudado la pérdida -aunque no buscada-, de 3 kilos, 2,21 y 109 kilos. Pero advierte que la metamorfosis hacia su estado definitivo, su plenitud física, aún no ha terminado:

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Porzingis apareció vestido del Betis en un postpartido de los Mavericks

“Este verano será clave para mí. Quiero seguir mejorando mi físico, con esta edad estoy entrando en mi ‘’prime’ y se ve en mi juego, mis decisiones. Mis porcentajes en cualquier cosa son mejores este año y espero seguir así. Quiero añadir más fuerza, más potencia física, pero teniendo en la cabeza que necesito la ‘manita’ suelta y pueda seguir tirando al mismo nivel”, destaca Kristaps Porzingis.

El ex del Betis parece inclinarse por ejecutar la opción de jugador que tiene para la temporada que viene a razón de 36 millones, pendiente también de lo que hace otro de los pilares de los Wizards con su opción de jugador, Kyle Kuzma, decisivo para ver hacia dónde va la franquicia.

“Mi futuro pasa por Washington”

“¿Si mi futuro está aquí? Sí, me recibieron como en casa desde que me traspasaron y no tengo nada malo que decir, estoy encantado aquí”, afirma el letón, con una madurez resplandeciente que le augura un futuro ilusionante.

“¿Cómo va el Betis (de fútbol) en la clasificación. ¡Quinto, vamos muy bien!”, exclama con alegría Porzingis antes de irse, echando también una mirada como buen bético a la posición del Sevilla. Recuerda ese pasado del que tanto aprendió en todos los sentidos con orgullo. Lo que más, sus raíces. Saber hacia dónde vas por nunca olvidar de dónde vienes. 




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