El aterrizaje suave es el gran mantra de los banqueros centrales. Cuando la economía se recalienta, el objetivo es frenarla para contener la inflación, pero sin hacer mucho daño. Es lo que busca el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, en Estados Unidos. Pero el camino se ha estrechado cada vez más. La prioridad es reducir la inflación a toda costa; el riesgo, una recesión.
Powell llega tarde. La inflación está en el 8,6%, el máximo en 40 años. La mayor subida de los tipos de interés de Estados Unidos desde 1994, de 0,75 puntos, hasta el 1,75%, aprobada este miércoles, es una forma de ir recuperando el tiempo perdido. Los miembros del comité de la Reserva Federal que deciden los tipos de interés creen que habrá más subidas a corto plazo, de modo que los tipos se sitúen, según sus proyecciones, en el 3,4% este año y el 3,8% en 2023, los niveles más altos desde 2008, cuando empezaba la crisis financiera que dio lugar a la Gran Recesión.
En las proyecciones de la Fed hay algunas señales de que eso pasará factura. Según sus cálculos, el paro subirá desde el 3,6% actual al 4,1% en dos años. Los miembros de la Fed apuntan, además, a que los tipos emprenderán la senda descendente en 2024, señal de que el banco central espera tener margen para una política menos restrictiva. Sus previsiones apuntan aún al aterrizaje suave, pues un 4,1% de paro es todavía, como señaló este miércoles Powell, un nivel muy razonable de desempleo.
En sus memorias, el maestro Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal de 1987 a 2006, señala como uno de sus mayores éxitos haber logrado con las subidas de tipos de 1994 —la última de ellas de 0,75 puntos, como la de ahora—, el ansiado aterrizaje suave. Greenspan explica que, por entonces, en la Fed ni siquiera se usaba la expresión, sino que era un término procedente de la carrera espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética en la década de 1970. La nave espacial de Powell corre el riesgo de estrellarse o de sufrir un aterrizaje forzoso.
Muchos economistas creen que es muy probable una recesión. La alta inflación y el frenazo económico, una suerte de estanflación, puede pasar una costosa factura a los demócratas en las elecciones legislativas del 8 de noviembre. El partido de Joe Biden se arriesga a perder su estrecha mayoría en las dos cámaras del Congreso.
Los cambios del comunicado
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Los analistas que escrutan las diferencias entre los comunicados de la Reserva Federal han notado que en el de este miércoles había desaparecido esta frase que sí estaba en el de mayo: “Con una firmeza adecuada en la orientación de la política monetaria, el comité espera que la inflación vuelva a su objetivo del 2% y que el mercado laboral permanezca fuerte”. La Fed ha borrado la frase del aterrizaje suave. Ya no lo ve tan claro, quizá ni en cuanto a los precios ni en cuanto al empleo.
La explicación, según el propio Powell, es que hay demasiados factores fuera de control. “Realmente, nuestro objetivo es bajar la inflación al 2% mientras el mercado laboral se mantiene fuerte. Lo que está cada vez más claro es que muchos factores que no controlamos van a desempeñar un papel muy importante a la hora de decidir si eso es posible o no”, señaló Powell, citando la guerra en Ucrania, los precios de las materias primas, la energía y los alimentos y los atascos en la cadena de suministro mundial. “Hay un camino para que lo consigamos, pero no se está poniendo fácil, se está volviendo más complicado”, añadió.
Con las subidas de tipos de interés, la Reserva Federal puede enfriar la demanda, pero si continúan los problemas de oferta como esos, no hay garantías de que la inflación baje fácilmente. Puestos a elegir entre controlar la inflación y mantener fuerte el mercado laboral, Powell lo tiene claro. Lo primero ahora es avanzar hacia la estabilidad de precios. Y ahí llega la segunda gran novedad del comunicado: “El comité está firmemente comprometido a devolver la inflación a su objetivo del 2%”, es la nueva frase más destacada.
Powell ha adoptado con la inflación el tono whatever it takes que le pedía un analista, en referencia a la frase de Draghi (todo lo necesario, lo que haga falta) que pronunció el entonces presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, para salvar el euro.
“No queremos inducir una recesión ahora mismo, quiero que eso quede claro”, señaló, pero eso no significa que no esté dispuesta a provocarla si es necesario para controlar los precios y menos con ese “ahora mismo”. “No buscamos dejar a la gente sin trabajo, Nunca pensamos que hay demasiada gente trabajando y que es necesario que haya menos gente con empleo, pero también pensamos que no se puede tener el tipo de mercado laboral que tenemos sin estabilidad de precios. No va a ocurrir con los niveles de inflación que tenemos”, añadió, tras recordar que hay el doble de ofertas de empleo vacantes que de desempleados.
Con Powell como presidente, la Reserva Federal puso en marcha lo que denominó política monetaria inclusiva. Estaba dispuesta a mantener los tipos de interés muy bajos para que se crease más empleo y tuvieran oportunidades hasta sectores marginales y menos cualificados. La premisa para eso, una inflación controlada, es lo que ha saltado por los aires.
En sus proyecciones, la Fed todavía calcula que la tasa de paro solo suba hasta el 4,1% en 2024, desde el 3,6% actual, “históricamente baja”, como dijo su presidente. Sigue siendo una previsión optimista. En cuanto a la evolución de la economía, la Reserva Federal ha rebajado drásticamente sus previsiones. Frente a un escenario de crecimiento del 2,8% para este año y del para 2,2% el próximo que anticipaba en marzo, ha pasado al 1,7% en cada uno de los dos ejercicios, siempre con datos referidos al cuarto trimestre del ejercicio.
Más subidas de tipos
Powell explicó que si la subida de tipos de este miércoles ha sido de 0,75 puntos, y no de 0,50, como había sugerido en la anterior reunión, se ha debido a que los precios han vuelto a sorprender al alza y también a que se han disparado las expectativas de inflación futura. Todo eso ha ocurrido en los días previos a la reunión, el periodo en que los miembros de la Reserva Federal están obligados a guardar silencio y no hacer declaraciones sobre tipos de interés, de modo que no han podido anticipar al mercado el mensaje. Aun así, tras la publicación de esos datos, los inversores ya se habían hecho a la idea de la subida. Las Bolsas cayeron, el dólar se revalorizó y los tipos de interés de la deuda se dispararon. Este miércoles, el tono no ha parecido especialmente duro y los mercados han corregido en parte esos movimientos.
El presidente de la Reserva Federal indicó que es consciente de que 0,75 puntos es una subida fuerte de una sola vez y que no sería lo habitual. Pero también dijo que un nuevo ascenso de 0,5 o 0,75 puntos es “muy probable” para la reunión de julio. El banco central está acelerando las subidas de tipos para recuperar ese tiempo perdido, consciente de que ha reaccionado algo tarde.
Y ahora mismo le importa menos pasarse de largo con las subidas de tipos que quedarse cortos: “Somos muy conscientes de los peligros, pero diré que el peor error que podríamos cometer sería fracasar [en la lucha contra la inflación], lo cual no es una opción. Tenemos que restaurar la estabilidad de los precios porque es la base de la economía, sin estabilidad de precios, la economía no va a funcionar. Así que queremos hacer el trabajo”, explicó este miércoles.
Arthur Burns, presidente de la Reserva Federal en la década de 1970, se mostró tolerante con la inflación y esta se enquistó durante una década en la economía estadounidense. Ha pasado a la historia como uno de los causantes de la Gran Inflación. Fue el legendario Paul Volcker, en la década siguiente, el que protagonizó la Gran Desinflación con agresivas subidas de tipos. A Powell le preguntaron por este último en la conferencia de prensa de mayo: “¿Quién no es un admirador de Paul Volcker? No debería ser señalado en este sentido. Pero lo conocí un poco y tengo una tremenda admiración por él. Tuvo el valor de hacer lo que creía que era lo correcto”, contestó. Powell cree que lo correcto ahora es rebajar la inflación, aunque cueste una recesión.
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